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Por Laura E. Rotundo
La mayor solidaridad con los sectores del campo se centra
en los niveles más educados, los residentes de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y los niveles medios.
Luego de 21 días de paro para manifestarse en contra del nuevo
esquema de retenciones móviles para las exportaciones de granos
-establecido por el Gobierno Nacional-, el campo decidió pasar
a una tregua de un mes y buscar en este período las soluciones
que necesita el sector.
Durante los días del conflicto, Analogías elaboró
un informe respecto de esta disputa entre productores y el oficialismo,
con la opinión de 1.200 ciudadanos comunes.
La Mañana de Neuquén analizó este estudio y dialogó
con Analía del Franco -titular de la consultora- sobre las
estadísticas que arrojó la encuesta. Además,
nos dio su visión de la realidad actual argentina.
Además, el analista político Rosendo Fraga nos dio su
visión respecto de la tregua actual en la que se encuentra
ambos protagonistas del conflicto.
El conflicto entre el Gobierno y el campo estalló cuando Cristina
Kirchner anunció una suba en las retenciones a las exportaciones.
Sin embargo, distintos analistas económicos indican que esta
medida fue la gota que rebalsó el vaso y que en realidad el
sector agropecuario se siente atacado desde 2005, cuando le prohibieron
la exportación de carne. Tal fue el agotamiento que llevaron
a cabo un paro que todos los medios denominaron como “histórico”.
Un estudio llevado a cabo por Analogías durante los 20 días
de huelga dejó ver que existió cierta solidaridad de
la opinión pública con los reclamos del sector agropecuario,
en especial al inicio de esta disputa. Al mismo tiempo, se observó
el alto rechazo a la modalidad de protesta del sector, llegando a
un 90% al final del enfrentamiento.
Paralelamente, pudo observarse el viraje de la población en
la evaluación del primer mensaje presidencial respecto del
segundo, en donde se percibió que la presidenta Cristina Kirchner
marcó la búsqueda del diálogo y detalló
las razones de la postura del Gobierno frente al tema de las retenciones.
Un 60% de los consultados percibió este mensaje como un aporte
positivo, para encauzar el problema, manteniendo esta opinión
hasta el final del conflicto.
Hacia el futuro, la población considera que por parte del Gobierno
deben mantener la revisión de medidas sólo para el sector
de pequeños productores. Sobre éstos, consideran que
a partir de ahora deberían ceder su intransigencia aceptando
parte de la oferta.
Dentro del conflicto, el nivel de apoyo al Gobierno nacional fue de
un 65%.
El mismo informe revela que los sectores que en mayor medida apoyaron
al oficialismo en el conflicto son los jóvenes -menores de
30 años-, los sectores bajos de la sociedad y la población
del Gran Buenos Aires.
En cambio, la mayor solidaridad con los sectores del campo se centra
en los niveles más educados, los residentes de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires y los niveles medios. Sin embargo, son también
los más que mayor nivel de rechazo presentaron sobre los cortes
de ruta como protesta y los más proclives a desalojarlos.
El nivel de exposición a los medios y a los discursos de la
Presidenta también lo tuvieron los niveles más educados
y sectores medios. Y, paradójicamente, son ellos también
los que más percibieron el mensaje positivo de la primera mandataria
a partir del segundo mensaje.
Analía del Franco -directora de Analogías- considera
que “se observa un nivel de conocimiento superficial sobre el
tema de las retenciones por parte de la sociedad, de tal forma que
confunde a los productores agropecuarios con asalariados del campo”.
“A medida que el conflicto se instalaba y se escuchaban las
versiones, tanto del campo como de sectores oficialistas, se aclaraba
algo más el tema. Las aclaraciones y razones que esgrimía
el Gobierno nacional implicaron un deslizamiento de las adhesiones
a los productores hacia el Gobierno», destacó.
Y agregó: «La sociedad, por lo general acepta siempre
el derecho a solicitar o a reclamar por mejoras económicas
-ya sean operarios, docentes o trabajadores de la salud-. A su vez,
de la misma manera repudian y rechazan las modalidades de paros o
cortes de ruta o calles.
Éste fue el mismo caso, con el agravante de que previo al conflicto
-entre los sectores medios urbanos- estaba instalada la gran preocupación
por el aumento de precios y la alta expectativa inflacionaria que
potenció la identificación con los productores”.
Al ser consultada respecto de si podría emitir su opinión
respecto de este momento que atraviesa el país, a nivel político
y económico, como ciudadana y empresaria argentina, Del Franco
respondió: “Creo que iniciamos la etapa en la que emerge
una Argentina real, con problemas diferentes a los últimos
4 años, con excedente y esto lleva a tensiones.
«Durante estos años de crisis el país fue cambiando
su composición social y económica pero casi en privado.
Hoy nos despertamos con sectores que la gran mayoría de la
sociedad desconocía, por ejemplo, con otra composición
de la clase media argentina», indicó.
«Por otro lado, políticamente también parece que
puede haber un rebrote de mayor institucionalización. El rearmado
del partido oficial, el justicialismo, podría dar muestra de
esto y puede provocar a su vez el rearmado de los de la oposición.
Es a todas luces la etapa pos crisis: todo para ganar. Habrá
que entender y aprehender con estas nuevas formas sociales, económicas
y políticas y no dejarse llevar por visiones de corto plazo”,
señaló.
Según los datos que manejan en Analogías, sobre el apoyo
a la gestión de Cristina Kirchner, los primeros meses fueron
de expectativa y no hubo una “luna de miel”.
Del Franco opina que “la continuidad atentaba contra ella, y
un nivel de apoyo por encima de su caudal electoral -aproximadamente
del 60%-, los seguidores y los fanáticos del Gobierno eran
más que los opositores, tanto light como intransigentes”
(son categorías parte de una tipología diseñada
por Analogías). Diríamos todo en orden. Un fantasma:
la inflación. Su encauzamiento es el punto clave para equilibrar
el humor social en este momento, base para la tolerancia de los sacudones
de demandas corporativas que pueden continuar”.
El analista político Rosendo Fraga considera que “el
enfrentamiento con el agro produjo un nuevo giro del Gobierno hacia
la izquierda, anulando el movimiento hacia el centro que realizara
Kirchner con la reorganización del PJ.
«El agro, por su parte, ha mostrado una capacidad de movilización
sin precedentes. Ha sido la protesta más prolongada en tiempo
y la más extendida. Las cuatro entidades del agro, que tienen
historias diferenciadas, ideologías diversas e intereses variados,
lograron mantener la cohesión, pese a los intentos del oficialismo
por dividirlas. Por primera vez, hubo una toma de conciencia de la
llamada cadena de valor agro-industrial, ya que no sólo se
movilizaron los productores, sino también quienes trabajan
en las actividades económicas vinculadas”, añadió.
Sobre este impasse, Fraga sentenció: “Ha quedado claro
que se ha ido a una tregua de 30 días, sin que esté
definida por ahora la solución del conflicto. Los pequeños
productores desconfían de los subsidios que después
les resulta muy difícil cobrar y el Gobierno está dispuesto
a realizar concesiones, siempre que en ellas no se incluya la palabra
retenciones. Es posible que la Justicia, a nivel provincial, empiece
a emitir algunos fallos contrarios a las retenciones. Pero también
es probable que antes de finalizar la tregua, la inflación
irrumpa como problema político”.
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