|
Por laura rotundo
El cambio climático del cual tanto se habla en todo el mundo,
es real y absolutamente récord en la historia. Roque Pedace
es científico y coordina -a nivel nacional- la Campaña
Nacional de Cambio Climático, desde la ONG Amigos de la Tierra,
que a su vez está vinculada con entidades del exterior en el
impulso de sus iniciativas. En diálogo con La Mañana
de Neuquén, Pedace aseguró que los gobiernos deberían
establecer medidas obligatorias para combatir la actual crisis ambiental.
¿Existen causas que determinen por qué en el
último tiempo se vienen sucediendo algunos fenómenos
o desastres naturales, en el mundo?
Hay un consenso establecido por el Panel Intergubernamental
de Cambio Climático (PICC) -que reúne a la mayor parte
de los investigadores en clima y a cuestiones relacionadas con el
cambio climático en particular- en el punto de la causalidad.
Es decir, en la atribución a causas humanas en las variaciones
que claramente estamos viviendo. Actualmente, se registra un aumento
de temperatura de algo menos de un grado, en menos de cien años...
es un récord histórico, del cual no existe ningún
antecedente geológico. Por otro lado, los modelos permiten
suponer -con un nivel de certeza muy alto- que esto es consecuencia
de la acción humana, de las emisiones de gases de efecto invernáculo
y en particular, a aquellos derivados de la combustión, como
por ejemplo lo es el dióxido de carbono.
¿Hoy por hoy, a nivel nacional, cómo se encuentra
el ambiente en general? ¿Por qué se habla constantemente
de una crisis ambiental?
En general, la prioridad que le han dado los sucesivos gobiernos ha
sido muy baja. Yo diría que en la población existe un
interés mayor que entre aquellos que pueden tomar decisiones
para revertir el actual deterioro, incluyendo al empresariado. Lo
que se observa es un continuo despertar de problemas, algunos ocupan
más lugar en los medios que otros, pero en la mayoría
de los casos el Estado se encuentra totalmente desbordado en su capacidad
de manejarlos y la sociedad civil recién está comenzando
a tomar cartas en el asunto, como por ejemplo en la Asamblea de Gualeguaychú.
La campaña de cambio climático que Usted coordina
a nivel nacional,
es también una iniciativa mundial. ¿Cuáles son
las propuestas y cómo
se están llevando a cabo?
El objetivo fundamental es que, a muy corto plazo, se adopten
medidas vinculantes -es decir, obligatorias- para reducir las emisiones
y para garantizar que las personas afectadas se vean compensadas,
lo cual significa que haya una adaptación pagada por aquellos
que han sido responsables por las emisiones pasadas, para que no hayan
más víctimas injustas... que de hecho, las hay en todos
lados, tanto en el Norte como en el Sur. Sin embargo, en los países
en vías de desarrollo, la situación es más grave
porque hay menos fondos disponibles para estas necesidades. Por ejemplo,
si ocurre un huracán como Katrina en Estados Unidos, la sociedad
en su conjunto puede recuperarse más rápidamente que
si sucediera en Centroamérica.
¿Cuáles serían esas medidas obligatorias
que deberían establecerse?
En principio, que todos los gobiernos adopten metas para reducir emisiones
o controlarlas, en el caso de los países que tienen menos responsabilidad.
Por otro lado, también se deben diseñar planes para
la adaptación y para prevenir los impactos negativos del impacto
climático.
¿Existen estadísticas que refieran a cuánto
mejoró o empeoró la situación, desde los cinco
últimos años al día de hoy? Por ejemplo, en la
tala de árboles o en la contaminación del agua...
Sí. Hay registros cada vez más completos y mejores de
todo eso, porque además de los organismos internacionales,
también los Estados empiezan a influir en la contabilidad.
cuando se perdía un bosque era problema de los que estudiaban
los bosques o de las víctimas directas. Actualmente, esto también
es parte de la economía porque en algunos lugares esto ya se
incluye dentro de los balances presupuestarios nacionales, aunque
sea todavía menos importante que el balance convencional. En
cambio, en cambio climático se ve que hay diferencias muy grandes
entre aquellos que han tomado medidas y los que no. Por ejemplo, Europa
ya ha adoptado una serie de reglas y ya está en vías
de equilibrar sus emisiones, tal vez no cumpla con la reducción
que han prometido, pero por lo menos las van a estabilizar en el plazo
también fijado, para el 2012. Por otro lado, Estados Unidos
va a tener un incremento muy por encima del 15 por ciento en ese año,
y apunta a mas del 30 por ciento por sobre la base del año
1990.
¿Tiene conocimiento si sobre este punto se está
trabajando en nuestro país, desde el gobierno o desde la Subsecretaría
de Medio Ambiente de la Nación?
La Subsecretaría tiene una serie de organizaciones internas,
como la “Oficina Argentina para el Mecanismo del Desarrollo
Limpio”, que se encarga de las cuestiones de cambio climático.
Realmente, considero que debería tener mucho más respaldo
y capacidad de gestión y no la tiene, no por la gente que está
a cargo, sino porque no es una prioridad importante para el conjunto
de los partidos políticos, no sólo para el Gobierno.
¿Varía mucho a nivel provincial, el tema específico
de las radiaciones?
El país tiene una población urbana de cerca del 95 por
ciento del total, por lo que indudablemente son estas concentraciones
las mayores responsables de las emisiones. Lo que sí varía
mucho más es el hecho de que se vean afectados. Hay zonas -como
toda la parte norte de Neuquén, que tiene agua de deshielos-
que se van a quedar sin agua, tal vez antes de fin de siglo, porque
se van a acabar los glaciares. Más grave aún es la situación
en Mendoza o San Juan, para no hablar de otras ciudades de América
del Sur, como Lima o La Paz , que tal vez tengan que ser evacuadas
porque van a quedarse absolutamente sin agua para beber.
¿Es cierto que las represas ayudan a que se registre
un cambio climático?
Las represas normalmente, tienen emisiones bajas porque las superficies
acuáticas en general, no emiten más dióxido de
carbono del que absorben. Sin embargo, en el período inmediato
posterior al llenado -sobre todo en aquellas represas donde no se
ha retirado el material orgánico, la madera por ejemplo- hay
una gran cantidad de emisión de metano, que es un gas veinte
veces más potente que el dióxido de carbono. En concreto,
sí hay algunas represas que contribuyen significativamente
al cambio climático.
A nivel educativo, ¿observaría constructivo
que se agregara en los planes de estudios escolares una asignatura
sobre el cuidado ambiental? ¿Conoce si en otros países
lo hacen?
En general, los países más exitosos han introducido
el estudio del medio ambiente de manera transversal en las otras materias
y se refleja que de este modo, se le da mucha más importancia
al tema. Se estudia el ambiente, no como una cosa segregada, sino
como una dimensión de lo que existe en el mundo y es como debe
ser.
¿Ve factible que la alternativa de la energía
solar, se adopte comúnmente al uso de la población en
Argentina?
Es una de las cosas que se puede comenzar a hacer ya mismo. En Argentina,
es posible introducir la calefacción solar... sería
algo relativamente sencillo y económico porque existen los
equipos que se adaptan a esta opción y también hay iniciativas,
como es el caso de Rosario (Santa Fe), donde ya se está previendo
el uso obligatorio del agua, calentada por colectores conectores solares.
Lo que hay que tener para llevarlo a cabo es una política sólida.
También, la arquitectura bioclimática es una alternativa
que favorecería al medio ambiente. Se deberían establecer
ciertos códigos que obliguen a los constructores a optimizar
el uso del sol y también del viento. Por ejemplo, en general,
las casas bien construidas no tienen tanta necesidad del uso del aire
acondicionado y son estos equipos los que determinan el pico del consumo
de electricidad en Argentina.
Si desde “Amigos de la Tierra” presentaran una
propuesta al oficialismo para revertir el deterioro, ¿cuál
sería la principal?
La primera sería que tiene que crearse un Plan de Acción
Climática Nacional y una estrategia definida para concretarlo.
Obviamente, esta decisión está demorada a pesar que
el Ejecutivo ha contado con fondos como para implementarlo y además,
porque la Convención de Cambio Climático Internacional
-firmada en Río de Janeiro, en 1992- obliga a los Estados a
tener este tipo de planificación. De todos modos, creo que
siempre hay luces y sombras porque tengo la certeza que hay algunas
personas del Estado que también están muy convencidas
de producir un cambio... sin embargo, no sólo el Ejecutivo
no ha hecho mucho, sino que también desde el Poder Legislativo
prácticamente no ha hecho nada y los intendentes se desentienden,
a pesar que muchas veces son víctimas directas de esta situación.
Me parece que todavía, como se vio claramente con las inundaciones
de Santa Fe, el grueso de los medios no vincula a las responsabilidades
respecto del cambio climático, con lo que acontece todos los
días, como por ejemplo con las sequías. En el caso de
Neuquén, creo que la provincia ya debería tener un plan
que determine cómo van a sobrevivir con menores precipitaciones
.
Por último... ¿cuál es su posición
en relación al complejo
conflicto de las papeleras?
“Amigos de la Tierra” de Argentina ha apoyado abiertamente,
el reclamo de los vecinos del Río Uruguay, en el sentido de
que no se haga absolutamente nada sin contemplar la participación
de ellos. En particular, lo que ha caracterizado este conflicto es
que sino hubiese existido el reclamo de las llamadas “Asambleas”,
aún estaríamos cambiándonos cartitas con Uruguay.
Es posible organizarse para cambiar algo. En nuestra opinión,
las “pasteras” -no papeleras, porque no se va a producir
papel- son parte de una estrategia de inversión mundial y no
tiene en cuenta las prioridades de la gente sino las del mercado.
Siempre puede haber un tipo de producción limpia, el problema
es cuándo, dónde y qué tipo. Las tecnologías
nunca son libres de impacto, pero existen las más caras que
generan menores daños.
Es cierto que el mundo no puede vivir sin papel, pero también
es una realidad que la mayor parte de éste se gasta en cosas
inútiles.
|
|