Su sobrino Jorge Álvarez
Funes atesoró los bienes espirituales y científicos
que motivaron el desenvolvimiento del «tío Goyo»
por y para Neuquén.
En el ciento ocho aniversario del nacimiento del Dr. Gregorio Álvarez,
bien vale desempolvar algunos de sus tantos proyectos relacionados
con la expansión y desarrollo del área del Noroeste
Neuquino donde se encuentra el Volcán Domuyo. Un lugar entrañable
para el destacado estudioso de nuestra provincia. Un lugar que eligió
para que sus restos descansen por toda la eternidad.
El niño nacido en Ranquilón superó todas las
expectativas imaginadas por sus padres. Se convirtió en el
primer maestro normal nacional nacido en el territorio del Neuquén
y también en el primer médico originario de la región.
Con el tiempo fue sumando su ávido interés por la etnografía,
la antropología y la historia del Neuquén y encontró
en el Domuyo la fuente de la eterna juventud. Juventud de espíritu
que le permitió desarrollar una carrera profesional, siempre,
con la misma avidez con la que a los 6 años tradujo pasajes
de La Ilíada del francés al castellano, valiéndose
de un diccionario bilingüe.
Especializado en pediatría, Gregorio encontró también
un camino para desarrollar otra especialidad más, la dermatología.
Su pasión por la música la encontró en su especial
arte para templar la mandolina en reuniones familiares donde no faltaron
nunca en el repertorio temas de raíz folklórica.
En marzo de 1973, Gregorio presentó una síntesis de
sus trabajos de exploración de la región del Domuyo,
según sus propias palabras realizadas a partir del año
1945.
“En diversos trabajos y conferencias me he ocupado en dar a
conocer la geografía física y humana de la región
que domina el volcán Domuyo, cerro permanentemente nevado cuya
altura, según los andinistas que lo han escalado, se aproxima
a los cinco mil metros. Además de la belleza exótica
que ofrece el paisaje principalmente roqueño profuso en cerros
multicolores –expresa en su nota dirigida al entonces gobernador
Pedro Salvatori- constituyen la orografía del norte del Neuquén,
cuyo centro es el Domuyo. He advertido en mis viajes que esa región
posee tesoros geológicos, termales, paleontológicos,
arqueológicos y antropológicos, cuyo estudio de alto
nivel científico efectuado principalmente en su época
por el doctor Pablo Groebe no ha sido continuado aplicando los adelantos
y metodología que podría relacionarlos con los modernos
conocimientos cuyo fin sería aquilatar y ampliar los ya emprendidos
“.
Con la visión transparente de un conocedor de la zona, Álvarez
destacó treinta y tres años atrás elementos imprescindibles
que, a la luz de los años pasados, lo colocan como iniciador
y propulsor de las bondades de la región norte de la provincia.
“Para completar el conocimiento de nuestra tierra joven pero
promisoria en el campo de la ciencia, se hace necesaria la iniciación
y prosecución de investigaciones que evalúen, desde
el punto de vista geológico, ecológico, climático,
turístico y termal, sin olvidar sus derivaciones para las referentes
a la fauna y flora regional.
Fundado en las apreciaciones anotadas y teniendo en cuenta las dificultades
que presenta la región hasta que se pueda contar con los caminos
de acceso, actualmente en construcción, y antes de que las
riquezas precedentemente anunciadas atraigan la apetencia foránea
en el afán de explotar sus fuentes termales, sus algas y su
original atracción turística (no siempre constructiva
y ajenas al interés y relevancia de nuestra provincia) es que
me dirijo al Señor Gobernador para solicitarle, basándome
en el amor a mi provincia y amparo que siempre me ha demostrado su
gobierno, que quiera crear por decreto y a la brevedad posible, el
“Parque Provincial Turístico y Termal del Domuyo “
o simplemente el “Parque Provincial del Domuyo” ya que
son varios los motivos que se pueden involucrar.”
A capa y espada defendió el Dr. Gregorio Álvarez el
enaltecimiento de la región que lo vio nacer fundado en las
bondades de sus aguas termales y de las algas que, según su
opinión, serían rica fuente para remediar muchos de
los males que aquejan a la humanidad.
En la nota que transcribimos, el Dr. Álvarez concluye: “
Esta fue la denominación propuesta por mí en el Congreso
Nacional de Turismo reunido en La Plata en 1958 al que concurrí
como representante y delegado de la provincia del Neuquén,
reiterado en 1969 en el Congreso Termalista realizado en la provincia
de San Juan.
Ponencias de 1969
El Dr. Álvarez, cabeza de la delegación del Neuquén
en el Congreso de Estudios Termales reunido en San Juan en 1969 propuso:
Declarar de gran importancia termal los yacimientos de aguas termales
acarreadas por los arroyos nacidos en el seno del Volcán Domuyo.
Recomendar la creación del Parque Provincial Turístico
y Termal del Domuyo que comprenda los siguientes yacimientos, a saber:
El arroyo de “Las aguas calientes” y las surgentes del
mismo nombre situadas en sus inmediaciones. La fuente ferruginosa
de Ailinco. Las surgentes sulfurosas de El Rincón de las Papas.
El arroyo termal Manchana Cohunco (jugo de manzana). El yacimiento
de algas termales de la vecindad. El geyiser “El Humazo”
y demás fumarolas que se agrupan en su curso. El geiser “La
Olleta bramadora” cuya altura varía entre 15 y 20 metros
y su bramido se escucha a tres mil metros de distancia. El arroyo
Los Tachos (Covunco en los mapas) de gran contenido sulfuroso y en
cuyo curso, de cuatro a cinco leguas, afloran géiseres de 3
a 5 metros de altura. Las algas termales que crecen y reproducen al
pie de los géiseres mencionados cuya temperatura varía
entre 72º y 80º.
Todos estos yacimientos están esparcidos en el área
que puede calcularse en 270 kilómetros cuadrados por lo que
se justifica la denominación de «Parque», y como
su origen está en el volcán Domuyo, debe dársele
el nombre que propongo.»
Termalistas
Su minucioso y detallado informe, elevado en San Juan en la década
del ’60, propone la creación de la Villa Termal del Domuyo
“a fin que la sanidad nacional e internacional pueda beneficiarse
con la utilización de estos recursos que la naturaleza ha puesto
generosamente a disposición de la provincia”. Además,
el Dr. Álvarez propuso la formación “o preparación
especializada de médicos termalistas, cuyos conocimientos abarquen
las termas de la provincia sin descuidar otras del país.”
Avanzado y precursor del termalismo Gregorio Álvarez hizo la
indicación de abrir un curso de especialización en estudios
climáticos y termales con el objetivo de complementar una terapéutica
que no contemplan los programas de estudio en las universidades. A
su criterio “esta deficiencia se deba a la escasez de conocimientos
concernientes a las fuentes termominerales y sus beneficios”.
Tenía razón
Datos
actualizados del “Área natural protegida del Domuyo”
ratifican las investigaciones realizadas por el Dr. Álvarez
a partir de la década del ’40.
Creada el 23 de febrero de 1989 mediante el Decreto del Poder Ejecutivo
Provincial Nº 587/89.
Se encuentra en el norte de la Provincia del Neuquén, en los
Departamentos Minas y Chos Malal. Desde la ciudad de Chos Malal el
acceso se produce a través de las Rutas Provinciales N °
43 y 39, unos 100 kms. al norte de la localidad de Andacollo.
La mayoría de las tierras donde se emplaza el área protegida
son fiscales de jurisdicción provincial.
El clima es templado seco en verano y frío seco en invierno.
La temperatura media anual es de alrededor de 11° C. Las precipitaciones
anuales son de 150 mm. y los vientos del noroeste soplan con más
frecuencia en primavera y verano.
Los Tachos:
En este lugar se encuentran rocas de la Era Mesozoica, abundando el
basalto terciario y cuaternario, la traquita, el pórfido, la
andesita y las rocas arcillosas y calcáreas. El área
presenta un sinnúmero de afloramientos rocosos de tipo columnar,
grandes cañadones y valles glaciarios. Se destacan además
el Volcán Domuyo y cumbres pertenecientes a la Cordillera del
Viento, que con sus 75 km. de largo es uno de los accidentes geográficos
más importantes de Patagonia. Existen fuentes termales, géiseres,
fumarolas e intermitentes arroyos y vertientes de aguas calientes
que en total suman 18, siendo las más importantes El Humazo,
Las Olletas, Los Tachos y Aguas Calientes. En el área se pueden
hallar restos fósiles de amonites.
En el área protegida Domuyo se encuentran representadas dos
Provincias Fitogeográficas, la Patagónica (distrito
occidental) y en las zonas más altas la Altoandina.
La primera representada por una estepa herbácea baja de neneo
y coirones de los géneros Stipa, Poa y Festuca junto a otras
especies acompañantes.
La segunda es un semidesierto en el que abundan vegetales adaptados
a soportar condiciones xéricas extremas, frío, fuertes
vientos y notables acumulaciones de nieve. Sin embargo, en los cajones
montañosos más protegidos de la Cordillera del Viento
se puede encontrar una vegetación más exuberante con
lengas, radales y maitenes creciendo a orillas de pequeños
arroyos.
El misterio de las algas:
En las aguas del Arroyo Aguas Calientes existe una interesante comunidad
de algas verdeazules (cianofíceas) termófilas, es decir
adaptadas a soportar altas temperaturas. Esta comunidad de algas sostiene
una interesante fauna de invertebrados (moluscos, insectos y arácnidos)
y está sujeta a continua depredación debido a las propiedades
curativas que se le atribuyen.
No existen relevamientos de vertebrados en esta área protegida.
Sin embargo se sabe que habitan pumas, zorros colorados, chinchillones,
cóndores, águilas moras y varias especies más
de aves altoandinas. En varios de los arroyos correntosos del área
protegida se encuentra el pato de los torrentes.
Reflexiones
“Mi
vida transcurrió en los hospitales, bibliotecas, en los museos.
Tal vez pueda arrepentirme de no haber ido nunca a una cancha de fútbol.
Pero estoy satisfecho porque aún hoy la gente viene a verme
porque tengo fuerzas para seguir investigando. Porque sé que
alguien va a recoger todo lo que yo he sembrado”
“En
las algas termales del Domuyo podría estar la clave de la prolongación
de la vida.”
“Neuquenia
suena al oído y por su conducto al alma, como trasunto abstracto
de algo muy bello que apenas se puede concebir. Y tan difícil
de alcanzar como puede serlo una bíblica promesa de bienaventuranza.”
Maximas para los docentes
“La palabra del maestro deberá ser siempre clara y sencilla
para lograr el efecto necesario y atraer el interés del alumno
con términos agradables y efectivos y que despierten su interés”
“El
maestro que sepa explicar palabras que comprendan los alumnos, que
penetre en sus mente y hasta en sus sentimientos; que los convenza,
que los conquiste para sus pensamientos y sencillas explicaciones,
habrá resuelto la mitad del problema”.
“Es
necesaria una instrucción superior para llegar a la sencillez.
Ser sencillo no es ser inferior, por el contrario, es elevarse en
la consideración de los demás.”
“La
naturaleza de los pueblos se revela por su lenguaje y es en el maestro
de escuela primaria, de niños o de adultos, en quein recae
antes que en otros el deber ineludible de afianzar su enseñanza.
Hablar y escribir con propiedad es su meta. Para obtenerlo, deberá
usar su ingenio simplificando sus lecciones hasta conseguir penetrar
en el alma del alumno.”
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