Por Laura Rotundo
El término Cirugía Plástica Estética
hace referencia a los procedimientos quirúrgicos que representan
una combinación de arte y ciencia, según la Sociedad
Internacional de Cirugía Plástica estética (ISAPS,
según su sigla en inglés).
El término «estética» se ha definido como
«la apreciación de la belleza o el buen gusto».
El término «plástico» deriva del término
griego plastikos, que significa moldear o dar forma.
La Cirugía Plástica Estética hace referencia
a los procedimientos que han sido diseñados para remodelar
las estructuras normales del cuerpo con el objetivo de mejorar la
apariencia de los individuos y aumentar su autoestima. En general,
todos los procedimientos de cirugía plástica, incluyendo
los de reconstrucción, tienen un componente estético,
ya que la forma y función de la restauración se realizan
con mayor éxito cuando el cirujano tiene una idea clara del
concepto de la belleza y, por lo tanto, de lo agradable desde el punto
de vista estético.
Liposucción, abdominoplastia, blefaroplastia, láser
dermoabrasión, peeling químico, lifting facial, lipoaspiración,
implantes mamarios, aumento de glúteos y aplicación
de botox son sólo algunos de los procedimientos más
comunes de cirugía plástica estética.
Lo cierto es que el boom del bisturí para verse más
lindo y más joven es un fenómeno mundial y Argentina
se encuentra en uno de los primeros puestos entre los países
que más operaciones concreta año tras año: sólo
en 2004, 49.590 personas se hicieron en Argentina algún tipo
de retoque, lo que representa el 8,5 por ciento del mercado mundial,
según difundió en 2005 un medio de alcance nacional.
El tipo de cambio por ejemplo es uno de los factores que determinaría
que cada vez más grupos de extranjeros hagan “turismo
médico” para someterse a intervenciones de este tipo,
especialmente en la Ciudad de Buenos Aires. A una persona de nacionalidad
europea, una operación le puede costar hasta cuatro veces menos
que en su país.
Ante semejante demanda, João Carlos Sampaio Góes de
San Pablo (Brasil), presidente de la ISAPS delineó algunas
pautas -bajo la dirección del cirujano plástico estadounidense
Malcolm Paul, profesor clínico de Cirugía en el Instituto
de Estética y Cirugía Plástica, Universidad de
California (EE.UU)- que sirven de clave para los turistas que visitan
otros países, exclusivamente para operarse (ver recuadro).
Estas normas reflejan una creciente tendencia del consumo respecto
de esta rama de la medicina y que básicamente fueron creadas
para responder a numerosas averiguaciones de pacientes, profesionales
médicos, medios de comunicación y entidades gubernamentales.
El mercado de la cirugía estética es variado, ya que
hay ciertas operaciones que son propias de cada género y edad:
las reducciones de cintura y aumento de senos son comunes en mujeres
de entre 18 y 30 años, mientras que la disminución de
líneas de expresión del rostro y la lipoescultura son
más solicitadas por mujeres de entre 30 y 40. Por último,
la cirugía de párpados y el levantamiento de senos son
muy frecuentes después de los 40 años.
Si bien el mayor porcentaje de los consumidores es de sexo femenino
(ya que sólo una de cada diez operaciones sería para
el sexo masculino), el hombre se anima cada vez más a pasar
por el quirófano para reformar las bolsas debajo de los ojos,
la papada, el abdomen y para terminar con la calvicie.
Precios y mala praxis
El valor de una cirugía varía según el procedimiento
que se lleve a cabo. Algunas de las más elegidas es la llamada
rinoplastia (cirugía de nariz) y aplicación de colágeno
para labios, que rondan los 4500 y 1200 pesos, respectivamente. Por
otro lado, hacerse un lifting facial, colocarse implantes mamarios
o relleno de glúteos alcanza un valor de 6000 pesos.
Según distintas estadísticas, los resultados de estas
operaciones son casi óptimas para todos los que deciden someterse
a ellas: el 97 por ciento finaliza con éxito en lo que se refiere
a la salud del paciente pero el 3 por ciento restante es el índice
preocupante.
Graves secuelas físicas o incluso la muerte pueden ser el desenlace
final de una operación que en muchos casos se produce por frivolidad
o capricho, según un informe difundido recientemente por un
medio español que también señala que en todo
el mundo las clínicas ilegales han proliferado para alcanzar
con sus bajos precios a un grupo de población que no podría
afrontar una operación en una clínica oficial.
Por eso, antes de realizar cualquier cirugía, y más
aún al tratarse de este tipo de intervenciones, desde la mayoría
de los centros médicos se asegura que es absolutamente necesario
que el cirujano y el paciente mantengan una entrevista en la que se
repasarán exhaustivamente todos los beneficios y riesgos que
ella representa.
La última moda
Si bien las enumeradas anteriormente son las operaciones más
comunes, un nuevo procedimiento de cirugía plástica
estética está generando mucho dinero en todo el mundo
y también polémica, por parte de algunos sectores de
la sociedad. Se trata de la vaginoplastia, una intervención
que logra el mejoramiento estético de las estructuras vulgares
(labios Menores, labios Mayores, Monte de Venus, Perineo, Abertura
Vaginal e Himen) con la aplicación de rayos láser.
En Argentina (por un costo aproximado de 1.400 a 4.200 pesos) dos
mujeres por mes (con un promedio de edad de entre 25 y 45 años)
se someten a esta operación para lograr tener una vagina mejorada.
Según los especialistas, esta cirugía no es recomendable
en pacientes diabéticas descompensadas, anticoagulantes o en
aquellas mujeres que están buscando un embarazo, embarazadas
y madres lactantes.
Estas son algunas de las pautas claves para
los
iajeros de cirugía plástica, según la ISAPS:
1. ¿Qué capacitación tiene el cirujano?
2.¿El cirujano plástico está certificado?
3. ¿Está certificado el centro quirúrgico o
la clínica?
4. ¿Su seguro médico cubre intervenciones como éstas
en el exterior?
5.Y ¿el período postoperatorio?
6. Y si surgen complicaciones, ¿qué? ¿Qué
médico lo atenderá a domicilio si surgen complicaciones?
y ¿quién pagará esas intervenciones secundarias?
7. ¿El personal clave en la consulta del cirujano habla con
fluidez su idioma?
8. ¿Con quién se está comunicando?
9. ¿El cirujano es miembro de asociaciones profesionales reconocidas
tanto nacionales como internacionales?
10.¿Ha verificado las referencias?
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