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Explorador temerario, científico
y pionero patagónico nació en el seno de una acomodada
familia porteña. Su temprano interés por la naturaleza
definió el rumbo de su vida.
Quizás, al famoso perito Moreno se lo conozca más por
sus viajes para definir la línea de frontera con Chile. Sin
embargo, vivió sucesos dignos de un largometraje.
En 1863 estudió pupilo en el colegio y no se lo conoció
como alumno estudioso. Desde muy pequeño sintió una
gran atracción por las ciencias naturales, materia que no integraba
la currícula escolar. Por esta razón su padre, Francisco
Facundo, lo llevaba a la orilla del Río de la Plata y a los
lagos de Palermo para juntar elementos con los que Francisco fue armando
su propio museo.
En 1870, luego de la muerte de su madre, Juana Thwaites, la familia
se muda a una quinta en Parque Patricios.
Llegando a 1871 comienza la amenaza de la fiebre amarilla y Francisco
Facundo con sus cuatro hijos se muda a la estancia del tío
León Gándara,en la provincia de Buenos Aires. Ese mismo
año Francisco Pascasio realiza las primeras exploraciones entre
los lagos Chascomús y Vitel. Los peones le hablaron de osamentas
y la “luz mala”. Francisco conjeturó que esas fosforescencias
indicarían la presencia de un yacimiento fosilífero.
En 1872 su padre le regala un edificio de doscientos metros cuadrados
para que, con veinte años cumplidos, armara su propio museo.
Tiempo después, Francisco Facundo se casa en segundas nupcias
con Fanny Gowland, con la que tiene dos hijos. El nuevo estado civil
de su padre hace que Francisco Pascasio abandone el hogar. Corría
1873 y lo convoca el presidente Domingo F. Sarmiento. El tema fundamental:
la ciencia. Ese diálogo con el sanjuanino definió su
soñado viaje a la Patagonia. El primer destino fue Carmen de
Patagones, el objetivo; buscar fósiles. No había caminos,
el ferrocarril llegaba hasta las Flores, en la provincia de Buenos
Aires, y esas enormes distancias se hacían a caballo. El resultado
de su primera gran investigación en la Patagonia lo presentó
al año siguiente en Estocolmo donde Francisco adquirió
respeto internacional. Entusiasmado por sus logros, realiza un nuevo
viaje exploratorio al Sur argentino. Se embarca en el Bergantín
Rosales y viaja hasta la desembocadura del río Santa Cruz.
Con sus avezados acompañantes, se interna en tierras poco conocidas
y hace contacto con una tribu aborigen. Esto le permite conocer antiguas
costumbres además de vestigios de una vida anterior a la llegada
del europeo. Moreno hizo acopio de gran cantidad de objetos de habitantes
primitivos. Después de cinco meses, regresa a Buenos Aires.
La Sociedad Científica Argentina de la que era miembro le costeó
los gastos de su tercer viaje a tierras patagónicas.
En esta ocasión, la finalidad era cruzar la cordillera de los
Andes pasando por el Lago Nahuel Huapi para pisar tierra chilena.
Para hacerlo debía encontrar al cacique Shayhueque, dueño
del paso a Chile. En el recorrido bordeó el río Limay,
pasó por las barrancas de Chacón Geyú, cruzó
el Cumelfen, la Pampa rosada y la región Manzanageyú
o País de las Manzanas. Al llegar a Collón Cura y Neumuco,
envió un mensaje al cacique que, en respuesta, lo invitó
a su territorio.
Francisco Pascasio Moreno fue recibido por un coro de mujeres y se
presentó frente a Shayhueque. Este encuentro fue fundamental
en la historia.
El joven explorador traspuso una frontera geográfica y se internó
en una cultura inexplorada. Sayhueque, considerado el mayor cacique
de toda la Patagonia, le brindó su hospitalidad y lo presentó
ante el “consejo de los viejos jefes” para explicar los
motivos por los que deseaba ir a Chile. La tarea no fue fácil.
En un momento de la discusión, Yanyarique, el cacique de las
nueve mujeres, lo acusó de mentiroso y lo desafió a
pelear. Francisco Pascasio se enfrentó al cacique, que no pudo
tirar del caballo al joven explorador. Esta circunstancia tronchó
el deseo de atravesar el paso de la cordillera para llegar a Chile.
En su afán de concretar su objetivo, Moreno se hizo amigo del
cacique Ñancochenque, que lo invitó a sus toldos, lo
acompañó a recorrer los bosques del pehuén y
allí descubrió la «fitzroya» patagónica.
El 22 de enero de 1876 se convirtió en el primer descendiente
de europeos en llegar al lago Nahuel Huapi en un viaje iniciado desde
las costas del Atlántico. Conmovido por la belleza del paisaje,
Moreno toma “posesión simbólica” del lugar
y hace reflejar en las aguas del Nahuel Huapi los colores de la bandera,
afirmando la soberanía de nuestro país.
Una cuarta expedición a la Patagonia, esta vez bajo el mando
de Luis Piedrabuena. Moreno quería mostrar a la clase política
el valor económico y estratégico de la región.
Con el apoyo de Estanislao Zeballos y del presidente Nicolás
Avellaneda, en octubre de 1876 se embarca en la goleta «Santa
Cruz». El viaje los llevó en la búsqueda del río
Chubut. Al pasar por Carmen de Patagones se topan con un grupo de
nativos que traían noticias de un «huinca» muy
poderoso, más fuerte que Namuncurá. En los toldos de
Shayhueque, habían oído hablar de las hazañas
del amigo del cacique. Hablaban del mismísimo Moreno, que tenía
permiso para juntar “bichos y yuyos”. Meses después,
un 13 de febrero de 1877, Francisco Pascasio Moreno llega a las nacientes
del río Santa Cruz, meta que no pudieron alcanzar ni Fitz Roy
ni Darwin. El río los conduce hasta un magnífico lago,
al que bautiza “Argentino”. El 18 de febrero llega al
glaciar que hoy lleva su nombre.
Luego de navegar el lago Argentino, Moreno se dirige al Norte. Descubre
el lago al que denomina «San Martín», bautiza a
la montaña humeante del volcán Chaltén como cerro
“Fitz Roy” y a otro cerro lo llama “Moyano”,
por su amigo e intrépido compañero de aventuras. También
le da nombre al río que une a los lagos “Viedma”
y “Argentino” como río “Leona”en honor
a un puma hambriento que los atacó y del que Moreno se defendió
con un poncho arrollado en un brazo.
Luego del exitoso recorrido, Moreno de sólo 24 años
de edad, a caballo, llega a Punta Arenas y allí se embarca
con rumbo a Montevideo y Buenos Aires.
En 1879 es nombrado “jefe de la Comisión exploradora
de los Territorios del Sur” por el Gobierno presidido por Avellaneda.
Lo envían a estudiar lugares para ser colonizados, recorrer
la costa entre los ríos Negro y Colorado, localizar los yacimientos
de nitrato y estudiar aspectos geológicos con vistas a la futura
construcción de un ramal ferroviario para unir el Atlántico
con el Pacífico atravesando la Patagonia.
El 18 de febrero de 1874 comienza la conquista del Desierto. Julio
A. Roca, desde Azul, inicia la campaña con la 1º División
compuesta por seis mil hombres, secundado por el coronel Conrado Villegas
para llegar a las márgenes de los ríos Negro y Diamante
o Neuquén. Al mismo tiempo, Moreno se dirigía al Sur
con una tripulación que estaba entusiasmada con la guerra,
en contra del pensamiento del perito. El derrotero lo lleva a relevar
la costa del Golfo San Matías, el puerto de San Antonio hasta
que, a caballo, emprende viaje a la cordillera. Visita al cacique
Sinchel, luego de pasar por Valcheta. Luego pasa por Maquinchao y
El Maitén hasta llegar a la toldería de Inacayal y Foyel.
Luego de recorrer la región y sobrevivir a un intento de asesinato
por envenenamiento, Moreno sigue hacia el país de las Manzanas,
y vuelve a recorrer el Nahuel Huapi donde bautiza al cerro “López”
en honor a Vicente López y Planes, autor del Himno Nacional,
y al lago “Gutiérrez” en memoria de uno de los
hombres que diera inspiración a su infancia: Juan María
Gutiérrez.
Mientras el perito está dedicado en hallar el paso de Vuriloche
que comunica con Chile, lo capturan los indios de la toldería
de Shayhueque. Luego de tres días Moreno es condenado a muerte.
Sayhueque demora el cumplimiento de la sentencia y Moreno con sus
dos acompañantes alcanzan, en una oscura noche, el río
Collón Curá en una balsa construidas con ramas de sauce.
Navegando de noche y escondiéndose durante el día bajan
por el Collón Curá y el río Limay hasta las proximidades
del Neuquén. En esa increíble huida Moreno, junto con
su vida y la de sus compañeros, salvó su diario y la
bandera argentina. Con este viaje concluyó una etapa de su
vida. Terminaron las exploraciones movidas sólo por su esfuerzo
personal.
Su casa, el museo
El perito
Francisco Moreno luchó para concretar su sueño de crear
un gran museo.
Para Moreno, un museo era una esperanza importante para el futuro
del país. Junto a otros hombres de su época, aspiraba
a convertir a la cuidad de La Plata en el principal centro cultural
y científico de la Argentina.
En 1884, al crearse el Museo de La Plata, sobre la base de las colecciones
por él donadas, fue nombrado director vitalicio, cargo que
ejerció hasta 1906.
Como otros prohombres de su generación, estaba decidido al
desarrollo de la ciencia en favor
de la Patria, y fue él quien decidió llamar a esta institución
«Museo de La Plata», entendiendo que esta nueva institución
abarcaría todas las ramas de la Historia Natural.
En los casi veinte años en que se desempeñó como
director, Moreno se rodeó de un conjunto de técnicos
y científicos, argentinos y extranjeros del más alto
nivel.
Para la construcción y decoración del magnífico
edificio, convocó a prestigiosos arquitectos, escultores y
pintores.
Durante su dirección, el Museo alcanzó proyección
nacional e internacional. Ya en 1890 era famoso en el mundo y desde
múltiples sectores científicos y no científicos,
llegaban elogios y ponderaciones. Por su trascendencia cultural incalculable,
la riqueza de sus colecciones y su actividad científica, en
la actualidad el Museo de La Plata continúa ubicado entre los
más importantes del mundo. Moreno
se retiró del Museo cuando éste, en 1906, pasó
a ser la piedra fundamental de la nueva Universidad, ya que no compartía
la misma opinión sobre el futuro de la Institución.
Científico preocupado por el futuro
Entre
sus logros mayores está la creación de instituciones
públicas para alfabetizar a las futuras generaciones de argentinos.
A los 25 años, fue considerado un notable científico.
Donó al gobierno de la Provincia de Buenos Aires su museo,
incorporado al patrimonio público en 1877 con el nombre “Museo
Antropológico y Arqueológico de Buenos Aires”.
Moreno, su primer director, lo ideó para que se convirtiera
en centro de investigaciones científicas.
En 1905, fundó las “Cantinas Maternales”, donde
se ayudaba a madres solteras. Contrató “amas de leche”
para alimentar a los bebés. Fundó “La obra Patria”
destinada a recoger “niños de la calle”, enseñándoles
oficios para que enfrentaran la vida con dignidad.
En 1906, Moreno se instaló con sus hijos en la quinta de Parque
Patricios y abrió sus puertas para que los chicos de la «quema»
pudieran comer de los frutales. Luego habilitó una cocina en
la que se llegaron a servir 200 almuerzos diarios. Después
agregó un aula. Así nacieron las «Escuelas Patrias»
bajo el amparo del «Patronato de la Infancia» que promovió
desde su cargo de vicepresidente del Consejo Nacional de Educación.
En 1910 Moreno se convierte en diputado nacional, instancia desde
la que crea la “Comisión de Territorios Nacionales”.
Propuso la creación del “Servicio Científico Nacional”
y de los “Parques y Jardines Nacionales” y apoyó
el establecimiento de ferrocarriles en la Patagonia. En 1912, fundó
la “Institución de Scoutismo Argentino”. En 1914
presentó el proyecto de las “Escuelas Nocturnas para
Adultos”.
Visión
Inspiró el Monumento al Ejército de los Andes en el
Cerro de la Gloria, inaugurado en 1914.
Pronosticó
la existencia de petróleo en Comodoro Rivadavia. Cuenta la
historia que, al ser consultado para hacer perforaciones en busca
de agua, su respuesta fue: “Agua no van a encontrar. Van a encontrar
petróleo”.
Intervino
en la fundación de la Estafeta Postal de las Islas Orcadas
del Sur.
En 1916,
como diputado nacional, presentó un proyecto de ley para crear
“Parques y Jardines Nacionales” en sitios con ruinas indígenas,
sitios vinculados con hechos históricos o sitios con monumentos
naturales, en todos los casos, dignos de ser conservados.
Presentó
un proyecto para la creación de “Estaciones Experimentales
Agrícolas”, antecesoras del Inta.
Sus propias palabras
Transcribimos algunos conceptos centrales que definen los
hitos del pensamiento del famoso perito.
«Si
un indio mata a un blanco es un salvaje, y si un blanco mata un indio
es «civilización».
“Donde
el trabajo y la escuela reinan, la cárcel se cierra”
“Me
enorgullezco de estar entre los hombres que se creen nacidos para
servir a la Patria”.
“No
puedo dormir pensando en lo que hay que hacer para la mayor grandeza
y defensa del país. Me faltan fuerzas y recursos para hacerlo
comprender en esta capital tan extranjera para los nativos”.
“La
escuela nocturna, no debía ser una casa de primeras letras,
sino un centro de cultura técnica y profesional”.
“Si
el estado obliga al niño a concurrir a la escuela, el niño
tiene derecho a que el estado lo alimente cuando sus padres no están
en situación de hacerlo...”
«Gobernar
es poblar».
“Otra
Argentina existe más allá de las aulas, de las universidades
y de los salones de la alta sociedad».
«Hay
una sola Patria para el araucano y para el blanco. Una sola Patria,
a pesar de todo...»
«Mar
interno, hijo del manto patrio que cubre la cordillera en la inmensa
soledad. La Naturaleza que te hizo no te dio nombre; la voluntad humana
te llamará desde hoy Lago Argentino.»
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