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La personalización, la soledad
y la ausencia de un modelo de familia aparecen como elementos centrales.
Además, en esta nota, un adelanto sobre un novedoso método
de medir impacto televisivo en lugar de rating.
¿Qué buscan nuestros niños y adolescentes en
la televisión? La socióloga Tatiana Merlo Flores - docente,
presidenta del “Centro de Investigación en Medios”,
ex presidenta del Comité Científico Internacional de
Investigadores en Niños/ Jóvenes y Medios de la UNESCO
y autora de nueve libros relacionados a esta temática - tiene
algunas respuestas a este interrogante.
Además, la especialista da a conocer, por un lado, el lanzamiento
de un novedoso método de medición cuyo objeto no es
determinar audiencia sino medir el impacto que un determinado programa
y/o programas generan en el televidente. Y por el otro, un trabajo
internacional que apunta a la responsabilidad social de medios y anunciantes,
Los niños/adolescentes y la “caja boba”
Para Flores los chicos ven televisión porque es un agente de
socialización “si no ven el programa que ve el resto
del grado se quedan afuera, y si los papás dicen ´este
programa no, no me gusta‘ llegan a la escuela y los compañeros
se lo cuentan y si no sabe de que se trata se quedó afuera,”
y agrega: “es un tema de socialización muy fuerte, de
conversación central en chicos y adolescentes y en adultos
también, especialmente en niveles carenciados, se reúnen
en el hogar para ver algo que la televisión les muestra y que
es un reflejo de su propia realidad”.
El trabajo que viene desarrollando esta socióloga, y que fue
presentado en Neuquén por invitación de la Fundación
OSDE, se llama “TV cómo te quiero”. Es una investigación
internacional comparativa, de la que participan Canadá, Italia,
Grecia, Sudáfrica, Chile, Argentina y Uruguay. Flores coordinó
la tarea para la región latinoamericana.
El método utilizado fue el de invitar a los chicos de entre
7 y 13 años, a través de un spot que fue difundido por
canales abiertos y de cable, a que enviaran una carta o un dibujo
dirigido a la televisión y que allí reflejaran lo que
pensaban y lo que sentían al respecto. Como dato llamativo
se recibieron 15.000 cartas y dibujos en la región, mientras
que en Canadá solo 300. Se constataron fenómenos globales,
que aparecen en casi todos los países, y donde la tv es vista
como un gran mito, que puede producir cosas mágicas y en donde
todo es posible.
En cuanto a lo particular, la región latinoamericana arrojó
resultados sorprendentes. “Los chicos de este lado del mundo
dicen, por ejemplo ´te pedimos televisión que no haya
chicos que tengan hambre, que podamos levantarnos a la mañana
y no tener que ir a buscar agua a una canilla que está dos
cuadras, te pedimos que nos hagas felices porque sos parte de nuestra
familia‘. Piden mucho por la igualdad social, por la integración,
por la educación, no piden que la televisión les enseñe
matemática, pero sí piden educación para la vida.”
explica la socióloga.
Y agrega: “otros chicos, del interior, que viven en el campo
o en la frontera, le solicitan cosas mucho más específicas,
por ejemplo, cómo hacer una huerta o un telar, es decir, cuestiones
de trabajo que tienen que ver con la zona en la que viven.”
La tv, una “amiga” para entender el mundo
Flores asegura que, en términos generales “lo que los
chicos proyectan en la tv, y esto es lo que impregna el trabajo, es
que le piden solución para los problemas del mundo, Esto aparece
con una claridad meridiana. En casi todos los casos lo que se ve es
la necesidad de la búsqueda de sentido, de encontrarlo en un
mundo que no entienden”.
“Otro tema también global que se percibe es el sentimiento
muy fuerte de soledad que tienen los chicos, la tv ocupa un rol afectivo:
´sos mi amiga‘, ´a vos te cuento todo‘, ´me
contás las cosas que no entiendo‘, ´sos mi mejor
compañera‘, ´te pido que me cantes a la noche,
que me despiertes a la mañana‘, ´quiero que tengas
ojos para que me puedas mirar, que tengas boca‘, todos los dibujos
son personificados porque la televisión para ellos es una persona”,
afirma la socióloga.
En cuanto a lo que prefieren ver a lo hora de prender la pantalla,
Flores explica: “Un chico elige un programa porque ese ciclo
responde a características personales, hay una proyección,
una identificación con personajes. El otro día mi nieta
se reía a carcajadas con Tom y Jerry, entonces yo le pregunté
´¿quién es Jerry?‘, ´yo soy Jerry‘
me dijo ¿y quién es Tom? le repregunté, y me
contestó que era su hermana mayor. Es decir, hay una identificación
y una proyección, ella le podía ganar a su hermana siendo
más chica.”
Prohibir no es la solución
Una problemática que se presenta habitualmente es qué
hacer cuando el chico quiere ver un programa que sus padres consideran
inconveniente. Frente a esto Flores dice: “Es una situación
difícil pero al mismo tiempo se puede resolver de manera muy
simple. El único camino es escuchar, tan simple como eso, no
tanto decirle si está bien o mal lo que ve sino interiorizarse
respecto a qué repercute en él lo que ve, cómo
lo percibe, que emociones despierta, porque las imágenes van
directamente a las emociones. Muchas veces no pasa por dar argumentos
desde la razón, dado que el chico lo entendió pero hablamos
desde dos lugares defasados.”
La experta entiende que en la actualidad “hay un cambio de paradigma
del que hay que ser conscientes. Ha cambiado esa cuestión lineal
donde el abuelo le enseñaba al padre y el padre al hijo. La
mayor parte de lo que sabe un adolescente hoy lo ha sacado de la televisión
y de sus pares. Es una época de crisis y de ruptura de esa
cadena donde lo que debe hacerse es escuchar y respetar al chico en
esa escucha.”
La ausencia de un modelo de familia en la tv
argentina
La socióloga Flores entiende que uno de los temas a destacar
respecto a la televisión argentina actual es la ausencia de
un modelo de familia. “Nosotros vamos a los colegios y les pedimos
a los chicos que hagan un guión con un modelo de familia de
la tv y no lo encuentran. En los niveles carenciados lo citan al “Chavo”,
y dicen que es como si lo fuera porque todos conviven en ese vecindario.”,
afirma.
Para Flores “la única familia que ellos sienten como
tal son los Simpson. Cuando hacemos análisis de contenido de
la producción nacional, tomando todas las telenovelas para
chicos y para adultos se ve que no hay familias exitosas, nucleares,
funcionales, ni siquiera separados, donde exista el amor, donde hayan
vínculos, solución de conflictos, como lo era, por ejemplo,
Grande Pá hace muchos años.”
En este sentido, Flores sostiene que “Los Simpson”, es
el único modelo real de familia, que esto es percibido por
los chicos y que por esta razón es el programa extranjero que
está al tope de audiencia, junto con los más vistos
del orden local”.
La responsabilidad social de medios y anunciantes
“Estoy trabajando en un proyecto con el gobierno de Suecia,
se llama Índice de Responsabilidad Social - cuenta Flores -
nosotros queremos que al pacto global de responsabilidad social de
Naciones Unidas se le agreguen indicadores para que los auspiciantes
que pautan en sus programas sean responsables también de los
contenidos.”
“Hoy no hay empresas de medios que hayan firmado este pacto,
los medios quedan afuera, no son responsables de nada. Vamos a armar
dos índices: uno para los medios y las empresas que producen
para los chicos y otro para los que pautan allí. Lo presentamos
en Sudáfrica, los resultados van a estar en tres años
y luego lo vamos a llevar a Suecia, en la VI Cumbre Mundial de la
Infancia y los Medios.”, sostiene Flores.
La otra novedad surgida de las investigaciones del Instituto que preside
esta especialista es una herramienta que se llama Medición
del Impacto Televisivo (MIT). “Así como ´Gran Hermano‘
mide 30 puntos la pregunta desde este lugar es ¿qué
nivel de asociación positivo tiene Gran Hermano? Nosotros lo
que estamos proponiendo es una herramienta complementaria del rating,
relacionado a cómo miramos televisión, como lo integramos
en nuestra cotidianeidad y qué impacto tiene esto en los 5
indicadores de responsabilidad social: trabajo, salud, educación,
comunidad y medio ambiente, no nos metemos en otra cosa, no les pedimos
que cambien el guión”, aclara.
Flores explica: “lo que proponemos a las empresas de medios
es que al momento de tocar estos temas, que son elementos sensibles
y que preocupan, lo hagan de manara consistente y contextualizada.
Nosotros le medimos el impacto. Esto además es negocios para
ellos, como pasó el año pasado con ´Monte Cristo‘.
Fue una novela que tuvo consistencia y contextualización de
la manera en que tocó el tema de la identidad, con un gran
impacto social, era un tema sensible para la sociedad y terminó
modificando cosas, aparecieron dos nietos recuperados, con un alto
impacto.”
Y concluye: “La telenovela era la misma ¿qué fue
lo que hicieron? En un tema que era sensible, lo contextualizaron
y le dieron consistencia. La idea es que tengan elementos a la hora
de tocar estos temas y que los usen. Eso es lo que pretendemos”.
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