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Por laura rotundo
El último martes, el Gobierno Nacional anunció que
la desocupación de la República Argentina volvió
a crecer, afectando actualmente al 10,1 por ciento de sus habitantes.
La Fundación Salvat es una entidad sin fines de lucro, destinada
a brindar capacitación a personas desempleadas y subempleadas,
con el objetivo de orientarlas a desarrollar en sus personalidades
actitudes, capacidades y habilidades que les permitan enfrentar los
desafíos que el mercado laboral plantea, de cara al siglo XXI.
Marité Salvat es Presidente Honoraria de esta entidad que funciona
en distintos puntos del país, desde hace 11 años, cuando
la desocupación ya azotaba gravemente a la población
argentina. En este reportaje con La Mañana de Neuquén,
la licenciada detalla cómo se puede construir el futuro a partir
de una fuerte capacitación.
¿Por qué motivos se decidió a comenzar
con la Fundación Salvat?
Todo comenzó en el año 1995 porque en el último
trimestre del año anterior, el desempleo se había duplicado
en nuestro país, del 9,4 por ciento al 18,6. Esa realidad fue
el puntapié inicial de este proyecto.
Dado que quienes integramos la Fundación, estábamos
y estamos sumamente dedicados a temas de inserción laboral
desde 1980, entendimos que teníamos una enorme responsabilidad
para con la gente que iba quedando masivamente sin trabajo y de esta
forma, podíamos ir formarlos y entrenarlas para reincorporarlos
a un mercado laboral que estaba cambiando.
Actualmente, ¿cuáles son las razones que manifiestan
las personas desocupadas cuando visitan la Fundación que Usted
preside? ¿Por qué se quedan sin trabajo?
Los motivos son múltiples. Yo diría que la clave está
en que la mayoría de los argentinos están capacitados
para el mercado del empleo estable y para toda la vida que existía
en la era industrial, pero no ahora... en cambio, no se encuentra
preparado para las exigencias del nuevo siglo, donde las herramientas
fundamentales son los servicios y el manejo de la tecnología.
Insisto en que la ciudadanía sí está capacitada
pero con competencias que no son las actuales.
Obviamente, la edad es otro factor muy puntual respecto de porqué
la gente se queda sin trabajo o no puede encontrarlo... de hecho,
hoy se observa que las personas que desean entrar a una empresa y
lo logran, entran pero tienen entre 18 y 25 años, desarrollan
su labor por muy poco dinero y con contratos temporarios.
También existe una cuestión de género. Las estadísticas
indican que las mujeres tienen menos posibilidades que los varones
a la hora de encontrar finalmente un trabajo.
Todas las razones que yo puedo enumerarte tienen que ver con las dificultades
en intentar encontrar un empleo estable, en una empresa.
La nueva forma de trabajo de este siglo es el “AUTOEMPLEO”
y yo creo que esta modalidad logra terminar con la discriminación
de la edad, del género e incluso con algún tipo de discapacidad
que presenta un porcentaje de los desocupados, lo cual no impide que
perfectamente se pueda comenzar con un emprendimiento propio.
El siglo XXI es para mí “la era de los servicios”
y es una ventaja porque ofrece posibilidades para todos.
Últimamente suele oírse de boca de muchos pequeños
y medianos empresarios, que existe una importante “ausencia”
de mano de obra. ¿Ustedes impulsan la capacitación de
artes y oficios, por ejemplo, como para revertir esta situación?
Con relación a estas artes y oficios, ha ocurrido un fenómeno
muy particular en nuestro país.
En la década de los ‘90, las personas que manejaban oficios
fueron quedándose sin trabajo y entonces se abrían pequeños
negocios por cuenta propia. Todos los que eran especialistas en una
tarea específica hoy se encuentran trabajando en forma independiente
y lógicamente no quieren volver a estar “bajo patrón”.
Concretamente, nosotros no capacitamos en oficios sino que realizamos
distintos talleres, en forma totalmente gratuita, para poder lograr
que las personas se acomoden a este nuevo mercado que detallé
anteriormente y que sin dudas, es muy diferente al del siglo pasado.
Sí capacitamos a nivel tecnológico, ya que la informática
e Internet especialmente, hoy resultan esenciales para conseguir cualquier
trabajo.
¿Cómo manejan el desánimo o la desesperanza
que seguramente manifiesta la persona desocupada?
Es una buena pregunta y también un tema clave en lo que la
reinserción laboral...
El desánimo se debe principalmente a que las personas desocupadas
están confundidas, mirando un mercado que terminó...
en la actualidad, los contratos son por tiempo determinado y de muy
bajo nivel.
El desánimo viene porque la gente no está preparada
para enfrentarse a la nueva realidad. Siendo totalmente francos debemos
decir que trabajo en la Argentina, hoy no falta pero lo difícil
es adaptarse a las nuevas exigencias y a las nuevas competencias que
son necesarias para reinsertarse.
Cuanto mayor cantidad de productos tecnológicos salen al mercado,
los servicios se multiplican pero hay que conocerlos y tratar de estar
enterados sobre cómo se desarrollan.
En la actualidad, las empresas se reducen porque tercerizan sus servicios.
Entonces, las personas que son especialistas en alguna tarea específica,
pueden acceder a estas labores, absorbiendo lo que antes hacía
una gran compañía... hoy, esto lo hacen las pymes y
las microempresas.
¿Trabajan con psicólogos que ayuden a los desempleados
que asisten a la Fundación?
En todo el país, la Fundación Salvat ha formado -desde
su creación- a más de 550 profesionales de la psicología,
como técnicos en inserción laboral, para que puedan
llevar adelante los talleres que impulsamos, para coordinarlos y así
lograr lo que resulta más fundamental para nosotros que es...
recuperar a las personas.
Los “desocupados” tienen que empezar sabiendo quiénes
son, en qué nuevo mercado de trabajo se encuentran inmersos,
cuáles son las tareas que han hecho anteriormente y cuáles
son las que podrían desarrollar en un futuro teniendo en cuenta
sus cualidades, armar la historia de sus logros y volver a recuperar
el autoestima.
El volver a poder conseguir trabajo depende principalmente de “volver
a empezar”. Yo entiendo que las oportunidades que existen son
muchísimas pero tenemos que saber que “el cambio es lo
permanente” y para esta mutación diaria es para lo que
más nos debemos preparar. Es simple: si lo que hacía
antes, ahora me hace perder clientes, entonces tengo que lograr modificar
mi realidad, a partir de mis habilidades reales y de una actitud pro
activa.
¿Cuáles son los logros más relevantes
de la Fundación y cuál es la dificultad más dura
con la que se enfrentan?
En los once años que llevamos de experiencia, hemos capacitado
a cincuenta mil personas aproximadamente, en todo el país,
ya que además de estar presentes en la Ciudad de Buenos Aires,
contamos con sucursales en Córdoba, Rosario, Mar del Plata,
Mendoza y Bahía Blanca. Antes también trabajamos con
una sede en Río Negro y obviamente, nos encontramos más
que interesados en acercarnos a Neuquén, en caso de poder armar
algún convenio con el gobierno local para así poder
capacitar a los desocupados de la provincia.
De esa importante cantidad de personas que intentamos formar -de la
cual, el 60 por ciento son mujeres-, es que el cien por cien de ellos
ha recuperado la autoestima y ha podido pensar que, conociendo el
mercado que existe hoy, son capaces de volver a trabajar. Es importante
saber que ellos sienten que nunca más van a volver a caerse...
es un duro proceso de trabajo el de revertir “la desesperanza”,
pero en la Fundación vemos que da resultado.
Además, el 68 por ciento de ellos está actualmente trabajando.
La mitad de este porcentaje ha vuelto a desempeñarse en empresas,
los más jóvenes, y la gente más grande -tenemos
personas de hasta 80 años en nuestros talleres- han puesto
en marcha emprendimientos propios y afortunadamente, con mucho éxito.
Anualmente, solemos hacer ferias para difundir estos proyectos e impulsar
así los servicios que cada uno brinda.
Sin dudas, la mayor dificultad la encontramos en lograr que la mujer
o el hombre que hoy están desocupado pero que en algún
momento tuvo un empleo destacado en una empresa determinada o siempre
pasó por cargos ejecutivos, se revalorice... suele decirse
que “a mayor subida, más grande es la caída”
y el reflejo de la situación en esos casos, lo confirma.
Una persona que nunca accedió a este tipo de empleo jerárquico,
se adapta mucho mejor a poder volver a empezar... de cero.
¿Cuál es su visión respecto de la gestión
del Gobierno Nacional en relación con el mercado laboral?
Yo creo que el Gobierno está siguiendo un camino que no es
malo, sino que está tratando de crear posibilidades de empleo
y, a su vez, sostener a los que no pueden lograrlo, con planes.
Según se dice, estaría en la mente del Ejecutivo reducir
la cantidad de estos subsidios e invertir en cambio, en más
capacitación.
¿Existe alguna posibilidad de que Ustedes contribuyan
en este proyecto?
Totalmente. De hecho, desde el Gobierno nos están convocando
para capacitar a quienes reciben los planes Jefas y Jefas, para que
a través de nuestra formación, puedan encontrar una
rápida inserción laboral.
Sin embargo, vale la pena destacar que el mayor apoyo siempre lo hemos
encontrado en las localidades y en los municipios que tienen a sus
autoridades cerca de las problemáticas de sus habitantes.
Dadas estas condiciones que Usted describe, ¿cuál
es su expectativa acerca del futuro de nuestro país?
Considero que el futuro de la República Argentina está
en las manos de cada uno de sus habitantes. La problemática
sin dudas, tiene que ser abordada por una mesa de tres patas: una
es el Gobierno -pero especialmente los mandatarios locales-, las ONG’s
que trabajan para revertir el drama de la falta de trabajo y por último,
las empresas. Se debe crear una autonomía de gestión
en las personas para que se logre crear sus propias fuentes de trabajo.
Si no nos juntamos para luchar en pos de este objetivo, no creo que
las cosas cambien mágicamente solas.
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