Por María Argel
Frío y bronca parecieron juntarse esta semana en las diferentes
geografías de Río Negro.
Del lado de la costa, en Viedma, la tirantez fue extrema con la protesta
de los obreros de la construcción, lo que demandó la
inmediata respuesta de parte de gobierno a la demanda de empleo.
Del lado de la cordillera, hubo evacuados y numerosos problemas por
la falta de previsión o ineficiencia, tras una intensa nevada,
lo que dejó al desnudo un viejo debate que por estos días
se mezcló con la campaña por las elecciones del 1°
de julio en Bariloche.
Además, entre el paisaje de montañas, el gobierno rionegrino,
a través de su área de Trabajo deberá atender
el conflicto latente que persiste entre los trabajadores gastronómicos,
que amenazan con hacer huelga en pleno invierno si no reciben el aumento
esperado.
El gobernador Miguel Saiz estuvo esta semana en Estados Unidos, intensificando
las gestiones ante el Banco Interamericano de Desarrollo, para lograr
la tan ansiada reconversión productiva, por un lado, y la mayor
eficiencia del Estado, por otro. Mientras tanto, persisten las dudas
por la eventual intervención que podría recaer en la
UCR provincial, por su afinidad al gobierno de Néstor Kirchner.
En Viedma
La protesta de Viedma de los trabajadores de la Uocra fue tan sorpresiva
como violenta. Los obreros se mostraron exasperados por la paralización,
y en consecuencia, los despidos para el sector, y ello obligó
a las máximas autoridades del gobierno de Viedma a salir a
dar respuestas a los reclamos.
El ministro de Gobierno, Iván Lázzeri, y el responsable
de Trabajo, Ricardo Ledo, debieron agilizar las soluciones, ante la
virulencia de la protesta.
Ambos funcionarios deberán atender ahora, por estos días,
otro reclamo sectorial: el de los gastronómicos de Bariloche,
quienes amenazaron con realizar huelgas en plena temporada si no reciben
el aumento del 30 por ciento en los sueldos. Sin duda, una situación
por demás tirante, si se tiene en cuenta la importancia de
la actividad turística no sólo para Bariloche, sino
para la provincia.
El temporal
Las intensas nevadas, que este año llegaron de manera abundante
a la cordillera, dejaron al desnudo los problemas históricos
en una ciudad como Bariloche que creció sin planificación
y que se ve desbordada en sus servicios.
Como un claro reflejo de la realidad de esta bella ciudad turística,
la nieve tuvo dos caras bien diferenciadas: por un lado, una importante
franja de la población sintió su impiedad, con frío,
sin leña, sin luz y chicos sin clases; mientras que el sector
turístico celebró su llegada con fuegos artificiales
y una gran fiesta con artistas y famosos.
El centro festejó. La periferia sufrió. Es la histórica
contradicción de una ciudad que por estos días tendrá
la posibilidad de volver a ilusionarse con que la situación
cambiará y mejorará, cuando vuelva a elegir a sus gobernantes
más cercanos.
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