Por María Argel y Darío
Soto
La inseguridad volvió a golpear implacablemente en Cipolletti.
El feroz asesinato del taxista Vazquez encendió el clamor de
mayores medidas de prevención y resguardo, y demandó
una rápida reacción de parte de gobierno rionegrino.
Lo sacudió repentinamente en un enero muy tranquilo en el que
los planes eran diagramar las estrategias y medir bien los pasos que
se darán en este año electoral.
El ministro Iván Lázzeri y sus hombres del ministerio
de Gobierno y el área de Seguridad debieron atender los encendidos
reclamos de una sociedad conmocionada.
La brutalidad y la violencia de los delitos pareciera que llevan la
delantera a los esfuerzos de prevención. Una vez más
un crimen sacude las estructuras de una sociedad y pone en tela de
juicio la eficiencia de quienes tienen responsabilidades públicas.
La respuesta de Viedma fue rápida y contundente: todo el gobierno
se puso a disposición de lo que ocurre en Cipolletti. Las decisiones
que se tomarán en el futuro deberán ser directamente
proporcionales a la gravedad de la situación que se viven por
estos días .
Se cortaron los puentes, y a bocinazo y grito pelado se reclamó
justicia, se permaneció de guardia estoicamente a pesar de
la temperatura reinante, había que hacerlo en honor al compañero
brutalmente asesinado. Pero nadie pensó en su viuda, nadie
reparó en el llanto confuso del pequeño que no entiende
por que su padre ya no está; en la bronca y la impotencia de
dos jóvenes que tampoco entienden por que a esa dolorosa soledad
deben sumarles ser ignorados por todos.
A nadie le importa la repulsión que les causa la actitud miserable
de aquél político candidato que parado sobre el cadáver
del marido-padre señala las falencias que, a su entender, tiene
la seguridad provincial en definitiva causante del luctuoso suceso.
Para el gremio, la policía, el gobierno, la justicia, las cuatro
verdaderas víctimas del hecho, no existieron nunca. Queda una
herida abierta, hay una deuda pendiente, hay cuatro víctimas
que padecen torturas en este presente, minuto a minuto, y nadie hace
nada
De campaña
Se puso un casco de obrero de la construcción. Recorrió
una por una las obras en Bariloche. Entregó subsidios. Se reunió
con empresarios turísticos. El gobernador Miguel Saiz se lanzó
de lleno a la campaña a la reelección y para ello eligió
el contacto persona a persona.
Uno de los temas espinosos que cada año le llega desde Bariloche
es el de la Educación y el mal estado de las escuelas. Pero
este año la apuesta es muy fuerte: están en construcción
cinco nuevos edificios escolares y otros 64 se están reparando,
una inversión de $3.000.000. Con ello, se espera garantizar
un inicio normal de clases.
Otra de las obras es la ampliación del hospital público,
unos 10.000 metros cuadrados de construcción, que se inaugurarán
de manera parcial a lo largo de 2007.
El turismo
En lo turístico, tiene pendiente un tema crucial como es el
traspaso de la jurisdicción del cerro Catedral al Municipio.
Se trata de una idea que nació en épocas en que Viedma
y Bariloche estaban alineadas políticamente. Ahora, es motivo
de un constante tironeo entre ambos vértices.
Del lado de los empresarios, le pidieron claramente el traspaso “sea
ordenado” y dijeron que no les interesa tanto el “cuándo”
sino el “cómo”.
A quienes sí les interesa el primer interrogante es a los hombres
del Centro Cívico que han acusado al gobierno provincial de
“demorar” el traspaso.
Sabido es que la seguridad es un atractivo invalorable para un centro
turístico y por ello, los representantes de este sector pidieron
también que se redoblen los esfuerzos.
El asintió a la demanda y destacó la fuerte inversión
que se pensó para esta área. Saiz no quiere dejar ningún
aspecto librado al azar en 2007. En esta semana habló de todo,
desestimó que exista un acercamiento con el ex ministro Roberto
Lavagna y anticipó que aguarda un encuentro crucial con el
Presidente Kirchner. Pero de lo que aún no habla es de cuándo
serán las elecciones . En principio, las internas en el Frente
para la Victoria serán el 4 de marzo.
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