Por MARÍA ARGEL
La principal ciudad de Río Negro, la de los grandes contrastes,
la de los barrios residenciales y turísticos y la de la periferia
y las usurpaciones, aquella que es elegida por el turismo internacional
y la de los chicos pidiendo en las calles, ésa volverá
hoy a elegir a su intendente.
Las expectativas son grandes, como lo son la desazón y el descreimiento
generalizado por la política y sus hombres públicos.
No obstante, quienes acudan a las urnas, a pesar de la lluvia, la
nieve o el frío, lo harán con la esperanza de que la
ciudad se engrandezca, que unifique sus “dos caras” y
que sea capaz de mostrar sus bellezas naturales sin la vergüenza
de la inequidad social o las miserias.
Desde la llegada de la democracia, la ciudad anhela un despegue definitivo
en su economía basada en dos pilares que no dependen directamente
del Estado: el Turismo y la Tecnología.
También espera una conducción eficiente, firme y transparente
en el Centro Cívico, capaz de dar respuesta tanto a las grandes
empresas generadoras de empleo como a los hombres y mujeres comunes
que sueñan con un futuro digno para sus hijos.
Son más de 70.000 los ciudadanos habilitados para ir hoy a
las urnas y elegir al sucesor de Alberto Icare, quien debió
renunciar por problemas de salud.
Unos y otros
Todo el mundo político rionegrino está atento a lo que
ocurrirá hoy en Bariloche. Se elegirá, por segunda vez,
al intendente, ya que en las elecciones de 2007 se había impuesto
cómodamente Alberto Icare, quien finalmente debió dejar
el cargo.
Tal como ha ocurrido en las últimas contiendas, la elección
está polarizada hacia el Frente para la Victoria y el Radicalismo.
Quienes compiten abiertamente hoy serán Darío Barriga,
el “sucesor” de Icare, y Marcelo Cascón, quien
dejó su banca de legislador para presentarse como candidato
del radicalismo a jefe del Centro Cívico, luego de ocupar ese
cargo de manera interina en varias oportunidades.
El vencedor claro en los útimos años ha sido Alberto
Icare, con sus diversas fórmulas, aunque el radicalismo está
confiado esta vez en el buen papel desempeñado como intendente
interino de Marcelo Cascón, a quien se le atribuye ejecutividad
en sus actos, como por ejemplo, el cierre por problemas de inseguridad
de un boliche y el de un estadio destinado a espectáculos y
a quien también se le reconoce haber “echado” del
Centro Cívico a un personaje de la política local tan
temido como odiado, Adolfo Foures.
Del lado de Barriga, su principal argumento de campaña fue
el de pertenecer a una nueva camada de hombres públicos, ya
que asomó en la política de la mano del entonces carismático
y muy seguido por los sectores populares Alberto Icare.
Pero, a diferencia de otras elecciones, esta vez no está presente
Icare, quien, como bien recordó Barriga en su campaña,
fue quien logró sacar a Bariloche de una de las más
graves crisis que se recuerde, con un Centro Cívico teñido
de negro por el humo de las constantes protestas sociales, a fines
de 2001.
Hoy podría decirse que la ciudad no está en crisis,
aunque tampoco se la ve pujante, optimista o confiada en su futuro.
En sus calles se ve desorden y ausencia o falencias en la obra pública,
así como chicos y grandes sin techo y mendigando monedas para
subsistir.
Saiz y Soria
El gobernador Miguel Saiz siguió el consejo de sus asesores
de mantenerse distante de la campaña política de Bariloche,
ya que se temió que su figura no hubiera sido beneficiosa para
su candidato. Por el contrario, creen que le hubiera restado puntos
ya que en Bariloche hay sectores muy disconformes con la política
provincial en Educación, Seguridad y en Vivienda.
Al que sí se lo vio durante la campaña por Bariloche
fue al intendente de General Roca, Carlos Soria.
El hombre de carácter fuerte fue al Centro Cívico y
no tuvo reparos en dar su apoyo al referente del Frente para la Victoria.
Fue un gesto que causó mucha sorpresa en algunos sectores,
e inclusive, algunos creen que su presencia se debió a la percepción
de que el Frente volverá a ganar “si no, no hubiera venido”.
Sin embargo, como en la vida, nadie puede saber qué pasará
mañana, o en este caso, el domingo 18 de mayo.
Se teme que la tempestad climática desatada por estas horas
sobre la ciudad haga desistir a muchos de su derecho soberano. Sea
cual fuere el resultado, será una nueva y contundente lección
de democracia y participación. De ejercer ese don preciado
que es elegir a un gobernante. Y de hacerlo a conciencia y con esperanza.
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