“Por cada persona con HIV que recibe tratamiento hay cinco que se infectan”

 
 
«Creo que, a diferencia de otros momentos de nuestro país, hoy siento más esperanza en cuanto a algunos lineamientos de la política en materia social».
Gerardo Mitre, presidente de la Fundación Asistencial Materno-Infantil de Ayuda a Niños Carenciados y Discapacitados (Fundamind), expresó la problemática y cómo sufren, en el país, los enfermos de Sida.

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Por Laura E. Rotundo

La Fundación Asistencial Materno-Infantil de Ayuda a Niños Carenciados y Discapacitados (Fundamind) es una organización de bien público, sin fines de lucro, que tiene como misión -desde 1990- ayudar a chicos necesitados y en situaciones de riesgo.
Sus programas son reconocidos y avalados por Organismos Internacionales y apoyados por el empresariado local y del exterior y la comunidad en general, desde sus más diversas actividades artísticas y profesionales.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, Gerardo Mitre -Presidente de esta entidad-, identifica a la ayuda a los afectados con el virus HIV, como uno de los pilares de la asistencia que brinda su Fundación.

¿Cuáles son los principales problemas que afectan a las personas
que visitan Fundamind?

Afortunadamente, nuestra fundación ha ido creciendo en estos 16 años de trabajo y recibiendo distintas demandas. En 1990 estábamos trabajando con determinados tipos de problemáticas, entre las cuales se destacaban la pobreza y el Sida. Hoy continuamos abocados a ambos temas pero podríamos decir que los servicios que se ofrecen son más amplios y abordan también otros conflictos sociales.
También es cierto que tenemos más experiencia, lo cual nos ayuda mucho. Actualmente, nos movemos desde un enfoque mucho más integral y comunitario, que incluye programas de educación, prevención, salud y desarrollo social.

¿Trabajan junto con otras fundaciones?
Sí… y de hecho, la idea es ir articulando nuestras tareas con las de los diferentes actores sociales de nuestra sociedad y lograrlo también a nivel internacional.
En nuestro país, estamos trabajando con universidades y con otros sectores de la sociedad civil, así como también con empresas y hasta con el Gobierno en algunos programas.
Esto significa que el proyecto es poder potenciarnos entre todos y trabajar en función de determinados objetivos que queremos alcanzar y que son básicamente, el bienestar de los chicos y de las familias que padecen diferentes situaciones de riesgo social, vinculadas -por ejemplo- a la problemática del HIV o de la pobreza, como mencionaba al principio del reportaje.

A grandes rasgos, ¿en qué consisten los programas que llevan adelante?
Cada programa tiene un objetivo y una línea de acción diferente.
Por ejemplo, contamos con el Centro Modelo Materno-Infantil que atiende niños en situación de riesgo -de 2 y 3 años-, en el que intentamos promover sus capacidades, estimulando la creatividad y tratando de generar un vínculo que les permita desarrollarse de manera positiva.
Lógicamente, también trabajamos con los padres, para poder alinear así el trabajo que se hace en el Centro… es muy importante cómo ellos continúan con estas tareas en sus casas. También se intenta dar un lugar al juego, para que cada uno pueda tener un espacio donde sentirse querido, respetado y libre para expresar todo su potencial.
Los chicos son cuidados y tratados con mucho amor, por todo el equipo docente que compone Fundamind y en general, por todos los profesionales que interactúan con ellos.
Por otro lado, el área de atención de la salud es muy importante. Hacemos mucho hincapié en lo que es la “salud mental”, especialmente con los pequeños que tienen algunas dificultades o que manifiestan algún problema emocional o de conducta. Si se evidencian problemas más severos, el equipo de psicólogos es el encargado de brindar la asistencia adecuada.
Refuerzo Alimentario es otro de los programas que impulsamos desde la Fundación, que hoy por hoy asiste a 450 niños y a diferentes comedores infantiles. En ese punto en particular, el objetivo es brindar, al menos dos comidas importantes al día, para poder apuntalar sus condiciones de alimentación y así tratar de combatir el hambre que padecen estos chicos.
El Programa de Prevención y Asistencia en HIV-Sida es en cambio un “móvil”, que ya recorrió más de 120.000 kilómetros en nuestro país, estimulando la creatividad -también de los jóvenes- en cuanto a la prevención-, con el objetivo de generar conciencia, sensibilidad y evitar la discriminación de quienes se encuentran afectados por este mal.

¿Qué cantidad de personas los visitan mensualmente?
Sería difícil especificarlo porque se acercan muchísimas personas necesitadas. La cantidad varía según el programa al que nos refiramos. Como lo nombré antes, el programa alimentario atiende a 450 chicos, el centro maternal asiste a un grupo de 20 niños con sus respectivos padres, la asistencia psicológica se aboca a la demanda de todas las familias e incluso del programa social.
Cada programa tiene una cantidad distinta de personas y una modalidad de asistencia que puede ser semanal o mensual, aunque en muchos casos es diaria.

¿Están organizados como para funcionar a nivel nacional?
Si. Estamos vinculados con casi todas las provincias y formamos partes de distintas redes de asistencia. Una de ellas se llama “Mediar-Sida”, que es una mesa de dialogo y coordinación nacional sobre HIV, en la cual estoy participando personalmente en la organización de lo que va a ser el Foro sobre Sida a nivel regional en 2007, ya que el próximo año se hará en Argentina. Cada dos años se lleva a cabo en un país distinto.
Además, es importante destacar que tenemos una Red de Comedores que se llama “Comunidad Fundamind” y distintos acuerdos vinculados al programa de lucha contra la discriminación, por ejemplo con el Gobierno de La Rioja; también estuvimos actuando en El Calafate, en el mes de febrero y hace muy poquito tiempo visitamos Jujuy… la idea es brindar capacitación a los educadores de los distintos distritos para que ellos también puedan colaborar a brindar asistencia a quienes más lo necesitan.

Deteniéndonos puntualmente en las personas con HIV que los visitan…
¿cuáles son los principales problemas que a ellos se les presentan por
estar afectados con esta enfermedad?

El tener HIV es un doble problema… porque además de padecerlo, se viven todos los otros problemas que habitualmente tienen todas las personas que viven en situación de pobreza: falta de trabajo, de capacitación y baja autoestima… o por lo menos éstas son las dificultades que se presentan apenas acuden a nosotros. Luego, la gente se va fortaleciendo y va asumiendo un “activismo” importante.
Yo considero que ésta es una de las enfermedades que más ha movilizado a la población. A su alrededor, se ha generado un movimiento comunitario muy fuerte donde los propios pacientes reclaman sus derechos y salen de la pasividad. La adicción a las drogas, la falta de apoyo de los seres queridos y la contención por parte de la pareja, son otras realidades que también aquejan al afectado.

¿Cuál es el principal reclamo que le elevarían al Gobierno, respecto de este tema?
Desde nuestro lugar, lo que más estamos reclamando al oficialismo es que se destine presupuesto para prevención. Porque la verdad es que no hay.
El Programa Nacional vigente solamente tiene dinero para medicamentos, que obviamente está muy bien… pero la realidad es que “hacen agua” en lo que es la prevención.
Por un lado, no hay fondos para esto, pero por otro debemos reconocer que las acciones son muy aisladas, es decir, que no hay una continuidad en torno a esta problemática y además, las organizaciones como las nuestras -que tenemos proyectos concretos para avanzar y experiencia para concretarlos- no contamos ni con el apoyo ni tampoco con los recursos para llevarlos a cabo de manera adecuada y sostenida… así que esto es un gran agujero negro.

¿Cree entonces que aún la prevención es un tema pendiente…?
Totalmente. En nuestro país se debe fortalecer muchos más pero también es real que se debería generar -a nivel internacional- un movimiento que se relacione con el “activismo en prevención”. Porque es real que prevención y asistencia van de la mano. Por cada persona que recibe tratamiento hay cinco que se están infectando. Entonces a este ritmo, se hace insostenible avanzar.
A nivel mundial, solamente recibe tratamiento una de cada diez personas que lo necesita.

¿Cuáles son las cifras del HIV en Argentina?
Los enfermos declarados alcanzan los 30.000 casos y 200.000 personas serían las que supuestamente están infectadas y que aún no lo saben. La relación de estos índices es terrible.

¿Tuvieron oportunidad de presentarle alguna iniciativa al
Gobierno, desde Fundamind?

Claro que sí, pero no obtuvimos ninguna respuesta. Es lamentable pero como dije antes… el programa nacional no tiene dinero para prevención.

¿Cómo cree que debería encararse una campaña de
concientización, a nivel nacional?

Creo que tendría que ser una campaña en la que participen todos los interesados, ya que cada uno tiene un foco de atención distinta. Están los que trabajan con poblaciones más vulnerables, como los trabajadores sexuales, otros que trabajan con poblaciones gays, nosotros trabajamos particularmente con los chicos… cada uno tiene un terreno de trabajo distinto, por lo que la prevención debería ser focalizada hacia cada uno de estos “campos”.
Obviamente, las campañas mediáticas de comunicación publicitarias sostenidas contribuirían mucho a luchar contra esto. Nosotros armamos algunas muy interesantes, hechas incluso a través de concursos fotográficos, de jingles, de poesías y hasta de cuentos que podrían utilizarse para orientarnos hacia la prevención… pero insisto en que el gran problema es que no tenemos fondos para poder difundirlos.

Antes Usted mencionó a las drogas como algo muy vinculado con el Sida… ¿cuánto cree que influye la falta de educación sexual en la realidad local, en lo que hace al HIV?
Todo tiene que ver. La educación sexual empieza con la educación que brindan los padres desde pequeños y me refiero a lo sexual entendido como sexualidad humana, no como sexualidad genital.
Con esa forma en que los padres tratan a sus niños, en la transmisión de los valores que les brindan, se inicia el camino en el cual después intervienen también las escuelas y por último, la sociedad en su conjunto.
Yo creo que la formación que estamos brindando está alejada de la vida y del cuidado... del respeto al cuerpo propio y al cuerpo ajeno.

Al estar en contacto con niños tan carenciados, ¿podría describirnos cómo piensa un chico de 8 o 10 años, que sufre la pobreza desde que nació? ¿Es consciente de todo lo lamentable que lo rodea?
La verdad es que no se puede generalizar, pero podría decirte que hay de todo. Conocemos muchos niños que ya tienen sueños… la mayoría quiere ser jugador de fútbol.
Yo creo que si uno les da amor, seguridad y confianza, eso les va dando la seguridad interior para ir creciendo de forma saludable. Pero lo que el chico necesita son esos sentimientos que aportan a la contención emocional y sobre todo a “ser respetado”.

¿Y los padres qué manifiestan?
Los papás manifiestan mucha preocupación por el plato de comida de cada día, por esa subsistencia diaria y por saber cómo van a asegurarle -aunque más no sea- ese bienestar a sus hijos.
Obviamente, no piensan de acá a diez años, razonan en una visión inmediata, que sólo abarca el hoy.

¿Cuál es su expectativa respecto del futuro, en lo que tiene que ver con la solución de las problemáticas sociales?
En realidad, yo trato de dilucidar qué aporte puedo hacer yo como persona, como profesional y como dirigente social para revertir las realidades que antes describí.
No soy un estadista, ni me planteo “grandes” cambios, pero sí me propongo comprometerme y responsabilizarme desde mi lugar para poder alcanzar algunas mínimas modificaciones que vayan contribuyendo a mejorar el panorama.
Creo que, a diferencia de otros momentos de nuestro país, hoy siento más esperanza en cuanto a algunos lineamientos de la política en lo social. Aunque no llegamos a lo ideal -porque lógicamente no se puede cambiar la realidad de la noche a la mañana-, veo que se está avanzando en el camino correcto y que nos queda mucho por andar.
Yo veo que hay progresos… apenas comenzamos con Fundamind, allá por los años 90 teníamos más cantidad de chicos que estaban viviendo con el HIV, hoy gracias a Dios hay muy pocos, por lo que de alguna manera podríamos decir que ha funcionado la prevención de la transmisión vertical.
En cambio, el tema del hambre es preocupante en Argentina.

 

 


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