Por DARÍO SOTO
Comenzó el debate para la transformación educativa
de las escuelas del nivel medio en la provincia de Río Negro,
mientras que paralelamente, al menos se supone, debería estar
en marcha el debate por la reformulación de la ley Federal
de Educación. Frente a este escenario es necesario ser conscientes
que lo que se pone en discusión es el modelo de (provincia)
país para las próximas décadas.
Más allá que lo sucedido en la primera reunión
realizada en Villa Regina no sea novedoso, es por lo menos interesante
rescatar que lo que más importa es implementar un modelo educativo
que permita la inclusión de la totalidad del universo potencial
a educar. Esto es absolutamente comprensible si se tiene en cuenta
que de cada diez adolescentes que inician la secundaria, sólo
lo terminan cuatro, que es simplemente una manera de decir que alrededor
del 60% de nuestros jóvenes quedan excluidos del sistema educativo
en el nivel medio. A pesar de esta realidad, la necesidad de tornar
obligatoria la enseñanza en el nivel medio, como surge del
proyecto de ley de educación nacional, no parece ser la mayor
preocupación para los funcionarios de educación de la
provincia, al menos no aparece como una propuesta expresamente destacada.
Recrear un modelo de inclusión es absolutamente necesario,
no solo en educación sino en todos los niveles de desarrollo
de la sociedad argentina, por lo que la propuesta de la nación
aparece como una obviedad. La actual administración conducida
por el presidente Kirchner no ha logrado, a casi tres años
de gestión, revertir el proceso de exclusión social
impuesto en la última década del siglo pasado, y lejos
de achicar la brecha existente entre ricos y pobres ésta se
ha incrementado y, peor aún, la pendiente de la curva tiende
a favorecer cada vez más a los sectores ricos. Los gráficos,
obviamente, sólo reflejan las consecuencias de las políticas
llevadas adelante por el gobierno nacional. En este contexto, los
escépticos están habilitados a suponer que la obligatoriedad
del nivel medio puede quedar en letra muerta, en una mera expresión
voluntarista vaciada de sustento real.
Indudablemente que hablar de cualquier reforma en educación,
conlleva también poner en discusión los recursos que
se aplicarán para sostener el sistema. Sería bueno comenzar
a entender a la educación como forma fundamental de inversión
en capital humano. Es en este contexto donde la Unter desconfía
de las verdaderas intenciones del gobierno provincial, toda vez que
la transformación educativa en el nivel medio necesariamente
requerirá de un mayor compromiso presupuestario que, suponen,
el gobierno no está dispuesto a asumir.
Al gremio que representa a los docentes rionegrinos le preocupa también
la escasa participación espontánea de la oposición
política provincial, que más allá de la crítica
de neto corte proselitista no ha elaborado propuestas para contraponer
en el debate. Este temor es atendible si se pretende que la reformulación
del nivel medio salga por consenso, con la aprobación de todos
los colores políticos y sociales para que la misma sea tomada
como política de estado y no corra el riesgo ser modificada
en el corto plazo en caso de cambiar de manos el poder político
en la provincia.
Deberíamos poner en evidencia que aprendimos la lección,
los padecimientos del presente son consecuencia de los errores y abusos
del pasado. La Ley Federal terminó con el único saldo
positivo que poseía la educación: el nivel académico,
manteniendo el errado enfoque utilitario de producir personas aptas
para el trabajo, olvidando el objetivo central de la educación:
formar persona completas. No tiene sentido ser técnicamente
aptos si el al mismo tiempo nos volvemos culturalmente ineptos.
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