Matías Abelairas (2), Diego
Buonanotte y Ariel Ortega marcaron para el vencedor. Ignacio Piatti
y Juan Neira lo hicieron para los platenses. Buenos
Aires > River Plate venció 4 a 2 a Gimnasia y Esgrima
La Plata y sigue siendo uno de los líderes del torneo Clausura,
en un partido correspondiente a la decimocuarta fecha del torneo Clausura.
Matías Abelairas, en dos ocasiones, Diego Buonanotte, y Ariel
Ortega señalaron los goles «millonarios». Ignacio
Piatti y Juan Neira habían marcado para los platenses.
El encuentro se jugó en el estadio Monumental, con un regular
arbitraje de Javier Collado, quien en el segundo tiempo expulsó
a Alvaro Ormeño, de Gimnasia y Esgrima La Plata.
El recibimiento que tuvo River fue de los peores. Como hace siete
días en La Bombonera llovió maíz, pero esta vez
lo tiró la propia gente que concurrió en muy escasa
cantidad tras la tremenda decepción copera frente a San Lorenzo.
De todos modos se vio a un equipo golpeado, pero que logró
sobreponerse para mantener la punta de un campeonato que suena a obligación.
Una sombra
La profunda depresión post San Lorenzo mostró todos
sus síntomas en el primer tiempo. Allí, River fue una
verdadera sombra ante un Gimnasia que sin quererlo se vio como protagonista.
De la mano de Piatti, el Lobo platense comenzó exigir a Carrizo.
Tanto que en una le quedó al ex Chacarita, que definió
con categoría. Los murmullos y rumores circulaban por el estadio
Monumental y mientras los palos salvaban al equipo, Abelairas desenvainó
un zurdazo inapelable que sirvió para igualar y respirar profundo.
Igual, River era un desconcierto total y en una avivada, Neira hizo
el segundo cuando media defensa miraba para otro lado. Eso sentenció
lo esperado: una notable catarata de insultos y silbidos para el equipo
que se fue al vestuario apesadumbrado y con el ya habitual gesto de
la mirada al piso.
Sin embargo, Simeone sabía que tenía la chance de maquillar
la situación y lo hizo. Mandó a la cancha al ídolo
millonario Ariel Ortega, algo que ya atemperó el ánimo
de los hinchas y corrigió posiciones como la de Alexis Sánchez.
El Burrito Ortega le respondió al técnico con su juego.
Así, no tardó a llegar el empate por medio de Buonanotte
tras buena cesión de Abelairas.
Se entregó el Lobo
Gimnasia que anímicamente es de lo más endeble de nuestro
fútbol, se quebró y no se recuperó más.
Así el inspirado Abelairas puso al frente a River con otro
terrible zurdazo y Ortega se ganó su ovación al arrojarse
al piso y empujar un centro, para establecer el definitivo 4-2.
Entonces, River mermó su caída. Sigue en lo más
alto en el torneo y mientras espera que cicatricen las heridas, por
más profundas que sean.
La despedida sirvió para que los pocos hinchas de River que
fueron al Monumental dejaran de insultar a los jugadores y se acordaran
de la dirigencia que encabeza José María Aguilar, aunque
la goleada y la punta del campeonato todavía no pueden cerrar
la herida de lo sucedido el jueves pasado con San Lorenzo.
Todavía duele la histórica frustración
copera
Buenos Aires > Los hinchas de River hicieron
sentir todo su malestar hacia los jugadores y el director técnico
Diego Simeone por la eliminación en manos de San Lorenzo de
la Copa Libertadores de América y hasta les arrojaron maíz
cuando se asomaron por el túnel.
También, además de la lluvia de maiz, trascendió
que desde la tribuna popular intentaron arrojar papel higiénico,
pero todo quedó en la nada.
El estadio Monumental se mostró desolado, y con muy poco público,
que además demostró que no olvidará con facilidad
el doloroso e inolvidable empate ante San Lorenzo del último
jueves.
Algunas de las banderas estaban dadas vuelta en señal de duelo
o de protesta, mientras que los más silbados cuando la voz
del estadio mencionó las alineaciones fueron el uruguayo Sebastián
Abreu y el propio «Cholo» Simeone.
Para colmo de males, los «millonarios» jugaron un primer
tiempo para el olvido ante Gimnasia y Esgrima de La Plata y eso generó
una estruendosa silbatina cuando los jugadores se fueron a los vestuarios
en el entretiempo.
Dentro de este panorama, Diego Buonanotte fue el más aplaudido
por los simpatizantes, amén del «Burrito» Ariel
Ortega, quien sentado en el banco de suplentes escuchaba como era
pedido en forma reiterada por los hinchas.
Simeone les dio el gusto en el segundo tiempo, Ortega ingresó,
River cambió la actitud, dio vuelta el marcador y pudo aplacar
tanta furia.
Sin embargo, cuando el partido se moría y River ya tenía
asegurado el resultado, los cánticos se convirtieron en una
catarata de insultos hacia la Comisión Directiva y el presidente
José María Aguilar.
Tibios aplausos despidieron la salida de los jugadores, demostrando
el clima y el malestar generalizado de los hinchas y que en definitiva,
la victoria de ayer quedó muy lejos de tapar la histórica
eliminación de la Copa Libertadores.
Se dijo
Los que nos querían muertos tendrán que esperar un
poco. No venimos de un buen momento y encima, la gente estaba enojada
y no es bueno jugar en ese ambiente».
Diego Simeone
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