Por Cecilia Soberón
Una vez más el mes de marzo se transforma en una época
problemática para el suministro de agua en Cutral Co. provinciales
y municipales.
En esta ocasión los vecinos todavía no han hecho públicas
sus quejas, pero la situación deficiente es un caldo de cultivo
para una nueva manifestación popular.
Hasta ahora, ya se iniciaron las discusiones dialécticas sobre
quiénes son responsables aunque en esta oportunidad los problemas
corresponden exclusivamente al EPAS. Pero el ciudadano común
no distingue entre jurisdicciones provinciales o comunales por lo
que el municipio se siente involucrado de manera directa.
El próximo miércoles habrá una cumbre entre las
autoridades municipales y los directivos del EPAS. Será el
momento adecuado para poner blanco sobre negro y buscar soluciones
definitivas. El momento decisivo para hablar de inversiones millonarias
que prevengan nuevos problemas en el suministro, pero también
para discutir la responsabilidad de la población en el uso
del agua.
Ningún político querrá esta semana hablar sobre
el derroche de agua que hace la población. Tampoco se quiere
mencionar la posibilidad de instalar medidores para impedir el uso
irracional que ejercen muchos vecinos y hasta la propia Municipalidad.
Pero debería discutirse sobre ello.
Es insostenible en el tiempo que el servicio de agua sea gratuito
y simultáneamente que se plantee seriamente la necesidad continua
de mantenimiento.
En medio del desierto
Cuando los primeros pobladores se asentaron en Cutral Co
se quedaron por el petróleo. No tenían electricidad
y tampoco agua. En términos históricos no pasó
mucho tiempo de aquella realidad. La comunidad de Cutral Co tuvo abastecimiento
desde el río Neuquén recién en la década
del ochenta. Las dificultades del suministro son obvias: Cutral Co
está en medio del desierto, el curso de agua se encuentra a
70 kilómetros de distancia lo que genera gastos enormes para
su traslado.
Es cierto que desde la construcción del primer acueducto hubo
decisiones equivocadas sistemáticas desde el gobierno provincial.
En 1.995 se inauguró otro acueducto que tuvo innumerables roturas
por fallas en el material utilizado. Se realizó una presentación
judicial que nunca descubrió responsables de esa estafa al
Estado.
En el último año hubo problemas con el acueducto de
1.995, también en las bombas instaladas en la toma del río
y finalmente en el sistema eléctrico. Es evidente que la inversión
realizada es insuficiente. Tan evidente como la falta de sustentabilidad
de la distribución actual. Se asegura que cobrar el agua perjudica
a los vecinos más pobres, pero en la realidad se ve que los
únicos beneficiados con el servicio gratuito son los que tienen
piscina en su casa.
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