Por darío soto
En los últimos días sin pudor alguno, los partidos
mayoritarios de la provincia ventilaron sus miserias exponiendo sin
tapujos lo lejos que están sus acciones de las expectativas
y necesidades del conjunto de la sociedad que paradójicamente
debieran interpretar para conseguir el único objetivo de la
actividad política: mejorar la calidad de vida del conjunto
y posibilitar el bienestar de los individuos que la componen.
Los Unos
Repasando, asistimos a una interna partidaria para dirimir una banca
en la Cámara de Diputados de la Nación, cuyos guarismos
finales parecían más a los que se podrían obtener
en una compulsa en el seno de un partido trotskista que los de un
partido que gobierna el país, tanto es así que a muchos
puntillosos de las estadísticas no le cerraban los números
frente a la escasez de votos cosechados en cada localidad y el total
de participantes de la interna dada a conocer por la junta electoral.
No alcanzan las justificaciones para ocultar la realidad: al ciudadano
común no le importa una elección que no modificará
nada su calidad de vida, y más aún cada vez es mas conciente
que lo que se discute es el empoderamiento de privilegios individuales.
Los otros
Para no desentonar con este paisaje cuasi surrealista, la conducción
nacional del “viejo” partido radical envió a dos
“viejos” dirigentes que con desgastadas consignas pretenden
asumir la intervención del Comité provincial. Y sucedió
todo lo que debía suceder frente a la grotesca acción
de una dirigencia nacional que histéricamente y sin fundamentos
sólidos pretende encolumnar a los afiliados rionegrinos tras
la candidatura del “peronista Lavagna” . Una de las viejas
banderas del partido de Alem expresaba “que se rompa y no se
doble” y así sucedió en más de una oportunidad
cuando las diferencias fueron irreconciliables y el partido sufrió
fracturas que derivaron en corrientes lideradas por dirigentes de
personalidades fuertes y discurso sólido que dieron nacimiento
a partidos que gravitaron en el concierto de la política nacional.
La Unión Cívica Radical del Pueblo y la Unión
Cívica Radical Intrtansigente (UCRI) protagonizaron la primera
escisión. La UCRI derivaría luego en el MID (Liderada
por Frondizi) y el PI (liderado por Oscar Alende). Estas dos últimas
corrientes alternativamente y en conjunto oportunamente apoyaron los
frentes liderados por el Justicialismo enfrentando su propio ADN,
la Unión Cívica Radical que a pesar de todo sobrevivió
al siglo XX. Por eso no debiera extrañar hoy que los radicales
acuerden con los justicialistas en frentes electorales, lo novedoso
es que por primera vez no habrá un candidato radical para ocupar
la primera magistratura de la nación y eso se parece mucho
sino al final del partido al menos su condena al ostracismo.
La deuda
Mientras tanto los políticos continúan inmersos en sus
pequeñas y miserables contiendas, el “pueblo” -aquél
a quién deberían dedicar sus desvelos aquellos dirigentes-
acusa padecimientos que si nos atenemos al devenir de las circunstancias
están destinados más a profundizarse que a mejorar en
el corto y mediano plazo. No cabe duda que en esta país, y
obviamente en la provincia, el principal problema es la pobreza. Sin
embargo se pretende hacernos creer que la desocupación y la
exclusión social están siendo revertidas y que la inseguridad
es el principal flagelo.
Que lejos están los que hoy nos dirigen de la talla de hombres
como Hipólito Irigoyen que golpeado, y en la cárcel,
reflexionaba así: “ Los hombres que ejercen funciones
públicas , deben hacerlo con capacidades conducentes, para
enseñar y dar ejemplo a los pueblos de la eficiencia de las
instituciones democráticas para el beneficio y la felicidad
común... Preferí caer con todo el honor intacto, en
el cumplimento de mi responsabilidad, antes que el menguado provecho
de ser aplaudido y reverenciado por lo oscuros intereses de los enemigos
del país. En ello va la diferencia que existe entre la lealtad
y la traición.”
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