Por cecilIa soberon
El debate por el cobro del agua finalmente está abierto. La
decisión del EPAS de enviar las facturas por el agua entregada
al municipio responde a una política de recuperación
de los entes provinciales, para evitar su privatización.
Las medidas, avaladas por un decreto del gobernador Jorge Sobisch,
están al límite de la prepotencia y con un servicio
tan básico y esencial como el agua. Porque desde esta misma
columna se apoyó el control de consumo que irremediablemente
se relaciona con el pago del servicio, pero nadie puede desconocer
el contexto económico que viven los municipios neuquinos, en
este caso Cutral Co.
Desde luego que no es creíble que el EPAS supusiera que no
habría resistencia desde las comunas a la medida y, tal vez,
quiso abrir una puerta hacia la discusión seria del tema.
Pero para que ello ocurra deberá sumarse un protagonista fundamental:
el gobernador Jorge Sapag.
Cualquiera que escuche al EPAS o al municipio se encontrará
con posturas diferentes del mandatario provincial, que todavía
no se expidió públicamente sobre este tema. En el EPAS
aseguran que el Gobierno apoya las medidas tomadas para mejorar la
recaudación, en el municipio afirman que el gobernador les
aseguró que no debían pagar las facturas enviadas. Esta
disputa sólo la puede aclarar el propio mandatario.
Discusión
Se impone entonces una discusión seria sobre el tema, ya que
es evidente que no puede sostenerse el servicio gratuito en un conglomerado
urbano de las dimensiones que adquieren Cutral Co y Plaza Huincul.
Si el dinero no puede salir del erario municipal entonces deberá
salir del pago de los usuarios. Pero allí se abren otros disparadores
para la discusión. ¿Quiénes deberían pagar
primero? Porque las empresas que tienen importantes consumos tampoco
abonan el servicio. Entre los mayores consumidores se encuentra el
propio municipio.
La comuna quiere poner en el centro de la discusión la calidad
del servicio. Es posible que con los medidores instalados, la producción
esté menos exigida y consecuentemente haya menos cortes pero
ello es solamente una suposición. Deberá corroborarse
con estudios técnicos responsables.
Aún superadas esas instancias quedará por resolverse
la cuestión social, tal vez la más complicada. En esta
zona el agua es poco menos que una bandera. Se la relaciona constantemente
con la postergación que sufrió esta comunidad después
de la privatización de YPF.
También se recuerda en esta zona que en 1995 se les prometió
que ya no habría más inconvenientes con el suministro,
cuando se inauguró el nuevo acueducto. La foto de Adolfo Grittini,
intendente de aquella época, bañándose con agua
potable junto al ex gobernador Jorge Sobisch es una postal que parece
una burla para la población. Habrá que trabajar junto
con toda la localidad hasta conseguir que haya consenso para el cobro
del agua y evitar así las por ahora previsibles manifestaciones
sociales en contra de esta medida.
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