Esta película es la precandidata argentina al Oscar. Rocío
(Inés Efron) es una adolescente de 13 años que esconde
un secreto: es hermafrodita. Poco tiempo después de nacer,
Kraken (Ricardo Darín) y Suli (Valeria Bertuccelli), sus padres,
decidieron dejar Buenos Aires para instalarse en una cabaña
de madera aislada del mundo.
Su objetivo siempre fue que Rocío creciera sin los prejuicios
del entorno, protegida y feliz. Y que al alcanzar la pubertad pudieran
decidir juntos qué camino seguir. Ese día llegó.
En el comienzo de nuestra historia, los padres de Rocío reciben
a una pareja de amigos que vienen desde Buenos Aires con su hijo de
16 años, Álvaro (Martín Piroyanski). Las mujeres
fueron amigas íntimas en el colegio, pero ya no tienen nada
en común. Sus esposos se detestan.
Sus hijos están en esa edad en la que uno vive casi constantemente
en un estado de excitación. Por si fuera poca la turbulencia
de su edad, Álvaro está en pleno conflicto con su sexualidad.
Rocío, por su parte, es una púber precoz, desenfadada
y ácida.
En el primer día de conocerse, le propone sin preámbulos
que se acueste con ella. Álvaro no puede creer lo que escucha:
que una chica, dos años menor que él, le proponga algo
así, lo deja al borde del mutismo. Mientras la relación
de los chicos se torna cada vez más íntima, los adultos
se alejan cada vez más. |