Washington (Télam) >
La economía, Irak e Irán, además del Tratado de
Libre Comercio (TLC) con Colombia y la reforma migratoria fueron anteanoche
los puntos principales del discurso sobre el estado de la Nación
que el presidente de Estados Unidos, George Bush, pronunció en
el Capitolio.
El asunto más esperado era sin duda la economía. Bush
reconoció que el país está pasando por «un
período de incertidumbre», pero pidió confianza
en la recuperación: «A largo plazo, los estadounidenses
pueden confiar en nuestro crecimiento económico».
Entre las medidas está «dar capacidad» a los propietarios
de viviendas «para superar tiempos turbulentos en el mercado hipotecario»,
pero sobre todo pidió al Congreso que apruebe el paquete de 150.000
millones de dólares de ayuda a los ciudadanos, acordado la semana
pasada con los líderes de ambos partidos.
Bush pidió además expresamente al Congreso que apruebe
los TLC pendientes, con Panamá, Corea del Sur y sobre todo Colombia,
y no sólo por sus importantes implicaciones económicas
sino, como ya aseguró en otras ocasiones, por su vertiente geopolítica,
según despacho de la agencia alemana DPA.
Fue la última vez que Bush se enfrentó al más importante
discurso anual de la presidencia. El 20 de enero de 2009 cumplirá
su segundo mandato y entregará el testigo a su sucesor, que saldrá
de las elecciones del 4 de noviembre.
Respecto a Irak, el presidente se felicitó por los buenos resultados
del incremento de tropas establecido a principios de 2007, algo que
reconoce ahora casi todo el espectro político estadounidense.
«Aunque el enemigo todavía es peligroso y queda más
trabajo, los incrementos de tropas de Estados Unidos e Irak lograron
resultados que pocos de nosotros podíamos haber imaginado hace
un año. Algunos puede que nieguen que el incremento esté
funcionando, pero entre los terroristas no hay duda».
Bush aseguró que el grupo fundamentalista islámico Al
Qaeda, considerado responsable de los atentados del 11 de septiembre,
«será derrotado».
Al mismo tiempo, Bush envió un duro mensaje a «los líderes
de Irán»: «Suspendan fehacientemente su enriquecimiento
nuclear, de manera que las negociaciones puedan comenzar».
«Estados Unidos hará frente a aquellos que se enfrentan
a nuestras tropas, estaremos al lado de nuestros aliados, y defenderemos
nuestros intereses vitales en el Golfo Pérsico», sentenció.