Por Adriano Calalesina
Por más que le pese al sector ideologizado –al que intenta
adoctrinar el gobierno kirchnerista- hoy la política parece
ser una rama de la economía. Y en Centenario, el reclamo por
mayor ingreso salarial de los municipales ya se hizo sentir.
La metodología de los sindicatos -que consiste en «presionar»
al político de turno en períodos electorales- (y así
eclipsar las pretensiones de ocupar espacios de poder) está
cambiando ante la desajustada y vertiginosa economía nacional.
El esquema “crecimiento+inflación” planteado por
el gobierno nacional -que promete tasas de más de 10,5% en
el segundo semestre de 2008- no tardará en depreciar aún
más el salario real de un trabajador promedio en la Argentina,
que ronda en 600 dólares a lo sumo, cifra que nos ubica entre
«lo mejor» de los países subdesarrollados de Latinoamérica.
Las consecuencias de esa temeraria fórmula económica
será que los sindicatos tendrán que –obligados
ante la escalada del costo de vida real -salir a levantar las banderas
en defensa de los trabajadores, más allá de que no sea
«un año político».
Se sabe que los gremios afines a las políticas K están
dilatando los reclamos internos de sus bases, con discursos preparados
desde la Casa Rosada. Pero esta vez, la rigidez de la economía
ha superado la flexibilidad que tiene la política.
Planteos
Algo así sucedió en esta semana en Centenario, donde
por primera vez el intendente Javier Bertoldi recibió un planteo
gremial –que no llegó a medidas de fuerza- pero que representa
una advertencia, más allá del aval que le dio la sociedad.
A pesar de que el sindicado le dio un crédito a la gestión
de Bertoldi, todo indica que la realidad económica de los empleados
municipales acorrala a cualquier acuerdo político-gremial,
para el desarrollo de un año en «paz social».
El dato es revelador, ya que según los datos que se manejan
en el Ejecutivo, la comuna destina hoy casi el 80% de sus recursos
en masa salarial, y se espera que a fin de año las erogaciones
superen los 26 millones de pesos. Con ese margen, la comuna podría
convertirse en una administradora de sueldos, y lo más conveniente
es el protagonista de una gestión de gobierno sea un buen jefe
de Recursos Humanos.
Las verdades económicas superan a veces a las mentiras políticas.
Hoy las condiciones de los 776 empleados municipales (con contratados,
la cifra duplica el 1% de la población estipulado en la Carta
Orgánica) son precarias, más allá de los pagos
de horas extras a trabajadores que realizan tareas en el área
de servicios públicos, a cargo de Fernando Pieroni, un «hombre
duro y frontal» del bertoldismo.
Pero la precariedad de los salarios no da crédito a los sectores
sindicalizados a realizar una toma del edificio municipal, tal cual
era el folclore durante la gestión del ex intendente Adrián
Cerda y anteriores. Es que una medida de este tipo ya no goza del
apoyo popular, mucho menos de los sectores medios y altos que respaldan
a Bertoldi y que, alejados de la política, sólo quieren
a un gobierno comprometido con la obra pública para Centenario,
y fuera de las coyunturas electorales.
Pero se sabe que el «diálogo abierto» también
es una trampa para el sindicato municipal, porque en definitiva será
Bertoldi quien tenga la última (ya dijo que no habrá
mayores ofertas) palabra para definir los «números finos»
en el aumento salarial.
En todo caso, no será momento para réditos ni pulseadas,
ya que se corre el riesgo de perjudicar el bolsillo del empleado,
que hoy no piensa en candidaturas ni en apoyos, ni en boicots a los
gobiernos, sino en «llevar el pan la casa».
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