Por Andrea de pascalis
Ya son 24 los días que los obreros de la UOCRA tienen ocupada
la Sala de Situación del municipio neuquino. El salón,
ubicado en el segundo piso del Palacio Municipal, perdió toda
su elegancia y, después de tantos días de abandono,
se convirtió en un lugar de acampe, donde la basura, la desprolijidad
y la mugre son los protagonistas en un lugar que, a diario, es utilizado
para el encuentro y las reuniones de las autoridades municipales,
los vecinos y la prensa.
Las esperanzas de una posible solución están puestas
en la audiencia que se llevará adelante hoy por la mañana
en la Subsecretaría de Trabajo, pero el conflicto sigue vigente
como el primer día. Los obreros no dan el brazo a torcer y
creen que no habrá acuerdo si no se da respuesta a lo que ellos
piden, es decir, el contrato de los 168 obreros de la UOCRA y el pase
a planta de los 44 planes Jefes y Jefas de Hogar.
Con el transcurso de los días, los manifestantes no sólo
han ocupado la Sala del segundo y con siete carpas invadieron el hall
de ingreso al Palacio, sino que perdieron apoyo.
Por un lado, muchos obreros decidieron abandonar la medida debido
a que se encontraron, cuando percibieron el sueldo, con que se les
había descontado los días no trabajados. Esta estrategia
del Ejecutivo obligó a muchos a volver a sus puestos.
Por su parte, el gremio municipal decidió el lunes 31 de marzo
abrirse del conflicto. “Nos tenemos que correr porque estábamos
dispuestos a dialogar, pero ellos no”, dijo el secretario general
de Sitramune, Santiago Baudino, al justificar el alejamiento.
Sin embargo, los panfletos que circulaban por el Municipio ese día
marcaban un llamado de atención a la dirigencia del gremio
Municipal por parte de los empleados de la comuna afiliados en el
sindicato. Manifestaban el descontento por el dinero de los afiliados
que se estaba gastando en un reclamo de empleados contratados y criticaban
la metodología de la protesta.
De esta manera, la UOCRA perdió dos apoyos fundamentales. Un
gremio importante que le daba los medios para movilizarse y los trabajadores
involucrados en el reclamo que le daban la fuerza para seguir adelante.
De todos modos, Víctor Beroiza, delegado de la UOCRA, fue claro:
“Nosotros vamos a seguir firmes hasta que nos den lo que pedimos”.
La pérdida de apoyo obligó a los obreros contratados
a tomar medidas más contundentes. Es por eso que uno de los
trabajadores decidió hacer una huelga de hambre para hacer
sentir el reclamo. Ayer, el estado de este hombre, Miguel Angel Ríos,
no era el de los mejores debido a que la falta de alimentación
estaba afectando su salud.
¿Cómo debe actuar el Municipio ante esta situación?,
¿Quién es el responsable si a esta persona le pasa algo?.
El intendente Martín Farizano fue claro: “Los problemas
no se resuelven con violencia”, por lo que no estaría
en su manera de resolver los conflictos gremiales la posibilidad de
un desalojo por la fuerza. Entonces, la pregunta es ¿cómo
va a hacer para sacarlos si la propuesta no convence a los trabajadores
en la mañana de hoy?.
Si apuesta al desgaste, tal vez lo esté logrando, pero ese
desgaste también conlleva el deterioro de un edificio público
y desde ayer, la salud de uno de sus empleados.
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