También se sumaría a
la iniciativa el Parque Lanín, con financiamiento del BID.
Junín de los Andes > La generación
de basura, su tratamiento y disposición final han pasado a
ser uno de los grandes problemas de las comunidades. Cada día
más y más toneladas se producen, embolsan, tiran, queman,
provocando un daño cuasi-irreparable al ambiente.
Frente a esto, la mayoría de las comunidades busca la forma
de solucionar la problemática con ingenio y métodos
que hayan resultado exitosos, dado que el manejo de los residuos resulta
oneroso, sobre todo cuando es el Estado quien debe ocuparse de atender
y resolver el problema.
Junín de los Andes forma parte de esas comunidades a las que
el tema de los residuos sólidos urbanos comienza a superar.
La población aumenta, el consumo se multiplica, y por ende
la producción de residuos domiciliarios urbanos crece de manera
inmanejable.
Cuando las comunidades son turísticas el problema es mayor
porque impacta no sólo en el medio ambiente sino también
en el paisaje, ambos recursos principales a cuidar, y además
porque en temporada alta a veces se multiplica por varios dígitos
la producción de residuos.
Por eso se trabaja desde hace años en la búsqueda de
la alternativa válida para atender el problema, con un horizonte
mínimo de veinte o treinta años.
Basurero colapsado
Actualmente el basurero a cielo abierto es el depositario de los residuos
domiciliarios que a diario se generan. En un predio de 17 hectáreas,
entre 7 y 12 toneladas se descargan diariamente, acumulándose
en montañas de basura, dado que desde hace años no está
permitida la quema con el fin de evitar accidentes y contaminación
del ambiente. Por supuesto y por diversos factores, entre ellos la
irresponsabilidad humana, el basurero ardió en varias oportunidades
este año, generando molestias realmente serias, sobre todo
a quienes habitan en sus proximidades.
Desde lo que el ojo humano percibe hacia abajo, una capa de al menos
10 metros de residuos se acumulan y percolan impactando sobre napas
probablemente contaminadas. A escasos metros del basural se encuentra
el curso de uno de los pesqueros más reconocidos del mundo:
el río Chimehuín, que por ahora no demuestra niveles
de contaminación significativos, pero corre mucho riesgo para
un futuro no muy lejano.
Los incendios recurrentes, y una mayor conciencia ambientalista en
la comunidad, sumado a la incorporación de profesionales desde
el 2004 al ámbito municipal, coadyuvaron para que el “basurero”
comience a tener un cierto manejo. En principio se sectorizaron los
residuos. Algunos con algún vestigio de productos químicos
fueron trasladados a una fosa especial. Los residuos verdes (ramas,
hojas) luego de chipearlos también tienen su sector, otros
desechos que pueden ser reciclados o vendidos son separados por un
cuidador, y obviamente la mayor parte del predio está destinado
a los residuos domiciliarios. Se nota un cierto orden, lo que no significa
en absoluto que el problema esté resuelto. Lejos de eso se
está, y si bien es el Estado el que tiene que buscar la solución,
todos los vecinos tienen la responsabilidad de ayudar a disminuir
la generación de residuos.
El reciclaje en la propia casa, la utilización de bolsas de
tela o de papel para realizar las compras disminuyendo el uso del
polietileno, el uso de material orgánico como fertilizante
para las huertas domiciliarias, por ejemplo, son modos simples de
aprovechamiento de los residuos.
De todos modos, como posible respuesta global y definitiva, los gobiernos
municipales han ensayado acuerdos para conformar una región,
sumar esfuerzos y procurar un sistema ambiental y económicamente
sustentable, pero a la fecha sólo han terminado en buenas intenciones.
Necesidad de solución
La necesidad de resolver el tema quita el sueño a todos los
municipios de la región. En forma unilateral o conjunta, todos
buscan la mejor solución.
Desde fines de la década de los ‘90 se viene planteando
la urgencia de modificar el tratamiento de los residuos. Llegando
al 2000 se avanzó en un proyecto que luego se abandonó.
En el año 2005 se retomó la iniciativa convocando a
todas las comunas comprendidas entre Villa La Angostura y Aluminé
para analizar la factibilidad de la instalación de una planta
regional. Se conformó por entonces una Unidad de Gestión,
se firmó un convenio con la Provincia y se incorporaron los
técnicos de la Dirección de Medio Ambiente. La intención
de aquel momento era encontrar el modelo funcional a la zona y radicar
la planta fuera del Corredor de los Lagos, preservando el sello turístico
de la región.
La burocracia interna, las dificultades para disponer de los fondos
para diversos estudios de factibilidad y las mismas problemáticas
territoriales fueron prolongando el proyecto en el tiempo, pero sin
embargo sirvió para sentar bases importantes, y determinar
que todas las comunidades de la zona tienen el mismo problema, a pesar
de que algunas – como San Martín de los Andes- lo tengan
medianamente resuelto, aunque no sea con el mejor sistema.
A inicios de este año surgió la posibilidad de avanzar
en un proyecto que involucra a los municipios de Junín, San
Martín de los Andes y el Parque Nacional Lanín, organismo
mediante el cual se accedería a una línea de financiamiento
internacional destinada a sanear cuestiones ambientales.
El municipio de Junín tiene la tremenda responsabilidad de
gestionar la tierra, teniendo hasta el momento el escollo insalvable
de no encontrar voluntad de venta entre quienes disponen de miles
de hectáreas en la zona. Esta problemática puede derivar
en la pérdida del crédito nacional para adquirir la
fracción necesaria, y del financiamiento del BID para la nueva
infraestructura y el saneamiento de los basureros actuales.
El proyecto está, falta la tierra
Junín
de los Andes > Si se lograra ubicar tierra para la instalación
de un basurero regional en esta zona no serían más de
10 hectáreas las necesarias. La administración del lugar
estaría en manos de un consorcio supra municipal conformado
por representantes de las partes intervinientes, los municipios de
Junín, San Martín y el Parque Lanín, incluída
la provincia del Neuquén mediante la Secretaría de Estado
de Recursos Naturales.
El presupuesto global, incluyendo la etapa de capacitación
comunitaria para la separación en origen, tiene un presupuesto
de 24 millones de pesos.
Cada localidad tendría a su cargo la recolección, separación
y traslado a la planta de los residuos domiciliarios que se generen.
Allí se procederá al tratamiento que corresponda ya
sea para reciclaje, compostaje o relleno sanitario con tratamiento
de lixiviados, según se determine.
La metodología de separación domiciliaria de residuos
seguramente significará también modificar el sistema
de recolección por parte de los gobiernos municipales o de
las empresas en que éstos deleguen el servicio.
Junín hasta la actualidad brinda servicio diario de recolección,
abonándose una tasa irrisoria por servicios retributivos, que
en estos momentos está siendo contemplada dentro de la modificación
de la ordenanza Tarifaria que se impulsa. Lo recaudado en general
no solventa en absoluto la inversión que debe enfrentar la
comuna para mantener el servicio.
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