Tucumán (Por Ernesto José
Caram La Gaceta) Cuando resta casi una semana para que finalicen
las exportaciones argentinas de cítricos, los principales empresarios
destacaron que el balance de las ventas a los distintos mercados mundiales
podrían resumirse como aceptables.
Este año tanto las ventas de fruta fresca como la de productos
industrializados encontraron mercados externos altamente demandantes,
ante la escasez de oferta. Pero lo que más influyó en
el éxito de las ventas argentinas fue la menor producción
de limones en España y, por ende, una menor oferta en los mercados
europeos.
Sin embargo, esta situación que tuvo su correlato en buenas ventas
y en una demanda sostenida a lo largo de toda la campaña, no
se traducirá finalmente en mayores ganancias para los exportadores
locales, que tuvieron que soportar este año costos de producción,
comercialización y logística significativamente mayores
al de otros años.
Los fletes marítimos serán el eslabón de la cadena
que se quedará con gran parte de las ganancias de los productores
de cítricos. Esta situación confirma el paradigma que
existe en el mundo de la fruta fresca, que dice: “lo que menos
vale es la fruta”, y los que menos ganancias perciben por sus
negocios son los productores, que en definitiva son los generadores
de este negocio que debe afrontar, año tras año, tanta
volatilidad en los precios.
Si bien es cierto que este año se vendieron -puntualmente- limones
con precios récord, también lo es que los gastos de logísticas
en destino, los gastos portuarios en origen y en destino y los fletes
marítimos tanto en contenedores como en bodegas experimentaron
un alza superior a lo imaginado y se llevarán el mayor porcentaje
del dinero para sus arcas.
Negociaciones Uno de los temas que deberán agendar las autoridades
sanitarias argentinas (Senasa) para los próximos años
será la rediscusión de nuevos acuerdos para los protocolos
de exportación. Estos tendrán que incluir no sólo
aspectos fitosanitarios (partidas libres de enfermedades cuarentenarias)
sino también temas tan sensibles como los límites máximos
de residuos de agroquímicos en la fruta.
No se debería permitir que un país, en forma unilateral,
decida frenar partidas completas de limones de una empresa o de un país
(por varias semanas), por temor a que puedan contener residuos de agroquímicos
prohibidos o límites máximos de residuos superiores a
los autorizados por las autoridades sanitarias de un determinado país
miembro de la UE. Y esto es lo que pasó este año. Primero
con España y luego con Italia, lo que hizo perder mucho dinero
a los exportadores argentinos.
El Senasa, garante de la sanidad, también tendría que
serlo de la calidad y de la inocuidad de todo lo que se exporta. Y como
ocurre con otros servicios sanitarios, su sola certificación
debería ser un pasaporte que ayudaría a disminuir los
costos extra en destino. Estas trabas al comercio que unilateralmente
disponen algunos países conducen a encarecer los costos del exportador
en beneficio de la intermediación y de las empresas de servicios.