Por G. Azpeytía
Cipolletti > El sábado, en La Caja Mágica
(Roca 381) , la obra “Un simio oscuro” bajó el
telón, a la sala llena. Puntualmente, a las 22, el teatro se
oscureció dejando como única iluminación una
luz roja. De espalda al público aparecieron Dardo Sánchez,
Gustavo «Tuti» Azar y Javier Santanera simulando estar
dando un recital. La capacidad histriónica de los actores hizo
imaginar que estos músicos folklóricos estaban frente
a un gran público y, en efecto, era así: se trataba
del pueblo que consecuentemente asistía todos los domingos
a verlos tocar gratis en la plaza.
Así, con un escenario sencillo, un juego de luces interesante
y un diálogo campechano, los miembros de Araca La Barda fueron
metiendo a los espectadores en el mundo de “Los del Ceibal”,
como se llamaba el grupo que integraban los protagonistas de la obra.
Ellos tenían un sueño: participar de Cosquín.
Llevaban 15 años intentándolo hasta que por fin parecía
que la oportunidad había llegado.
Los tres eran humildes gauchos de un pueblito pequeño de Santa
Fe que habían sido elegidos por “uno de la capital santafecina”
para participar del festival de sus sueños. Con un poco de
desconfianza, pero con mucha ilusión se dejaron embarcar en
la ilusión de pisar el escenario cordobés. La narración
de la obra describe los sentimientos, las ansias y las fantasías
que van embargando a los tres paisanos y, al mismo tiempo, van provocando
las risas del público que se sorprende por las ocurrencias
de los paisanos. Las personalidades de los protagonistas eran tan
cálidas que provocaron la solidaridad de los presentes cuando,
al finalizar la obra, regresaron a su pueblo natal con los sueños
rotos y uno de ellos expresó: «Fue un engaño a
la ilusión». En ese momento se produjo un debate interesante,
el trío se divide entre quienes creían que no iban a
ser escuchados si intentaban denunciar al estafador y aquel que sentía
que debía defenderse y evitar que engañen a otros. Sin
perder el humor, durante una hora, esta obra hace reflexionar sobre
la importancia de luchar por los sueños y -sobre todo- de no
perder la esperanza. |