La Constituyente ecuatoriana se instalará
el 31 de octubre por un período de 180 días para redactar
la nueva Constitución nacional.
Quito (AFP/
NA) > El presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuyo movimiento
probablemente tendrá el control absoluto de la Constituyente
elegida el domingo, aseguró que enviará el «Congreso
a la casa», y descartó una Constitución de inspiración
venezolana o con los problemas de la boliviana.
Correa aseguró que tomará el ejemplo de la Asamblea
colombiana de 1991 y disolverá el Congreso, dominado por la
oposición, dejando su función en manos de una «comisión
que legisle y fiscalice mientras trabaja la Constituyente».
«Con el Congreso es muy difícil actuar y creo que el
pronunciamiento del pueblo ecuatoriano ha sido contundente: el Congreso
tiene que irse a la casa», afirmó el mandatario a la
prensa extranjera.
El oficialismo se quedó con la mayoría absoluta en la
elección de la Constituyente al alcanzar entre 76 y 79 de los
130 escaños en disputa, según resultados extraoficiales
divulgados por una encuestadora cercana al gobierno y la ONG Participación
Ciudadana, avalada internacionalmente.
Si se confirman los resultados, el presidente quedará con la
vía despejada para disolver el Congreso, dominado por la oposición,
y reformar la Constitución.
Sin imitaciones de modelos extranjeros
El jefe de Estado, quien se proclamó vencedor absoluto en los
comicios, añadió que su movimiento Acuerdo País
no hará una Constitución a la medida «de Rafael
Correa».
«Esto es una construcción del pueblo ecuatoriano, vamos
a hacer una Constitución para todos y para todas no para preparar
al país para cuatro años de gobierno, sino para prepararlo
para los próximos decenios», declaró.
Correa mostró su reticencia a copiar modelos externos y ratificó
que su proyecto constitucional no será de inspiración
venezolana, al tiempo que también negó que las reformas
constitucionales puedan ser bloqueadas por la oposición como
ocurrió en Bolivia, donde al cabo de un año de discusiones
no ha sido aprobado ningún artículo.
La Constituyente ecuatoriana se instalará el 31 de octubre
por un período de 180 días con una prórroga de
60 más. Para entrar en vigencia, la Constitución deberá
ser aprobada en un referendo previsto para 2008.
Escenario
Un cambio en la relación
de fuerzas
Quito (Dpa) > En menos de un año Ecuador
ha vivido cuatro procesos electorales intensos, todos con protagonismo
del presidente de Ecuador, Rafael Correa, líder carismático
y fuerte con un claro proyecto político de cristalizar la llamada
«revolución ciudadana» en democracia.
Correa quedó segundo en la primera vuelta electoral, celebrada
en octubre del año pasado y ganó el ballottage en noviembre
pasado.
Ya en el poder, en abril, su tesis de instalar la Asamblea Constituyente
logró un apoyo del 82 por ciento en consulta popular y el domingo
obtuvo la mayoría absoluta de la Asamblea Constituyente.
Más allá del número de asambleístas, el
resultado de ayer reordena las fuerzas en Ecuador y el mandatario
lo asume con claridad: se han equilibrado las fuerzas y puede dialogar
en igualdad de condiciones con grupos que en el pasado imponían
sus criterios, como el empresarial o el de la banca.
Para él, diálogo no es ceder posiciones, eso lo tiene
claro.
Como nunca, Ecuador está unido. Se ha visto en las urnas, y
se prepara a tener una Constitución que acoja ideas avanzadas,
sin fundamentalismos, de izquierda y que prepare a esta nación
para hacer frente a lo que vendrá en las próximas décadas
en un mundo globalizado, por lo que una prioridad es ir hacia la unidad
regional sudamericana apoyada en la presencia de líderes como
Evo Morales, en Bolivia; Tabaré Vásquez, en Uruguay;
Lula da Silva, en Brasil, y por supuesto, Hugo Chávez, en Venezuela.
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