Por maría argel
Unos dicen que hubo espionaje. Otros, especulación. Lo cierto
es que la fecha de las elecciones desató una tormenta política
de verano, cruda y despiadada, entre Viedma y el Centro Cívico
de Bariloche. Y sorprendió a todos. Tanto, como la nieve en
febrero.
El gobernador Miguel Saiz y sus hombres dicen que ya estaba decidido
que el 20 de mayo serían las elecciones a gobernador y creen
que esa información fue “utilizada” por los hombres
del intendente Icare para anunciar el día de la votación
local.
Del otro lado, en Bariloche dicen que el radicalismo estaba aguardando
que Icare anuncie la fecha de las elecciones para comunicar cuándo
sería el comicio provincial.
Los hechos dejan un manto de dudas y suspicacias que sólo los
electores sabrán premiar o condenar.
La realidad indica que quedó librada en el escenario político
de Río Negro una batalla feroz entre dos antiguos aliados.
Sin duda, una antesala de lo que será la campaña política.
Intervencionismo
La intervención de Miguel Saiz en la fecha de las elecciones
de Bariloche ya ocurrió en plena Convención Constituyente,
en el último trimestre de 2006. Allí el radicalismo,
a pesar de no tener la mayoría, logró imponer que las
elecciones municipales sean independientes de las provinciales y las
nacionales. Eso ya exasperó los ánimos del Centro Cívico,
que como alternativa, tenía en su poder la decisión
de definir la fecha de los comicios.
Pero la estrategia radical pudo más y ahora todo indica que
Bariloche deberá someterse a la única fecha que dispuso
el gobierno provincial: el 26 de agosto, ya que la elección
tampoco puede coincidir con las nacionales de octubre, según
su flamante Carta Orgánica.
Así, los políticos del Frente para la Victoria se vieron
sorpresivamente “acorralados” por estos días.
Icare anunció que recurrirá a la Justicia electoral
con el argumento de que la Resolución de la fecha de las elecciones
fue firmada un día antes que el decreto de Saiz. Pero, la última
palabra la tendrá la Justicia Electoral, que difícilmente
pueda fallar en contra de la autoridad del Gobernador.
Los tiempos
El plan del gobierno de Miguel Saiz, que hasta ahora se viene cumpliendo
al pie de la letra, es que el supuesto efecto ganador del intendente
Alberto Icare y del Presidente Néstor Kirchner no arrastre
votos hacia el Frente para la Victoria de Miguel Pichetto. Por ello
buscó elecciones separadas.
Al revés, el Centro Cívico y el Frente para la Victoria,
esperaban que el efecto ganador del jefe comunal se traslade hacia
el candidato provincial y por ello querían una fecha anterior
a la que decidiera Viedma.
Ahora, todo indica que las elecciones a gobernador serán el
20 de mayo, y si Bariloche no acepta el 26 de agosto como fecha, tiene
la última alternativa de organizar por sí misma el comicio.
Pero esa decisión, que no tendría otro justificativo
más que los fines electorales, se estima que podría
tener un costo cercano a los $200.000.
“Con muletas y todo, Icare podría gambetear y ganarle
a todos estos”, dijo el vehemente secretario de Gobierno de
Alberto Icare, Adolfo Fourés.
Los radicales dicen que la premura de convocar a las elecciones municipales
responde a la delicada salud del intendente, cuya figura carismática
será decisiva para los resultados no sólo de Bariloche,
sino de toda la provincia. El Radicalismo lo sabe de sobra y por ello
actuó de manera contundente esta semana.
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