Opinión: La Semana en Neuquén

Cuando fallan las políticas de previsión

 
 
Los pronósticos anticipaban una bajante récord en los caudales del Limay y del embalse de El Chocón, desde donde se capta el agua que se consume en Picún.


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Por RAMIRO MORALES

Estuvo cerca de convertirse en una catástrofe. Aun cuando parezca exagerado, el drama de la falta de agua potable en toda Picún Leufú pudo equipararse a cualquiera de las poblaciones que a menudo aparecen en las noticias internacionales penando para evitar consecuencias sanitarias de magnitud al cabo de temporales, huracanes o maremotos.
Aquí no fue así. Y tal vez por eso la gravedad de la situación se acentúa todavía más: todos los pronósticos anticipaban una bajante récord en los caudales del río Limay y, por consiguiente, del embalse de El Chocón, desde donde se capta el agua que consumen los habitantes de Picún Leufú.
El Estado ha gastado centenares de millones creando y financiando organismos burocráticos encargados desde la seguridad de las presas, hasta la vigilancia extrema del comportamiento de las cuencas de modo que el sistema hidroeléctrico no ponga en riesgo a las poblaciones asentadas aguas abajo de las obras.
E incluso ha preparado cuantiosos planes y protocolos para hacer frente a contingencias causadas por el manejo artificial de los ríos. Y más: hasta financia los sueldos de legiones de funcionarios y técnicos que representan a las provincias que integran esos organismos.
Nada de eso, sin embargo, pareció haber servido para evitar lo que finalmente sucedió en Picún Leufú.
Pases de facturas, reproches y hasta riesgosas faltas de comunicaciones entre autoridades nacionales, provinciales y municipales han puesto a la gente de la localidad en una situación límite, traumática, como el de la familia de doce integrantes -la mayoría niños-, que mostró ante los enviados de este diario las penurias de vivir apenas con dos pequeños bidones de agua por día.
La responsabilidad se extiende, asimismo, a la justicia que no solamente deberá explicar su ausencia en este drama, sino que también deberá individualizar a los responsables de no haber evitado semejante colapso.
El estado de campañas permanentes pareció haber ocupado demasiado (más de la cuenta) la atención de políticos y funcionarios, y Picún Leufú lo pagó caro por cargar con el pecado original de aportar tan pocos votos.
Esta situación debería ser un enfático llamado de atención para salientes y entrantes funcionarios municipales y provinciales en Neuquén capital, una ciudad cuyo sistema de captación y distribución de agua potable languidece desde años sin que se encuentre una solución al problema.
¿Qué ocurrirá en esta ciudad, si como se ha advertido, los problemas y las fallas del servicio en manos del EPAS terminan (otra vez) desbordados? ¿Y cuál será la actitud de los vecinos que, verano a verano, vienen soportando la escasez en sus canillas?
Ojalá los pronósticos no se confirmen. Y si se confirman que se sepa dónde están los responsables.

Los albañiles
El otro tema que signó la semana en la provincia fue la batalla campal entre los sindicalistas de la Uocra que de milagro no terminó en una tragedia. La virulencia del enfrentamiento entre la dirigencia de los albañiles, que se dio en la sede gremial de la capital, generó un caos generalizado en el microcentro neuquino y la desesperación y el temor de quienes pasaron por allí.
Una pregunta que aparece enseguida es porqué la interna sindical llegó a ese punto de violencia. Una de las partes acusó que los incidentes fueron perpetrados por una minoría que no estaba dispuesta a tolerar la voluntad de una mayoría que apoyaba al titular del organismo, Julio Ojeda, quien definió a los hechos como un “intento golpista”.
Por el otro lado, Juan Alisas, representante del otro sector, destacó que habían ido a charlar con el secretario general y que, en vez de ser recibidos por Ojeda, se quedaron con las caricias de “sus matones”.
Quien tiene la verdad estará por verse cuando el juez que interviene en la causa se expida al respecto. Lo cierto es que lo que podría haber sido una reunión decisiva para el futuro del sindicato, terminó en una gresca cuyo saldo fue un policía con lesiones, tres heridos de bala y la fractura de los tobillos de Ojeda.

Una incógnita
A menos de un mes de asumir como gobernador, Jorge Sapag aún no anunció quienes serán los funcionarios que ocuparán los seis ministerios y las seis secretarias de Estado de la Provincia.
Si bien ya está se afirmó que Leandro Bertoya ocupará un lugar y se conoce que, por ejemplo, Herminio Balda y Rodolfo Laffite también tendría un espacio asegurado, todavía no hay precisiones sobre los dirigentes que estarán a cargo de las carteras principales.
Es muy probable que en los próximos días se devele el misterio. El anuncio posiblemente generará sorpresa en más de algún sector político provincial.

 

 


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