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En los años de nacimiento
de la joven provincia, los hijos de una familia de inmigrantes árabes
participaron activamente en la vida político-democrática.
En ediciones anteriores comenzamos el relato de la vida del primer
vicegobernador,Alfredo Asmar, electo por el pueblo, que completó
la fórmula de la UCRI acompañando a Ángel Edelman.
En esta oportunidad sacamos a la luz la vida de los hermanos de Alfredo
que, desde la cordillera, arraigados en Junín y San Martín
de los Andes, compartieron los ideales desarrollistas de aquellas
décadas.
Estela Maris Asmar nació en Junín de los Andes, es historiadora
y miembro de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén.
Su padre, Salvador Asmar había nacido en Coronel Brandsen,
provincia de Buenos Aires y su madre, María Labadie, era oriunda
de San Martín de los Andes. El matrimonio tuvo cuatro hijos
a los que llamaron María Teresa, Salvador (h), Miguel Angel,
José María y Estela Maris
“Papá comenzó trabajando con su tío materno,
Julián Marun Ahuri, en Junín de los Andes, luego abrió
el hotel “El Amanecer” y como comerciante hizo de todo
–reflexiona Estela Maris-Tuvo un Almacén de Ramos Generales,
acopiaba frutos del país, fue proveedor del ejército
donde tuvo la concesión de la cantina. Los conscriptos le decían
“el abuelo” porque desde muy joven fue muy canoso. Lo
recuerdo como un hombre muy apreciado, muy querido. Tiempo después
tuvo camiones y se dedicó a transportar leña, cañas
colihues, que llevaba a Buenos Aires. Esta madera se utilizaba para
la fabricación de sillones y muebles”.
Salvador –de acuerdo a sus biógrafos- fue un hombre de
trabajo, incansable, que se integró en la comunidad de Junín.
Era un amante de la vida deportiva, de la vida social y por esa razón
integró la primera comisión de fomento, en la década
del ’40.
Salvador, hijo de Simón Asmar y Latife Ahuri había nacido
el 14 de mayo de 1913 y, cuando llegó a Junín de los
Andes, se integró a un grupo de amigos, todos descendientes
de libaneses como los Roca-Jalil, los Julián, los Buamscha
que llegaron a la Patagonia en la misma época.
“Yo siempre digo que los árabes se afincaron aquí
porque las características naturales son similares a las de
sus lugares de origen –indica Estela Maris-. En una ocasión
papá, con sus amigos, fueron un domingo a pasar el día
al Lago Huechulafquen, un lugar maravilloso, rodeado de araucarias
y mucha vegetación. Se quedaron en un lugar que se llama Bahía
Cañicul y allí se encontraron con otra familia, la de
Pedro Labadie que tenía campo en la zona, la estancia “Santa
Julia”.
Labadie era muy amigo de la familia Roca Jalil ya que ellos le compraban
los animales para su carnicería. Y así, en un encuentro
familiar, se conocieron Salvador y María, la hija de Pedro
Labadie. Parece que fue amor a primera vista. Desde ese día,
Salvador siempre acompañaba a Alfredo Roca-Jalil al campo “Santa
Julia” para ver a María que formaba parte de una gran
familia de doce hermanos.
Por la cordillera
En 1944 se casaron, estuvieron muy poquito de novios. La boda fue
en Junín de los Andes un 22 de abril, en la capilla del Colegio
Don Bosco y la fiesta en el «Hotel Lanín», propiedad
de don José Julián.
María había nacido en San Martín de los Andes.
Ella se dedicó enteramente a su casa y a colaborar con Salvador
en las actividades comerciales del negocio familiar ubicado en Lamadrid
370, frente a la Plaza Gral. San Martín.
“Pero por sobre todas las cosas,-indica Estela Maris- mamá
se dedicó a criar y educar a sus cuatro hijos, y a disfrutar,
más tarde, de sus nietos y de su bisnieta. Siempre vivió
en Junín. Fue su lugar en el mundo, el lugar que tanto amó...
Papá integraba comisiones de fomento, fue presidente del Club
de Fútbol “El trébol” y luego fue el primer
Intendente Constitucional de Junín de los Andes.
Junín era un lugar con muchos estancieros, mucha gente de campo
que venía a hacer sus compras. En los años ’50
venían con los caballos, había palenques en los negocios.
También venían con los carros. Las calles eran de tierra,
no había acequias, no había asfalto, no había
nada de eso”.
Memoria
“Entrando en la adolescencia –recuerda Estela Maris- participaba
de los ideales de mi padre. Es una etapa de mi vida que me quedó
muy grabada A pesar de mi corta edad participaba de la manera que
podía y entendía. Es una etapa que me marcó.
Fue muy importante, trascendente e histórico todo lo vivido
para mí en ese tiempo. Guardo recuerdos muy lindos y muy valiosos.
Acompañaba a papá, y en las vacaciones venía
a Neuquén a quedarme con tío Alfredo y tía Ilda,
en la casa de Santiago del Estero y Belgrano en la manzana de la gobernación
y también en la Residencia de la Costa, de manera que todo
lo viví de una manera muy especial y estuve profundamente ligada
a todos los acontecimientos, de esa época a través de
mis seres queridos».
Salvador y Alfredo comenzaron a trabajar en 1957, juntos, en la campaña
política destinada a promover el primer gobierno constitucional
del Neuquén. En las elecciones en 1958 Alfredo festejó
el asumir su cargo como vicegobernador y Salvador se convirtió
en el primer intendente constitucional de Junín de los Andes.
Intenciones
Estela Maris relee el discurso de Salvador al asumir su cargo: “Permitidme
en primer término dé las gracias por la unanimidad con
que me han elegido para este cargo. Agradezco íntima y sinceramente
más que por el honor conferido por la confianza que habéis
depositado en mí. No me siento agobiado por el peso que habéis
echado sobre mis espaldas. Hoy, el intendente o el presidente de cualquier
corporación pública no tiene más responsabilidad
que la de cualquier otro de sus miembros. En régimen de democracia
la mayoría es la que cuenta en las resoluciones. El acierto
o desacierto de nuestra gestión dependerá de todos.
Nuestros serán los éxitos o los fracasos.
Al asumir el cargo de intendente de este hermoso rincón de
la Patria lo hago despojado de todas las pasiones partidistas y con
el inquebrantable propósito de realizar obra efectiva y constructiva.
Quiero hacer el gobierno municipal de puertas abiertas, del pueblo
y para el pueblo, y administrar los intereses comunales con indubitable
y sostenida honradez y sacrificio. (…)”.
Estela Maris enumera las realizaciones de Salvador durante su gestión
municipal.
“Construyó un hospital para la ciudad y, al llegar la
primera ambulancia, María Labadie de Asmar y Emilia Serrano
fueron las madrinas. Se inauguró la segunda sucursal del Banco
Provincia de Neuquén. Se construyeron viviendas, la comisaría
y el matadero municipal. Se mejoraron calles y acequias; se colocó
el alumbrado público y se organizó la recolección
de residuos con la compra de un camión para dicho trabajo.
Anteriormente la recolección de residuos se realizaba en una
carreta tirada por bueyes. Todo fue muy arduo. Yo siempre digo que
nuestro territorio fue abandonado del poder central. El edificio municipal
se terminó, se construyó con fondos propios y también
tres viviendas para antiguos pobladores. Además amplió
y mejoró el cementerio local y construyó la capilla
y el centro de turismo que durante el gobierno en la provincia, de
tío Alfredo, se fomentó, a la vez, el turismo a nivel
nacional en Termas de Copahue, Villa La Angostura, Junín de
los Andes, San Martín de los Andes. El gobierno de papá
termina cuando derrocan a Frondizi en 1962. Hay una calle en honor
a su trabajo, en recuerdo a él en Junín de los Andes.
Y mi tío tiene una calle con su nombre aquí en Neuquén
y otra en la ciudad de Zapala.”
Gran familia
“Me casé muy joven –indica Estela Maris- con Carlos
Alberto Chiáppori. Tuvimos dos hijos Carlos Fabián y
Maria Elizabeth, y una nieta, Agustina que ya tiene 15 años.
Además, hay que recordar a mi tío Ramón. Ramón
Asmar nació el 30 de abril de 1920 en Almirante Brown, provincia
de Buenos Aires. Fue candidato a intendente de San Martín de
los Andes. Resultó ganador en las elecciones de 1962 pero no
pudo asumir debido a la interrupción de la democracia. Años
más tarde, en 1973 se convirtió democráticamente
en diputado nacional hasta el golpe de 1976.”
Otro miembro de la familia Asmar, José, también nacido
en Coronel Brandsen, provincia de Buenos Aires, fue Comisionado Municipal
y Juez de Paz en San Martín y Junín de los Andes. Los
hermanos Asmar fueron hombres con profundas convicciones democráticas
y un gran espíritu visionario. Se sintieron comprometidos con
el desarrollo del Neuquén.
“Las personas que hemos vivido cerca de gente muy dispuesta
a compartir con los habitantes de un pueblo, de una región
de una provincia, su transformación y su organización,
tenemos la obligación de hacer conocer todo ese rico material
recibido por tradición familiar, donde existieron muchos sueños
que compartí con mis seres queridos, que trabajaron por y para
Neuquén e hicieron lo mejor por su engrandecimiento. Hoy vemos,
con asombro, una gran provincia, merced al esfuerzo de todos”.
(Fotos colección familia Asmar)
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