Por Ángel castillo
La política energética nacional en los aspectos que
afecta los intereses de la provincia de Neuquén como la mayor
productora de gas y petróleo del país estuvo, durante
la semana, en el centro del escenario político.
Neuquén salió con contundencia a poner un manto de duda
sobre el acuerdo que firmó el presidente Néstor Kirchner
con su par de Bolivia, Evo Morales.
Bolivia produce menos de la mitad del gas que se extrae de Neuquén
y lo tiene comprometido para su venta a Brasil, país que no
acepta el incremento de precios del 56% que se le pretende imponer
tras la marketinera nacionalización de los hidrocarburos.
Kirchner aceptó el aumento del precio, lo que fortaleció
a Morales para que arribara a la convención de su país
con un trofeo bajo el brazo. Argentina trasladará ese aumento
al vecino Chile, país distanciado diplomáticamente con
Bolivia, con el guiño de Morales que quiere salida al mar a
cambio de gas.
Pero la provincia fue más allá. Tras la nacionalización
de los hidrocarburos, las inversiones en Bolivia sufrieron una parálisis,
por lo que, si mañana Argentina le pide que le venda 20 millones
de metros cúbicos por día de gas –es lo que se
fijó en el acuerdo- no podría porque no los tiene. Están
en el subsuelo pero requiere inversiones millonarias para poder extraerlos.
La provincia de Neuquén produce 72 millones de metros cúbicos
de gas pero se le paga 1,20 dólares por millón de BTU,
mientras que a Bolivia se le pagarán cinco. Si se realizan
inversiones vendiendo el gas neuquino a ese precio, el gobierno aseguró
que puede aumentar la producción para abastecer a todo el país
y también a Chile.
Claro que no hay voces disonantes con el gobierno nacional en un tema
que es el talón de Aquiles del Estado, que además pone
en riesgo el crecimiento económico, la energía. La postura
de Jorge Sobisch blandiendo una obviedad: Bolivia no puede producir
más gas sin más inversiones y lo que produce ahora lo
tiene vendido a Brasil, no va a poder cumplir el acuerdo, fue como
un sismo en el gobierno nacional.
Saliendose del libreto que indica que ningún ministro habla
con periodistas, el de Planificación Federal, Julio De Vido,
salió a descalificar a Sobisch de quien dijo que no entendía
nada de energía y que no podía hablar de la materia,
aconsejándole que se dedique administrar la provincia.
Es insólito que, siendo la provincia más importante
en producción de gas y petróleo, su gobernador no pueda
ser una palabra autorizada para hablar del tema.
Pero más allá de lo cual, llamó la atención
la nota que le envió a la provincia el secretario de Energía,
Daniel Cameron diciendo que se va a poner del lado de las empresas
para que no paguen las regalías sin el descuento de las retenciones.
Las retenciones a la exportación del petróleo y gas
se impusieron para salvar el sistema financiero que ya goza de buena
salud, por lo que Neuquén, por decreto, ordenó la liquidación
de las regalías en base al precio internacional o de importación
de Bolivia en el caso del gas.
La respuesta fue que una de las empresas, en lugar de pagar en efectivo,
lo hizo en especie depositando en tanques el 12% del petróleo
que extrajo de dos áreas de la provincia. Esta no tiene capacidad
para salir a vender el petróleo y legalmente tampoco puede
recibir ese pago, sin antes haber dado una autorización expresa.
Eran 20 millones de pesos de regalías correspondientes al mes
de mayo.
La justicia neuquina falló en contra de la decisión
de la empresa, pero se puso en marcha un complejo mecanismo judicial
que perjudica las arcas provinciales ante la no percepción
de regalías en tiempo y forma. Ya hubo 7 empresas que presentaron
recursos en la Justicia Federal que los rechazó por considerarse
incompetente: los recursos son provinciales.
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