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Aunque no hay un número
exacto de la cantidad de fieles se sabe que la mayoría de ellos
fueron bautizados bajo el catolicismo.
Neuquén > Al circular por las calles de
la ciudad, y sobre todo por el oeste el neuquino, se puede observar
una imagen repetida: la gran variedad de templos evangélicos
que, de diferentes aspectos y dimensiones, se levantan en cada uno
de los barrios.
La libertad de cultos está proclamada por la Constitución
Nacional y Provincial y esta ciudad no deja de ser una muestra de
la diversidad de prácticas religiosas que hay en el país.
La capital neuquina registra una diversidad de fieles pertenecientes
a diferentes cultos, pero lo que más llama la atención
es la marcada diferencia que hay en lo que se refiere a la cantidad
de templos evangélicos y católicos.
Según los datos que maneja la División de Cultos de
la Comuna neuquina, en esta ciudad están registrados 280 templos
de los cuales 40 son católicos y 230 evangélicos de
diferentes denominaciones, es decir que del total de templos oficializados,
los evangélicos componen el 82 por ciento.
Los otros diez se completan con cuatro salones del Reino de Testigos
de Jehová y cinco templos de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días, después existe un Congreso de Pastores
de la ciudad de Neuquén, que congrega a la mayoría de
las iglesias evangélicas.
Pequeños y numerosos
Juan Carlos Huichacura, jefe de la División de Cultos y José
Luis Sona son quienes trabajan a diario en esta oficina creada hace
tres años y que tiene la función de realizar un censo
para formar un padrón municipal de cultos.
Como quienes están registrados no tienen la obligación
de hacerlo, los trabajadores de la comuna estimaron que la cantidad
de templos evangélicos es aún mayor debido a que hay
lugares en donde se practica la religión que son de pequeñas
dimensiones a donde concurren no más de diez personas.
“Hay lugares en donde se reúnen a practicar los cultos
y por diferentes causas no están inscriptos, por ejemplo en
invierno los templos tienen que poner toda una estructura, luz, calefacción
y ellos pagan bastante en servicios ya que son como comercio y es
una categoría más cara, entonces antes de poner en funcionamiento
todo eso prefieren reunirse en un lugar particular”, comentó
Huichacura resaltando la libertad de cultos.
Esta característica, que se registra en todas las ciudades
del país, convierte a los evangélicos en una de los
cultos con más cantidad de templos en relación al resto
de las religiones.
Crecimiento acelerado
En los tres años de funcionamiento de esta división
municipal, la cantidad de templos evangélicos inscriptos ascendió
de 113 a 230, es decir que se incrementó en un 203 por ciento,
una cifra muy significativa teniendo cuenta el poco tiempo que pasó.
“Hemos ido incrementando el censo porque siempre van surgiendo
nuevas iglesias, cada vez hay más evangélicas. Empezamos
con 213 y, a medida que pasa el tiempo, van apareciendo más,
también hay fundaciones y escuelas cristianas que tiene su
culto privado. A medida que se va conociendo la división muchos
empiezan a anotarse, porque esto también funciona como un aval,
ante cualquier problema ellos saben que están registrados”.
Denominaciones
Los más numerosos entre todas las denominaciones evangélicas
son los pentecostales que llegan a los 163, luego hay tres iglesias
Israelita del Nuevo Pacto, cinco iglesias adventistas, seis bautistas,
una comunidad prebisteriana evangélica coreana y 13 metodistas
pentecostales.
De este total de iglesias evangélicas la mayoría se
encuentra en la zona oeste de la ciudad y aunque la información
no es precisa, los integrantes de la División de Cultos tienen
un estimativo en cuanto a la cantidad de fieles y creen que en esta
ciudad hay unos 25.800.
“Para ser exactos habría que hacer un censo casa por
casa y eso no se puede, sobre todo teniendo en cuenta que hay una
libertad de cultos y que nadie tiene la obligación de decir
a que religión pertenece”, indicó Sona.
La mirada de un pastor bautista
Neuquén
> Horacio Suzts, pastor bautista del templo ubicado en
la calle Belgrano al 2500 comentó que este gran número
de iglesias evangélicas tiene que ver, entre otras cosas, en
la recepción que tiene con los problemas de la gente.
“No comparto la idea de meter las cosas por presión sino
por motivación, entonces se puede visitar a la gente y escucharla.
La gente puede entender más cuando hay una motivación
y no hay presión”, dijo Sutz.
Explicó que muchas veces una persona se acerca porque tiene
un familiar muy enfermo o un problema difícil de resolver y
termina quedándose.
“Hay un traspaso de la gente que se dice católica que
por ahí fue bautizada pero no es practicante. La persona que
es practicante esta muy armada en sus valores, los defiende y los
promueve. Pero quizá la persona que no lo es y por ahí
tiene cerca otra persona que le comparte una palabra en algún
momento especial, oramos, vino a agradecer, compartió una reunión
y se quedó”, describió el pastor.
Ayuda social
Señaló que otro de los motivos es la función
social que cumple la iglesia en los barrios, “por ejemplo la
católica lo tiene a través de Caritas, nosotros tenemos
un ministerio que se llama de Servicio Social Cristiano que abastece
las necesidades de la gente, donde la gente no viene para saciar la
necesidad física sino para saciar una necesidad espiritual”.
Por ejemplo, describió que los fines de semanas se organizan
actividades para los jóvenes de la comunidad, “los sábados
vienen al templo, se corren las sillas, se pone la cancha de voley,
ping pong, papifutbol, y le damos un espacio de contención”
También indicó que por ejemplo estos jóvenes
tienen una obra de extensión misionera en Valentina Sur: “seguimos
con las mismas funciones de impactar con los niños y los jóvenes
donde hay mucho alcoholismo y prostitución”.
Otra de las cuestiones señaladas fue la existencia de las distintas
denominaciones que tienen los evangélicos.
“En su tiempo, cuando vinieron las colectividades se afianzaban
en algún círculo y también a través de
las iglesias».
Los primeros pentecostales
Neuquén
> El pentecostalismo tiene una larga historia en Neuquén
y según el sociólogo especialista en religión,
Fortunato Mallimaci, esta ciudad fue una de las primeras que recibió
a pastores pentecostales en el país, llegados desde Chile en
el año 1973.
El sociólogo relató que al llegar al país estas
religiones tomaron contacto con los partidos provinciales y con sectores
que tenían una fuerte presencia por abajo, “intentaron
hacer un partido pentecostal pero como fracasó intensificaron
los lazos con las redes locales. En Neuquén pasó eso
en muchos barrios donde la construcción de iglesias fue financiada
por los partidos locales”.
“Ellos, a diferencia de los católicos, su manera de hacer
el culto es para pocos, en una casita les alcanza y les sobra, esto
les da fuerza pero les quita expansión. Muchos de los que se
hacen evangélicos fueron católicos».
“El 95% fue bautizado»
Neuquén
> El obispo neuquino, Marcelo Melani no es ajeno a esta
realidad y consideró que este fenómeno se da porque
la iglesia evangélica esta cerca de la gente en cada barrio.
“Hay muchas pero también una gran cantidad son pequeñas
y con participación de poca gente, pero estas iglesias permiten
mayor participación y no tienen tantas reglas. Además
están al lado de la casa de cada vecino”, explicó
Melani.
El obispo señaló que el 95 por ciento de los adultos
evangélicos fueron bautizados por la iglesia católica,
aunque no ocurre lo mismo con los niños que ya nacen dentro
de una familia evangélica debido a que se cría dentro
de este culto.
Se refirió también a que es un problema que se vive
a nivel mundial en donde la oferta religiosa es muy grande, “cada
día la gente elige que quiere hacer con su vida porque la libertad
de cultos es muy grande»,
Sin embargo comentó que más allá de esta cantidad
el 80 por ciento de la población se sigue declarando católico.
Análisis
El por qué de este fenómeno
Por Fortunato
Mallimaci*
Buenos Aires> Los cultos pentecostales han tenido
un gran crecimiento en las década de los 80 y los 90. La investigación
que hemos realizado en Quilmes desde el Conicet y la UBA nos muestra
que llegan a un casi 12 por ciento de la población y a un 25
por ciento en sectores populares. Por un lado, se ha quebrado el monopolio
católico en las creencias religiosas y, por otro, se ha revitalizado
una porción de creyentes cristianos que buscan desde la emoción
en religión respuestas a sus demandas de salvación,
especialmente a nivel de salud y de participación.
De todos modos, debemos saber que los templos pentecostales, especialmente
en sectores populares, son casas de familias, garages o espacios especiales
que son utilizados para las actividades del grupo.
El crecimiento, importante en esas décadas, parece llegar a
una meseta dado la competencia con otros grupos católicos similares
(los carismáticos y los sacerdotes sanadores) y por el desencantamiento
propio de la modernidad capitalista que seculariza al mismo tiempo
que diversifica.
Si hace años la llegada a un grupo pentecostal significaba
para una persona, una pareja, una familia una protesta simbólica
ante la dominación y por ende una nueva identidad elegida,
hoy sus hijos nacen ya en esa identidad con la consiguiente pérdida
de entusiasmo por la rutinización.
Este crecimiento no significa que se vacían los templos católicos
sino que un grupo de católicos que no participaban de las actividades
eclesiales decide creer y participar activamente desde otra identidad.
Por otro lado, el evangelismo se ha transformado hoy en mayoría
pentecostal donde hay también una gran rotación y nomadismo
de un grupo a otro. Existe, sin embargo, una “meseta pentecostal”
es decir, ha llegado su crecimiento a un límite fruto de la
“competencia” con el carismatismo católico y con
el proceso de rutinización y demagización que produce
todo fenómeno “extraordinario” en sus miembros.
Los que ayer se “convirtieron” optando por un nuevo culto
con lo significativo y extraordinario que eso es para sus vida, hoy
sus hijos nacen en el culto y por ende no experimentan de la misma
manera esa “extraordinariedad”.
Esto también muestra una mayor pluralidad en las creencias
y necesidad de adecuar la legislación y los privilegios que
están dominados por el catolicismo. El caso de las cárceles
con mayoría pentecostal muestra un ejemplo donde las capellanías
católicas aparecen obsoletas frente a una población
que reclama sus pastores de otra religión sin que hasta el
momento haya respuestas convincentes que garanticen la liberad religiosa.
Es importante conocer que sucede en cada provincia en el vínculo
con los grupos religiosos. Los partidos políticos, a su modo
y con particularidades locales, mantienen nexos varios que cualquier
estudio no puede obviar. Fracasado en Argentina en los 90 el intento
de crear -como en otros países de Latinoamérica- partidos
políticos pentecostales donde “creyente pentecostal vota
candidato creyente pentecostal”, hoy estos votos van a diferentes
corrientes partidarias.
El estado nacional debe garantizar la libertad religiosa. Es un escándalo
que hasta hoy no se haya votado una ley que la garantice y sigan dominando
las leyes reestrictivas de la dictadura.
Hay resortes de poder de fuerte involucramiento institucional católico
como son la justicia, la educación (la historia del financiamiento
de la educación católica es una actividad pendiente),
el mundo del trabajo (empresarios y sindicatos) y se suma hoy la participación
activa y directa en la implementación de los planes sociales
. Además, el Estado argentino, a diferencia de otros países
democráticos, financia el culto católico. Es decir,
el dinero del conjunto de los argentinos – ateos , agnósticos
o de cualquier religión- subvenciona a un culto en especial.
Y esto no viene “de toda la vida” sino que se hizo ley
con un decreto del dictador Videla de asignación mensual a
obispos católicos igual a la de juez (ley 21.950 firmado en
1979 junto a Martinez de Hoz ), ley 22161 de 1980 sobre asignación
mensual a curas párrocos de frontera y la ley 22.950 de octubre
de 1983 firmada por el dictador Bignone a fin de apoyar el “sostenimiento
para la formación del clero de nacionalidad argentina”.
Además, y esto es central como parte del control social y del
disciplinamiento de las creencias, la dictadura con la ley 21745 de
1978 crea el Fichero Nacional de Cultos no católicos. Esto
formó parte de las “relaciones carnales” con la
dictadura pero que ningún gobierno democrático hasta
la fecha lo ha eliminado. Más aún, la década
menemista amplió estos subsidios con dinero proveniente de
los famosos y tristes ATN (Aportes del Tesoro Nacional).
*Doctor en Sociología, Ecole des Hautes Etudes en
Sciences
Sociales, París, Francia.
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