Por Ángel castillo
Muy lejos quedaron esos años en que los peronistas eran peronistas,
entonaban la «marchita» con la voz del inconfundible Leonardo
Favio de fondo y cantaban «todos unidos triunfaremos».
A los radicales el tiempo también los cambió, se perdieron
las boinas, la liturgia partidaria y del Centenario partido sólo
quedan recuerdos.
Durante la semana radicales y peronistas, o lo que quedó de
ellos, protagonizaron una «interna Kaótica».
En Buenos Aires durante una reunión que estuvo muy lejos de
parecerse a una interna, el secretario general de la presidencia Oscar
Parrilli y el jefe comunal neuquino Horacio Quiroga definieron la
fórmula de la Concertación K.
En ese cónclave y por «mayoría» se decidió
que el intendente justicialista de Villa La Angostura Hugo Panessi
fuera el candidato a vicegobernador por la Concertación kirchnerista.
Hasta allí todo iba dentro de los carriles programados y no
era sorpresa la designación. Pero la lucha entre radicales
y peronistas, obviamente todos K, sobrevino cuando se habló
de las candidaturas a intendente capitalino, diputados y senadores.
En esa interna dirimida desde Buenas Aires, muy cerca de la casa Rosada,
el clima habría estado muy lejos de ser el ideal.
Inclusive, algunas versiones indican que no habría sido una
reunión en la que los cargos estuvieron en danza, sino que
los encuentros fueron dos.
También confirman, por lo bajo, que algunos de los protagonistas
de la primera cita no estuvieron en la segunda porque ya sabían
que no tenían cabida en las listas para las próximas
elecciones.
Mientras la versión oficial dio cuenta que Quiroga y Parrilli
llegaron rápidamente a un acuerdo puesto que «coinciden»
en el pensamiento político. Otros comentarios confían
que no fue tan simple y que el actual intendente capitalino tuvo que
«sacrificar» a su candidato a sucederlo, el fiel quiroguista
Martín Farizano.
En tanto, otros confirman también desde el anonimato, que no
sólo Farizano quedó en el camino. El actual diputado
provincial justicialista Ariel Kogan, que viajó a Buenos Aires
con una valija cargada de expectativas y nombres volvió con
las manos vacías y un enojo tal que, apenas piso suelo neuquino,
disparó contra el secretario general de la presidencia.
Cuentan que el mismo Kogan se enfrentó con Parrilli y se habría
animado a expresar algo que, obviamente, le cayó mal al secretario
presidencial. Palabras más, palabras menos la frase determinante
habría sido «el parrilismo no es nada en Neuquén».
Sin embargo, Parrilli es uno de los hombres fuertes del presidente
de la Nación y la desafortunada expresión de Kogan significó
el fin de las negociaciones.
Según trascendidos Kogan deseaba para su gente, el primero,
quinto y noveno lugar en la lista de diputados provinciales y el primero
y cuarto espacio de los concejales capitalinos. Resultado, un regreso
con más penas que glorias. Con algunos compañeros heridos
y correligionarios olvidados, apareció en escena un nombre
que a esta altura parece ser un «comodín de la política»,
Oscar Massei.
El diputado nacional, electo en el «lejano 2005» por el
ya extinto Frente Cívico para la Victoria, sería el
candidato a intendente por la Concertación K, la continuidad
de aquel Frente.
De todos modos y cuando la mayoría lo da como un hecho que
Massei será el candidato a intendente, él propio diputado
dijo que «nadie le avisó nada».
Todo esto es una señal más de las internas partidarias
que vive el kirchnerismo en la provincia y que no hacen más
que aumentar las distancias a pocos meses de las elecciones generales.
¿No será que realmente compañeros y correligionarios
no son compatibles? Al menos por ahora la realidad demuestra que esto
es así.
Una medida unilateral
A principio de semana el gobierno nacional en un claro esfuerzo
por posicionar al ministro de Educación de la Nación,
Daniel Filmus, en la puja electoral por la jefatura de la Ciudad de
Buenos Aires hizo un anuncio que causó revuelo, no sólo
nacional sino provincial.
Kirchner y Filmus, unilateralmente y sin consenso decidieron que todas
las provincias deberán aumentar el piso mínimo del salario
docente (de $ 840 a $ 1.040). Como el hecho fue netamente político-electoral,
el resultado no pudo ser otro que el ocurrido. El rechazo fue casi
total.
Desde todos los sectores se escucho decir que si las provincias debían
financiar el aumento habría problemas y que el aporte de la
Nación era necesario.
Con ese panorame, Neuquén adhirió al incremento y confirmó
que se absorberá con fondos provinciales, pero reclamará
a la Nación que incluya en su presupuesto esos montos, porque
se trató de una medida «unilateral».
Otro dato importante y directamente relacionado lo dio el ministro
Claudio Silvestrini que aclaró que los recursos provenientes
de las regalías hidrocarburíferas no se tocarán
para pagar sueldos de estatales, porque están destinados para
la reconversión de la matriz productiva de la provincia.
Sin embargo, a pesar de los anuncios de las subas, el viernes desde
el gobierno provincial convocaron al gremio docente a una mesa de
negociación donde el tema salarial no estará ausente.
Todo esto mientras los trabajos en las escuelas siguen a buen ritmo
para que el próximo cinco de marzo los estudiantes vuelvan
sin inconveniente a las aulas.
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