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Los temas de la vida cotidiana son
grandes agentes provocadores de la imaginación y ayudan a reconstruir
momentos históricos. Roberto Chagallo contribuye con su arte
folklórico nativo a la comprensión de nuestras raíces
y de nuestro perfil norpatagónico.
Roberto “Tata” Chagallo nació en Conaniyeu (provincia
de Río Negro) el 12 de noviembre de 1945. Es uno de los diez
hijos de Celestino Chagallo y de Juana Curinao. Los Chagallo, descendientes
de los caciques tehuelches al igual que los Inacayal y los Yanquetruz,
estaban emparentados y se unían para luchar juntos contra los
blancos que les querían usurpar sus tierras. Años más
tarde contribuyeron con el gobierno nacional para salvaguardar la
disputa limítrofe entre La Argentina y Chile. Los pueblos originarios
conocían a la perfección pasos y senderos para transitar
entre ambos países.
Cuando Roberto tenía tres meses su madre murió. El pequeño
estuvo a cargo de su hermana mayor, Gabina, que estaba embarazada.
“Mientras en sus brazos me acurrucaba, en su vientre latía
su hijo”, rememora Tata.
Carlos Colgenio, jefe de policía del entonces territorio de
Río Negro, y su esposa Ester fueron sus primeros padres adoptivos.
Tata vivió con ellos alrededor de siete meses hasta que Ester
falleció. El dolor de Carlos, su padre adoptivo, lo llevó
a trasladarse a Viedma y luego a Cinco Saltos donde entrega a Tata
en manos de su hermana María Isabel Colgenio que se convertiría
en su segunda madre adoptiva.
Tata vivió con María Isabel hasta que cumplió
los veinte años. Y llegó para él el tiempo del
amor. Y decidió presentar a la que fue su primera novia a su
madre adoptiva, María Isabel. Pero no logró que María
Isabel aceptara la relación.
Inclinación por el arte
Roberto “Tata” Chagallo realizó sus estudios primarios
en el Colegio San Francisco de Sales y los secundarios en el colegio
Comercial de Viedma. Estudió Folklore en la Escuela Nacional
de Danzas en Buenos Aires. Desde muy niño tuvo inclinación
por el arte: pintura, música, danza y recitado de poesía
que “fueron fomentadas por los sacerdotes que me formaron y
educaron como hombre” indica Roberto.
Cuando Roberto tenía apenas trece años de edad realizó
una presentación artística y fue descubierto por Raúl
Entraigas quien lo llevó a Buenos Aires para la filmación
de la vida de Ceferino Namuncurá. Su lugar de alojamiento fue
el Colegio Don Bosco y allí, el jovencito, fue presentado a
los directores de cine y productores norteamericanos que solventarían
el proyecto. Ya estaba definido que el rol de padre del Lirio de la
Patagonia sería interpretado por Anthony Quinn.
En la línea sur
Durante la gobernación de Edgardo Castello en Río Negro,
Roberto ingresó en la administración pública,
en el Ministerio de Asuntos Sociales de la Dirección de Trabajo.
Sin embargo, sus dotes artísticas siempre afloraron y la hija
de Castello, Susana, logró un traslado para Roberto en la vocalía
del Consejo
Provincial de Educación de Río Negro.
Años más tarde, Roberto ingresaría en el Banco
Provincia de Río Negro, sucursal Bariloche.
Fue en Bariloche donde nuevamente se enamoró y dejó
atrás la soltería. En Bariloche nacieron sus hijos Alejandro
Manuel y Némesis Eleonora quienes, en la actualidad, le dieron
la felicidad de tres hermosos nietos.
La fortuna laboral acompañaba a Roberto al ser contratado por
la subsecretaría de la Nación, por un convenio con la
dirección provincial de Cultura, en Viedma. Roberto se convirtió
en supervisor de escuelas municipales de las ciudades de Allen, General
Roca, Bariloche. A la vez, se dio el gusto de dictar cursos de folklore
en la línea Sur que comprendía las localidades de Maquinchao,
Jacobacci, Valcheta, San Antonio Oeste, Ramos Mejía y Los Menucos.
El amor, el amor
En el año 1974 Roberto conoce a María Soledad Montes
con la que decidió casarse en diciembre de 1975. Y en 1990,
quince años después de la boda, Roberto se convirtió
nuevamente en padre de Lucas y Camila, quienes en la actualidad residen
en Miami.
Roberto y María Soledad recorrieron toda América presentando
el espectáculo que decidieron llamar “Argentina Show”
El éxito de la propuesta folklórica argentina los llevó,
a partir del año 1976, a presentarse en doce países
sudamericanos. El folklore argentino ganó aplausos y éxitos
de la mano de los talentosos intérpretes, Roberto y María
Soledad virtuosos en música, danza y canto bien argentinos.
Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa
Rica, Nicaragua (en los años de la rebelión contra Somoza)
Honduras, Guatemala, El Salvador, Méjico fueron los primeros
países que aceptaron la propuesta de Roberto y María
Soledad, en la década del ’70, hasta que el matrimonio
decidió anclar en Miami.
Casi como una hazaña, Roberto indica que todo el periplo iberoamericano
lo hicieron en un Fiat 600, modelo ’72, negro. Para solventar
los gastos del viaje hacían canje publicitario con talleres
que ponían a punto al “Topolino” y les permitía
viajar ininterrumpidamente y a bajo costo. Entre las anécdotas
que cuenta Roberto está lo que les sucedió en México.
Al llegar al país azteca necesitaban cambiar las cubiertas,
pero no las conseguían y , gracias a la intervención
de un amigo, pudieron cambiarlas. En otra oportunidad, cuando estaban
arribando al continente americano, se les cortó el embrague
y quedaron a “la deriva” recuerda Roberto. Por fin, consiguieron
que los acercaran hasta Houston donde arreglar el automóvil
resultaba muy caro.
Las anécdotas se suman interminablemente. Roberto y María
soledad, ya en Norteamérica, tuvieron mil y un inconvenientes
con el idioma. Pero, luego de salvar esta situación, obtuvieron
por primera vez un contrato para trabajar en un Music Hall. De ahí
en más, las puertas se fueron abriendo a lo largo y a lo ancho
de los Estados Unidos, de la mano de un representante.
Miami
La vida de los artistas trashumantes comenzó a cambiar. Para
transportar los instrumentos comenzaron comprando un trailer, hasta
que finalmente necesitaron un minibús.
Entrando en los años ’80, la pareja decide, definitivamente,
radicarse en Miami y convertir a esta ciudad en centro de operaciones.
Fue el punto de partida de una nueva etapa en la vida de Roberto y
María soledad. El espectáculo, difundiendo el arte argentino
fue presentado en escuelas primarias y colegios secundarios de todo
el país.
En la actualidad Roberto integra el elenco de Búfalo Bill dirigido
por Monti Montana donde representa al gaucho sudamericano. En la memoria
quedaron grabadas las presentaciones de su show argentino en Asia
y Europa. La incesante actividad de Roberto lo llevó a fundar
academias de folklore y a dedicarse a la formación de nuevos
valores de la interpretación musical. Roberto también
integró en Estados Unidos el Departamento Educativo Folklórico
Argentino (DEFA)
En la actualidad integra el “State Street Ballet” con
el que presenta la obra de Alberto Ginastera “Estancia”.
Al margen de su vida recorriendo los caminos del mundo, Roberto recordó
que “Estuve siempre en contacto con el profesor Rodolfo Casamiquela
al que conocí durante mi estadía en Viedma y con el
que continúo carteándome. En una de esas cartas, Casamiquela
le comentó su interés en que Roberto regresara a nuestro
país, a nuestra región, como auténtico exponente
de la raza ya que, según afirmó, tiene el perfil de
un auténtico líder tehuelche.
Volver
En su última visita a la región Roberto volvió
a las cumbres patagónicas a reencontrarse con sus ancestros,
con sus hermanos, con amigos y con dirigentes de pueblos indígenas.
Con nostalgia recordó a su padre que, en el campo, se clavó
una espina en un talón, accidente que a pesar de todo lo que
se hizo por él, trasladado a Buenos Aires, le costó
la vida.
Hechos y protagonistas
En 1912
el entonces gobernador Eduardo Elordi convocó al vecino Amaranto
Suárez, nativo de San José, Uruguay, para organizar
el primer servicio de Transporte de Pasajeros para realizar el trayecto
entre Neuquén capital y la localidad turística de San
Carlos de Bariloche.
“La
Veloz” fue la primera empresa de transporte de pasajeros que
funcionó en la región, fundada por el emprendedor Amaranto
Suárez en el año 1915, en sociedad con el estadounidense
Jarred Jones.
Amaranto
Suárez fue primer agente de YPF y distribuidor de combustible
en la Patagonia. Fue concesionario de varias automotrices como Chrysler,
Phlymouth y Dodge.
Historias desconocidas
Entre amigos y parientes pioneros
Detalles
de la íntima reunión realizada para reavivar la llama
de
la organización civil neuquina.
Neuquén > Con motivo de cumplirse, el
11 de marzo, el primer aniversario de la creación del municipio
neuquino, meses atrás se realizó un asado muy íntimo.
Los invitados fueron los descendientes de los primeros intendentes
que tuvo la capital, desde la época de la vida territoriana.
Organizado por la Asociación Raíces Neuquinas y la autoridad
municipal, considerado de interés cultural por el Honorable
Concejo Deliberante, la principal invitada fue Carmen Linares, radicada
en Buenos Aires, descendiente directa del primer comisionado municipal
que tuvo Neuquén, don Pedro Linares, pilar de la incipiente
vida comercial en la joven capital.
Don Pedro Linares y Ángel Pérez Novella abrieron un
almacén de Ramos Generales en la intersección de la
avenida Argentina con la calle San Martín.
Con anterioridad, Pedro y sus hermanos Manuel y Joaquín habían
abierto entre 1901 y 1902 el Almacén de Ramos Generales, Gran
Hotel “La Nacional”. Esta íntima relación
familiar se hizo presente en la reunión recordatoria, representada
por las bisnietas, bisnietos y tataranietos de los pioneros Linares.
Y, más cerca en el tiempo, Molly Edelman, sobrina nieta de
Ángel Edelman quien, antes de ser el primer gobernador de la
Neuquén Provincia, fue miembro del concejo municipal. También
estuvieron presentes la bisnieta y la tataranieta del patriarca Enrique
Nordenstrom, quien ejerció como Comisionado Municipal entre
1909 y 1911. Olga Nordenstrom de Fernández y Olguita Fernández
descienden también de Enrique Nordenstrom (hijo) que fue comisionado
municipal entre 1928 y 1929, época en que estos cargos, por
ser ad honorem, eran ejercidos durante el período de un año
calendario.
Y la dinastía de los Nordenstrom tuvo otro representante, Ismael,
que fue intendente desde 1952 hasta 1955, ocupando el cargo en coincidencia
con el cincuentenario de la fundación de la gran capital norpatagónica.
Olguita Fernández sigue los pasos de sus antecesores ya que
integra el Honorable Concejo Deliberante de nuestra capital.
Con ellos, otro apellido ilustremente ligado a la neuquenidad, Chaneton,
representado por el concejal Carlos Chaneton, descendiente directo
de don Abel Chaneton, director del primer periódico de la joven
capital, “Neuquén”. Don Abel fue también
presidente de la comisión vecinal neuquina en varios períodos:
1908, 1911 y 1914
En un ambiente familiar, además de saborear un delicioso asado,
también compartió el grato momento la bisnieta de don
Domingo Mazzoni quien fue, junto a Miguel Mango, Joaquín Portela
y José María Pérez, uno de los primeros concejales
neuquinos que actuaron, cien años atrás, bajo la presidencia
del intendente pionero don Pedro Linares.
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