Las abejas golondrina

 
  El Alto Valle es preciado por los apicultores del
país por ser la primera zona del país con oferta
de flores para polinizar.


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  Se estima que se requieren entre 150 y 180 mil colmenas y la oferta local es de 30.000 y otras tantas que ingresan de la Pampa Húmeda.

Neuquén > La oferta de flores que tiene la fruticultura, además de ser explosiva y que se concentra en pocas semanas, es la primera del país y por lo tanto es preciada por los apicultores del país aquejados por las pulverizaciones a la que son sometidos los cultivos de soja en la región pampeana.
El ingeniero Salvador San Gregorio del Inta Alto Valle advirtió sobre las condiciones que deben tener las colmenas para evitar la escasa polinización y la difusión de enfermedades a la vez que admitió que los controles en los ingresos a la Patagonia todavía son una materia pendiente.
“En esta época del año es importante el ingreso a los montes frutales de colmenas que deberían estar en muy buen estado. Para polinizar de la mejor manera debería haber colmenas que estén con no menos de siete u ocho marcos repletos de abejas”, recalcó en diálogo con LU5 Agro.
En esta época ingresan de otras provincias, La Pampa y Buenos Aires, que no vienen en condiciones óptimas e ingresan a la Patagonia para aprovechar la floración, multiplicar colmenas y además alquilar el servicio de polinización.
Recomendó a los fruticultores prestar atención al tipo de material que van a alquilar en función que si van a pagar determinada cifra tienen derecho a exigir buenas condiciones de sanidad.
El técnico expuso que tanto la Funbapa, en los accesos a la Patagonia, como el Cippa en Neuquén deberían controlar tanto la documentación avalatoria para el traslado como la cantidad de colmenas que ingresan. Describió que por una cuestión lógica las colmenas se trasladan de noche, entonces un equipo, camión y acoplado, que viene por la ruta y pasa por un control donde a veces no hay policías en los puestos, o pasan de madrugada y no se puede controlar la totalidad. “Además hay una cuestión, deberían pagar 4,5 pesos por cada colmena que ingresa a la provincia, entonces para evitarse eso y a veces para evitar el transtorno de parar un camión cargado de colmenas, no se hacen los controles como se debería”, dijo.
Tras admitir que hay que mejorar ese aspecto informó que se habló con el cuerpo de guardafaunas en Neuquén para que puedan dar una mano en el control en esta época, y también hubo contactos para capacitar el personal del Cippa y de la Funbapa que participan del consejo apícola provincial.

Problemas
Reiteró que las colmenas tienen que tener buena población y que estén en expansión, siete u ocho marcos cubiertos de abejas y con mucha cría: si la reina está poniendo muchas crías esas abejas obreras que salen al monte a buscar pólen y néctar van a tener la necesidad de proveer más para alimento y la consecuencia es una buena polinización.
En cambio –sostuvo- si una colmena está debilitada o está enferma, no solamente están ingresando a la zona problemas sanitarios, sino que no van a hacer un trabajo eficiente de polinización.
San Gregorio señaló que en esta época, están ingresando muchísimas colmenas y es por el impacto de la soja. “Muchos productores apícolas de la Pampa Húmera se vienen a la Patagonia, corridos por la soja, porque es un monocultivo, no es atractivo para las abejas, y por la cantidad de pulverizaciones sobre cultivos”, dijo para agregar que “los apicultores de la Pampa Húmeda hacen más kilómetros de lo acostumbrado para venirse al Valle Medio, el Alto Valle y a la zona cordillerana”.

Cuántas colmenas
El cálculo es sencillo. Por la cantidad de hectáreas que tiene el valle podrían entrar entre 150 y 180 mil colmenas, a razón de cuatro por hectárea. En la zona no hay más de 30.000 colmenas estables y casi otro tanto que ingresa de otras zonas del país, por lo tanto existe una expectativa de crecimiento nada despreciable, expuso San Gregorio.
El técnico del Inta dijo que si el productor frutícola toma conciencia del beneficio que le trae una colmena, lo que paga por un alquiler es ínfimo: tiene más calidad en la fruta y mayor porcentaje de semillas.
El precio es variable, entre 25 y 30 pesos por colmena. Hay muchos apicultores que vienen de otras zonas y no tienen problemas en dejar la colmena gratis porque le interesa, en general, poco la polinización de frutales sino aprovechar la floración y sobre todo el polen, porque en el Valle hay una floración explosiva en estas semanas, que es de las primeras del país.
Agregó que ahora no hay flores en todo el país y por eso aprovechan la floración del Alto Valle, aprovechan el pólen, que es proteína vegetal y cuando hay pólen y entrada de néctar, la colmena se estimula y se expande, entonces los apicultores pueden multiplicar sus colmenas, hacer núcleos. “Si encima de eso le pagamos un alquiler es un negocio redondo para los que vienen de afuera”, recalcó.

 

 


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