Por Adriano Calalesina
Hace tiempo que en Centenario parte de la sociedad tiene dificultades
para distinguir entre acumular poder para un partido de turno y realizar
una gestión de gobierno a través de políticas
de Estado.
Este concepto es clave para visualizar varios aspectos de por qué
hoy el intendente Javier Bertoldi bajó los decibeles a una
inestable relación con el gobierno de Jorge Sapag, viciada
de «fuertes declaraciones».
No sólo asistió el viernes a Casa de Gobierno en la
capital provincial para mantener una charla con Sapag, sino que aceptó
-con algo de resistencia- que el envío de fondos a gran escala
no llegará en forma inmediata, como era lo esperado.
«Nos dijeron que nos van a acompañar con convenios, pero
por ahora la Provincia no tiene plata. Nosotros vamos a arrancar como
sea un plan de obra pública», dijo el intendente a este
diario.
Pero esta vez, el jefe comunal centenariense evitó subir el
tono de la discusión y polemizar con rencillas y sospechas
de persecuciones, cuando señaló un posible «faltante»
de alrededor de 346 mil pesos de coparticipación de recursos,
hecho que finalmente se debió a una naturalidad de la macroeconomía
nacional.
Por momentos los dos hombres de estado dejaron las rivalidades y chicanas
para pensar fríamente en los graves problemas sociales y el
retraso en obra pública que padece la cuidad desde hace más
de 10 años.
Rédito político
Incluso hubo compromisos de inaugurar algunas obras menores, y convenios
de ayuda social, donde tanto la Provincia como el municipio se llevarían
el rédito político en mitades iguales, sin discusiones.
A pesar de que a cualquier militante político esto podría
parecerle una ingenuidad, hoy se han dado muestras claras que en un
primer año de gobierno, la campaña política no
puede eclipsar el devenir de una gestión.
Javier Bertoldi no es un hombre que se defina «político»,
y su actuación se limita a cumplir los deseos con una clase
media conservadora, que dista mucho del espíritu popular del
«movimiento peronista» que lo llevó al poder. Y
esto, ya lo saben en su seno íntimo.
La disyuntiva
Hacia adentro del Partido Justicialista (¿o parte de su Gabinete?)
debe pivotear entre no atacar al gobierno provincial -para evitar
que se «espante» la ayuda financiera- sin que ello lo
muestre demasiado cerca de Sapag, y con ello recibir reproches de
sus «compañeros».
A esta altura, la oposición al Movimiento Popular Neuquino
–en este caso el gobierno de la Concertación Neuquina
en Centenario- tendrá que resignar su imagen política
a costa de conseguir fondos para el bien de la comunidad.
La reunión con Sapag, donde se habría firmado «la
paz» entre los gobiernos municipal y provincial, traerá
seguramente efectos colaterales, y en este concepto un gran sector
priorizará fortalecer a un partido político que realizar
gestiones en materia de políticas de Estado, una distinción
que aún no se percibe en el escenario político de Centenario.
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