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Siempre fue un motivo de orgullo
para los primeros pobladores contar con tanta calidad humana en los
servicios de salud.
La vieja “Asistencia Pública” que conocimos al
llegar a Neuquén en 1946, cumple hoy sus primeros 94 años
de vida. La misma que en 1948, cuando aún Neuquén era
Territorio Nacional, fue transformada en “Hospital local de
Neuquén”, sin que sufriera modificación alguna,
tanto en el personal que la atendía como en el edificio que
la albergaba. Nuestro primer Gobernador electo, el vecino don Ángel
Edelman, decía en un artículo periodístico que
solamente había cambiado el cartel indicador. Pero debemos
reconocer que ya se había ganado el mérito de serlo.
En las memorias de 1950/52, figura como “Hospital Rural de Neuquén”,
designación que perduró muchos años pues seguía
así en el viejo frontispicio de la recordada Asistencia, como
la recuerdo cuando bajaba una cuadra de mi domicilio y llegaba a Buenos
Aires al 400, donde todavía se puede observar la vieja construcción
de 1940.
Cuando la nueva Provincia pudo ir llenando los baches que tenía
la Salud Pública regional, se proyectó el moderno Hospital
Regional, cuya ampliación del edificio fuera inaugura en la
década del ´80, con lo cual podemos decir que había
llegado a la “mayoría de edad”.
Para aquellos que arriban a esta ciudad e inclusive para muchos de
los que hoy la habitan, su pasado les es desconocido, razón
por la cual ignoran que como toda gran obra, tras de ella se esconden
muchos esfuerzos y desvelos, muchos sacrificios, éxitos y fracasos,
alegrías y sinsabores, y ello se desprende fácilmente
cuando descorremos un velo sobre sus inicios, su incipiente surgir
en una pequeña localidad territoriana a más de mil kilómetros
del poder dominante de la Capital Federal.
Para quienes vivimos muchas décadas en los viejos territorios
nacionales, y recordamos las múltiples deficiencias que tuvieron
que sobrellevar tanto el personal de la Asistencia como quienes debían
recurrir a ella, debemos reconocer que las numerosas e importantes
fallas edilicias, la falta de material sanitario y quirúrgico,
la escasez de personal idóneo, de local y servicios adecuados,
todo ello fue suplido siempre con el esfuerzo, el sacrificio y la
disposición puestas de manifiesto por el personal de médicos,
enfermeros/as y de otras especialidades, que hicieron de esta casa
de salud el paño de lágrimas no solamente para los habitantes
de aquel pequeño pueblo que era entonces la capital neuquina,
sino que a ella llegaron muchos enfermos desde lejanos lugares de
todo el territorio, en busca de la salud perdida.
Como vecino de la ciudad desde hace 61 años y domiciliado a
una cuadra del Hospital desde febrero de 1982, ajeno al quehacer del
mismo y con prescindencia y objetividad, trato de llevar al lector,
especialmente a quienes hace poco tiempo que residen en la ciudad,
a conocer algunos detalles de su historia, datos de su actividad y
referencias que iluminen un poco más la sombra que sobre esta
magnífica obra pone el desconocimiento real de su verdadera
dimensión.
Hacer una breve historia de este Hospital es adentrarse en la triste
referencia histórica de las casas de salud de los antiguos
territorios nacionales ya que al fundarse la ciudad en 1904 no existía
ninguno en todo el territorio, ni siquiera una sala hospitalaria.
Por eso conviene traer aquí las palabras de un viejo territoriano
y que llegara a ser el primer Gobernador electo de esta provincia:
don Angel Edelman, quien en su libro “Recuerdos territorianos”
nos decía: “El dinámico Bouquet Roldán
tomó la iniciativa. En mayo de 1905 se designa una comisión….”
Y sigue detallando toda la actividad desplegada para levantar un:
“Hospital iniciado que nunca se hizo”…como titula
a este capítulo de su libro. Y retomamos el hilo que nos aclara
un poco el porqué no se efectivizó cuando, después
de reseñar las muchas acciones desarrolladas por los vecinos,
expresa: “El error tal vez fue encararla con generosa amplitud,
en esa época, con tan magros recursos efectivos. Se levantaba
en la manzana 19, donde estuvo el polígono de tiro y pertenece
ahora al barrio militar”.
Para los vecinos mayores y memoriosos no es preciso decirles que en
aquella época esos terrenos eran puros arenales y matorrales.
Ya veremos cómo ése fue el principal obstáculo
en efectivizarse esa obra. Continuamos con el relato de don Ángel
Edelman: “ Recién en 1910, por gestiones que apoyó
don Alejandro Sorondo, secretario de la Cámara de Diputados,
vinculado al Neuquén, el Congreso acordó un subsidio
de 15 mil pesos (y 10 mil para una enfermería en Las Lajas).
La comisión que lo obtuvo había peticionado 25 mil,
que fueron fraccionadas en dos partidas, para dos localidades distintas,
pero ninguna se hizo después efectiva por razones de “economía”,
caducando en virtud de la ley Olmedo.” Y prosigue con referencias
a las cuales años después pudimos aclarar debidamente.
Dice don Ángel:”En una oportunidad estuvo a punto de
cuajar el anhelo de tener un verdadero hospital en Neuquén
cuando prosperó en el Congreso una asignación de fondos
para Hospital Regional, pero a último momento influencias más
poderosas modificaron la leyenda de la partida, destinándola
para Allen (Río Negro). Fue en 1913.” Y agrega con pesar:
“Y con tan poca suerte quedó en la nada el nosocomio
iniciado en los albores de esta capital y desaparecieron hasta los
cimientos que tenía construidos…”
Si bien busqué datos en los Diarios de Sesiones del Congreso
sobre alguna sanción de ley, ordenanza o decreto para nuestro
Hospital (o el de Allen), no encontré nada y solamente la Ley
Nº 8059, que asignaba al Patronato de escuelas pobres de la Patagonia,
un subsidio de $70.000 para construir escuelas, hospitales y asilos,
sin especificación de lugar. Por ello seguí buscando
en las Memorias anuales de la Gobernación y en artículos
periodísticos. Fue así como leo en la edición
del 12 de diciembre de 1968 del diario “Clarín”
de Buenos Aires, publica un extenso artículo titulado “El
eficaz servicio que presta un hospital más que “Rural”
el de Neuquén”, realizado por la agencia local que entonces
tenía el conocido rotativo porteño. En su encabezamiento
apunta: “En 1908 el Ministerio de Salud Pública dispuso
la creación de tres grandes hospitales, los que pasarían
a ser hospitales regionales. Uno estaría ubicado en Corrientes,
otro en Córdoba, (el actual San Roque) y un tercero en la Patagonia,
en Neuquén propiamente dicho.”
En el siguiente capítulo de la nota rotulado: “Curioso
trámite” relata luego el hecho ocurrido cuando el Delegado
del Ministerio viajó a Neuquén, a fin de observar el
terreno en donde se debía levantar el hospital. Como traía
una carta personal del Presidente de la Nación para el distinguido
vecino de Allen, don Patricio Piñeiro Sorondo, precisamente
el fundador de nuestra vecina localidad valletana, el viajero paró
previamente en esa localidad, hospedándose en el establecimiento
“Barón de Río Negro” que poseía don
Patricio. A la mañana siguiente, don Patricio condujo al delegado
del ministerio en su coche hasta el lugar donde estaba previsto levantar
el edificio del futuro nosocomio, mostrándole el arenal y desierto
que entonces era.
Lógicamente que el visitante quedó decepcionado, lo
que habrá notado el perspicaz acompañante. Regresaron
al establecimiento de Allen y al día siguiente le mostró
el pueblo que recientemente había fundado y le indicó
un terreno arbolado y con abundante césped, informándole
que era de su propiedad, y que lo donaría si allí se
construía un hospital”.
Pensamos que don Patricio le extendería la notificación
pertinente, ya que vuelto el funcionario a Buenos Aires, se cambió
el destino del futuro hospital, y en la localidad de Allen habría
de levantarse el hospital Regional que allí conocemos. He allí
develado el misterio que rodeaba este hecho, desconocido para nuestro
conocido ex vecino, periodista y primer Gobernador.
Siguiendo con la historia de la sanidad en esta ciudad, diremos que
el doctor Julio Pellagatti, médico italiano recibido en Florencia
(Italia) y llegado poco después al país siendo designado
médico del entonces Departamento Nacional de Higiene, fue trasladado
en 1904 a la antigua capital Chos Malal, donde integró la comitiva
que vino a la nueva capital: Neuquén, siendo uno de los asistentes
al acto de la fundación el 12 de setiembre de ese año.
En 1906, constituido el Concejo Municipal, Pellagatti es designado
médico municipal, y en funciones, tuvo que atender una epidemia
de escarlatina en 1908, y además debió apelar a organizar
un lazareto en una posada que tenía el conocido vecino José
Manggiarotti.
Al año siguiente se hace cargo de la nueva enfermería
levantada por el gobierno en la esquina de Ministro González
y Buenos Aires, residencia que conocí en 1946 cuando la ocupaba
el Consulado de Chile.
El Gobernador Eduardo Elordi informaba al elevar ,a principios de
1912, la Memoria correspondiente al año 1911, que ya tenía
el nombre del facultativo que se encargaría de la Asistencia
Pública a erigirse en la Capital territoriana.
En 1913, al elevar la del año 1912, manifiesta que la Asistencia
Pública funciona con eficacia, proyectando como complemento
de la misma levantar una enfermería en Las Lajas. Y, como lo
refiere don Ángel Edelman, la primera Asistencia Pública
se instaló en un local alquilado de la calle Láinez
y 12 de septiembre, local luego ocupado por una Comisaría y
después por la Escuela Nº 61, antes de que se le construyera
el edificio en la manzana que hoy ocupa.
La inauguración fue –dice Edelman— el 28 de julio
de 1913, bajo la dirección del Dr. Ventura Robledo, a quien
sucedería el Dr. Alejandro “Iarcho”, según
él, pero que yo encuentro en documentos y publicaciones como
“Yarcho.
Según información de Edelman, fueron médicos
oficiales el Dr. Pellagatti, el Dr. Antonio Mare y luego el mencionado
Robledo, apuntando que el doctor Mare habló en ocasión
de la fiesta del centenario de la Revolución de Mayo.
(*) Miembro de la Academia Nac. de la Historia y de la Junta
de Estudios Históricos del Neuquén, Santa Fe, San Luis
y del Ejército).
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