Tres neuquinos entre 100 jóvenes
de distintos países participaron de la «Cruzada de María
2007», organizada por el Movimiento de Schoenstatt.
Neuquén > Juan Ignacio Varessio y Fernando
Aquino, de 18 años, y Esteban Albiger, de 17, realizaron, al
igual que el General Don José de San Martín, la travesía
de cruzar la fastuosa Cordillera de Los Andes, junto a otros 97 jóvenes
(todos varones), 4 seminaristas y 6 sacerdotes de 16 a 30 años
de Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil, Argentina y México, en
el marco de la Cruzada de María 2007, del 12 al 28 de enero.
La actividad fue organizada por el Movimiento de Schoenstatt, perteneciente
a la Iglesia Católica. Los jóvenes partieron desde el
Santuario de Mendoza, pasando por el Cristo Redentor, para llegar
luego de 16 días de intensa caminata al Santuario de Bellavista
de la Florida en Santiago de Chile. La ruta fue la que siguió
el ejército Libertador del General San Martín y O´Higgins.
Se trató de una peregrinación que, hasta donde se sabe,
es la más larga de América.
Fue toda una aventura: unos meses antes, la preparación consistió
en un entrenamiento físico, y una vez en el camino, el desayuno
era un pan con mermelada, el almuerzo un pan, una papa, un tomate
y un huevo duro y la cena arroz con salsa, fideos, puré con
salchichas o guisos, aunque todos los participantes llevaban chocolates
o barras de cereal que compartían con el grupo.
Los kilómetros
Teniendo en cuenta la señalización, la distancia recorrida
fue de 384 kilómetros, aunque fueron alrededor de 400 kilómetros.
El promedio es de 25 kilómetros por día, a un paso de
7,5 kilómetros cada hora y media, con descansos de 20 minutos.
Otro punto a tener en cuenta fueron los horarios. Los jóvenes
se levantaban generalmente a las 3 de la mañana ( dos días
un poco más tarde) y empezaban a caminar a las 4.30, hasta
el medio día. Los tramos eran de 50 minutos hasta el tercer
día, que pasaron a ser de una hora y media con descansos de
20 minutos.
El grupo contó con el acompañamiento permanente de un
camión del ejército, que llevaba los alimentos y un
tanque de agua para recargar en cada parada; y de un señor,
que, con su camioneta, se encargaba de las urgencias y de transportar
a los que no podían caminar por las ampollas.
A los 16 días, el grupo logró, exhausto pero feliz,
llegar a destino: el Santuario de Bellavista de la Florida, en Santiago
de Chile. Sin lugar a dudas, una experiencia tan fantástica
como inolvidable.
Números
100 Los jóvenes que participaron de la travesía.
3 La hora en la que se levantaban.
4.30 La hora en la que comenzaban a caminar.
384 Los kilómetros recorridos.
16 Los días de caminata.
«Con muy poco hicimos mucho»
Neuquén > Juan Ignacio Varessio, uno de
los tres jóvenes neuquinos que participó de la cruzada,
destacó el valor de la experiencia en términos de unidad,
compromiso y compañerismo, además de recordar con emoción
los tramos más importantes de la misma.
“Fue una experiencia bárbara. Al principio era como un
desafío, nos preguntábamos si íbamos a llegar.
Nos sirvió a todos los que fuimos para valorar todas las cosas
que tenemos en la vida cotidiana. Con muy poco hicimos mucho”
“La diversidad de nacionalidades fue todo un desafío
para la integración del grupo. Siempre había un compañero
dispuesto a ayudarte más allá de la nacionalidad”
agregó
Dos momentos cumbres
“Hubo dos momentos cumbres, uno fue la llegada al Cristo Redentor.
Fue como sacarnos una gran mochila, ya que fueron los tramos más
duros. El otro fue la llegada a Bella Vista, una gran emoción,
un cierre bárbaro de todo lo que se hizo” destacó.
Una gran anécdota fue la llegada a Los Andes: «El ejército
nos recibió con un gran almuerzo y nos prestó la pileta,
por lo que recargamos fuerzas y hasta jugamos un partido de fútbol»
contó.
También destacó el apoyo de la gente: “A la salida
de Mendoza, mucha gente nos daba su aliento, aunque otros nos decían
que estábamos locos. Una vez en la ruta, nos saludaban o nos
tocaban, por lo que nos sentíamos acompañados”
finalizó. |