Por CECILIA SOBERÓN
Finalmente se eligió a Mónica Suárez como nueva
presidenta del Concejo Deliberante. Podría pensarse que allí
terminaba la novela que se generó por la elección de
ese cargo y que duró tres semanas, pero lejos está esa
apreciación de la realidad.
La discusión en el Concejo terminó con Mario Esperón
casi aislado porque sólo consiguió un voto, el propio,
para su postulación, pero el bloque MPN se abstuvo. ¿Será
una actitud de reserva para más adelante, cuando Esperón
realice una presentación ante la Junta Electoral?
Dentro del recinto la discusión se vuelve abstracta, ningún
vecino podría realmente interesarse por la designación
del presidente porque de ninguna manera afecta a la vida cotidiana
de los ciudadanos. O al menos eso podría pensarse.
En realidad lo que ocurrió el jueves sí tiene repercusión
en la vida de los vecinos. Podría enumerarse varios aspectos
pero principalmente hay que destacar dos: las diferencias dentro de
la Concertación provocan constantes reclamos de diferentes
vecinos que esta vez llegaron al corte de ruta; el segundo es que
tanta atención y tensión se ejerce sobre el intendente
Crespo con esas protestas que poco tiempo le queda al jefe comunal
para atender otros problemas de la ciudad, que también son
importantes pero por ahora no tan urgentes.
Entonces los vecinos se ven perjudicados porque no pueden transitar
con normalidad por su ciudad y porque, con las cubiertas prendidas
en la puerta, mal puede plantearse la eliminación de los basureros
urbanos o mejorar la forestación en las plazas.
Fuentes oficiales aseguran la protesta se sostiene con el apoyo político
de Mario Esperón. Entonces volvemos al Concejo Deliberante
y su discusión que ya dejó de ser abstracta.
El intendente Crespo y su equipo de funcionarios se debaten entre
diferentes opiniones sobre cómo afrontar esta situación.
La peor que podrían adoptar es encerrarse en la supuesta injusticia
del reclamo de los vecinos apostados al frente del municipio. Esa
postura se sostiene, seguramente, en información que nunca
saldrá a la luz porque se trata de sospechas, suposiciones
y hasta certezas de juego sucio ejercido por los integrantes de la
misma Concertación.
Para la ciudadanía en general la protesta sin resolución
se transforma en signo de inoperancia. Entonces es mejor buscar una
salida “política”, que esta vez implica seguramente
dejar de lado el orgullo recién ganado en las elecciones de
septiembre.
Antes de terminar, una aclaración. El intendente Alberto Crespo,
fiel lector de esta columna, se mostró molesto por algunas
aseveraciones realizadas sobre el ENIM. Tenía razón,
su gestión todavía no retiró fondos del Ente
que administra El Mangrullo. Pero tiene intenciones de hacerlo. Aquí
va el recordatorio de que ese dinero se puede utilizar solamente para
obras que generen mayor infraestructura productiva, no para obra pública
como ocurrió hasta ahora en gestiones anteriores.
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