Según la ley 20843, el séptimo
hijo o hija del mismo matrimonio deberá recibir una beca estudiantil
para terminar sus estudios.
Neuquén > El padrinazgo presidencial está
reglamentado a través de la ley 20843 que establece que el
presidente de la Nación otorgará a los séptimos
hijos o hijas de un mismo matrimonio, un diploma y una medalla recordatoria.
Pero además, establecería que se otorgara una pensión
de carácter asistencial destinada al ahijado para que contribuya
a su alimentación y educación.
La pensión estará en vigencia a partir del bautismo
hasta que el ahijado llegue a la mayoría de edad.
Hace unos días, la familia Galindo Frías recibió
la noticia de que el presidente Néstor Kirchner, apadrinará
a su séptima hija, Zahida Giannella Agustina de cuatro años.
Sus padres contaron con el consejo de un vecino, que les comentó
sobre la ley de padrinazgo, y hace cuatro años que comenzaron
con los papeles necesarios para solicitarlo.
“Tuvimos que entregar la partida de nacimiento de todas las
chicas y Oscar Parrilli nos envió una carta contestándonos
que sí, el presidente Kirchner iba a ser padrino de Agustina”
explicó la madre, Norma.
La familia Galindo Frías antes vivía en el barrio Don
Bosco II. Pero después que nació Agustina se mudaron
a Valentina Sur. Cuando recibieron la noticia, la familia se llenó
de emoción.
Para obtener la medalla, la familia tiene que avisar la fecha del
bautismo, aún no determinada, con veinte días de anticipación
para que les sea entregada. “Nos dijeron que le iban a dar una
beca para estudiar, en lo posible en un colegio privado. Pero todavía
no nos confirmaron nada, porque recién nos estamos enterando”
explicó.
Norma trabaja en la cocina de la escuela 245 donde fue sorteada para
pasar a planta en diciembre. Cuenta orgullosa,por ejemple, «hoy
cociné pizza para 120 chicos».
Pero Agustina no está sola. Cuenta con la compañía
de sus seis hermanas. La mayor se llama Liliana tiene 25 años,
le siguen Laura de 24, Paula de 22 que estudia para mecánica
dental en General Roca, Estefanía de 20 que está terminando
el secundario, Yessia de 15 que está en tercer año del
comercial y en segundo de italiano y Gabriela de 13 que está
en séptimo grado.
Los padres de Agustina, Norma y Pablo, están en contacto con
el concejal justicialista Darío Martínez, que fue elegido
como representante del presidente en Neuquén.
El drama de los Bruzzone
Pero no todas las historias son color de rosa. Romina Bruzzone tiene
22 años y fue apadrinada por el presidente Raúl Alfonsín.
Luego de tres años de beca, en mayo de este año se la
negaron desde el Ministerio de Educación. En la actualidad
estudia Saneamiento Ambiental en la Universidad Nacional del Comahue.
Según dijo Romina, “hablé con Florencia Fernández
y me comentó que no era alumna regular y que no me podían
renovar la beca”. Para Romina, “no entienden, porque yo
soy alumna regular, pero lo que pasó fue que la facultad estuvo
tomada mucho tiempo y me atrasé”.
La beca consta de 600 pesos una vez al año, ayuda que sirve,
pero que a la vez no alcanza a pagar la cantidad de apuntes que se
exigen a nivel universitario. “Estoy con seis materias con finales,
pero todo es muy difícil porque soy mamá soltera y tengo
un nene de cinco años que va al preescolar” explicó
Romina.
Una situación difícil
La historia de su familia es complicada. Su mamá Elsa, tuvo
que vender la medalla que le habían otorgado, para poder solventar
los gastos de internación del padre de Romina, que fue operado
dos veces de los riñones.
En la actualidad, los padres de Romina se encuentran en estado crítico
de salud. “Nunca tuvimos ayuda de nadie y realmente ahora la
necesitamos” dijo Elsa.
También, Romina manifestó que “quiero que se nos
de un lugar y no sean sólo promesas. La beca fue un estímulo,
pero después nada más”. Y agregó que “ahora
necesitamos más que nunca una ayuda. Ahora me preocupa más
que mi hijo pueda comer, quiero que me den un trabajo estable, porque
yo ahora trabajo cuidando chicos, limpio por hora, hago manicuría,
por cuenta propia, pero igual no me alcanza. Necesitamos ayuda para
poder seguir”.
El ahijado de Menem
Otro caso difícil es el de Sebastián Saúl Olave
de quince años que es ahijado del presidente Carlos Saúl
Menem. De familia humilde, Sebastián sufrió la pérdida
de uno de sus hermanos, que a los trece años murió de
leucemia.
Sin embrago, a los cuatro meses su mamá Clementina quedó
embarazada y nació una hermanita. “La muerte de mi hijo
hizo que la familia se uniera un poco más, y con la llegada
de mi nena, y así no me crea la gente, es algo como que Dios
se lleva a un ángel para traerte otro ángel. Ella me
alegra la casa, yo le digo la número ocho tiene síndrome
de down y es cariñosa” comentó Clementina.
Según Clementina, “nunca recibí una ayuda de nada,
ni una beca, nada. Le pedí una beca por la secundaria y no
salió. Ahora está en segundo año y no tiene nada,
incluso le tengo que andar comprando las cosas de la escuela. Escribí
pilas de papeles y nada”.
El papá de Sebastián trabaja con los planes de trabajo,
gana 150 pesos y trabaja medio día, aunque dedica la tarde
a hacer trabajos en la construcción. Para Clementina, “mi
marido prefiere trabajar los domingos y pagar con sus monedas a que
mis hijos nos ayuden, cada uno tiene su vida, su trabajo y su casa”.
El sacrificio por un hijo
En más de una oportunidad, la madre no compró comida
para darle la plata para los apuntes a Sebastián. “Yo
prefiero no comprar una bolsa de papas y sí que mi hijo pueda
estudiar, todos los demás estudiaron y terminaron” afirmó
Clementina. Y agregó que “yo siempre me arreglé
con fotocopias porque nunca me dio para comprarle un libro. Desde
que me acuerdo, una sola vez les compré uno y fue el
Martín Fierro a los más grandes, pero a los más
chicos nada.
Pero Sebastián parece ser un buen estudiante, según
su mamá. Para poder estudiar se hizo socio de la biblioteca.
“Los profesores me conocen, porque todos mis chicos fueron a
la misma escuela, y siempre se arreglaron con fotocopias” dijo
Clementina.
|