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Las centrales eléctricas, la
construcción de Atucha II, la creación de gasoductos,
previstos por la Nación, tienen un gran retraso. Neuquén
> La crisis energética nacional se comenzó
a sufrir de forma notable la semana pasada con los primeros fríos
fuertes del año. Cortes de electricidad a las industrias, limitaciones
en las ventas de GNC, incrementos astronómicos en los precios
de las garrafas fueron los síntomas de una realidad que comienza
a hacer agua. Con unos pocos días de bajas temperaturas el
sistema estuvo al borde del colapso, y el invierno aún no llegó.
En este contexto, el Plan Energético Nacional 2004-2008 quedó
más en los papeles de lo que se ha avanzado en las obras. En
él se preveía la construcción de la central nuclear
Atucha II, y que aportaría al sistema una potencia neta de
692 MW, en el período 2005-2009. La obra avanza a paso muy
lento, y oficialmente ya se habla de que el palo se extenderá
por lo menos un año más, por lo cual estaría
en servicio recién en 2010.
La central Termoeléctrica Manuel Belgrano (TMB), en Campana,
Buenos Aires, que debía estar operativa antes de fin de año,
es por ahora sólo montículos de terreno removido, y
la central Termoeléctrica San Martín (en Timbués,
Santa Fe), tampoco está culminada. Con ambas se aportará
alrededor de un 7% adicional de energía eléctrica. Pero
se agrega otro problema: aún no se sabe de dónde saldrá
el gas que las hará funcionar.
La producción de gas y la creación de más gasoductos
para transportarlos están muy retrasadas, de acuerdo a las
expectativas planteadas en el Plan Energético Nacional.
Ambas termoeléctricas de ciclo combinado serán financiadas
por el Foninvemem (fondo al que aportan las generadoras de electricidad
acreedoras de Cammesa). Se preveía que iban a estar terminadas
a fines de 2006, pero como máximo podrían comenzar a
funcionar en los últimos meses de 2008.
El ministro de Planificación federal, Julio De Vido, precisó
días atrás que las centrales aportarán 800 MW
el año próximo y otros 800 a principios de 2009.
Con respecto al Plan Energético Nacional, señaló
que “ya se han invertido más de 6 mil millones de pesos
de un plan (total) de 46.000 millones”, cifra mínima
si se tiene en cuenta que ya han transcurrido tres de los 5 años
que preveía el programa.
Según el presidente de la Asociación de Generadores
de Energía Eléctrica (Ageera), Rubén Turienzo,
el crecimiento que registra la demanda de energía eléctrica
-superior al 5% anual- impulsado por la mayor actividad productiva
requiere de la incorporación del equivalente a una central
de ciclo combinado de 800 megavatios de potencia. El país está
muy lejos de ese promedio. Desde el año 2000 no se han incorporado
centrales al sistema.
Argentina cuenta con unos 24.000 MW de potencia de los que en promedio
están disponibles 18.000. Por ejemplo, si un día la
demanda fuera de 18.300 MW, quedan 300 MW sin abastecer.
La semana pasada, en los días de las temperaturas extremas
más bajas, la centrales Atucha I y Embalse, (que generan 1.100
megavatios) estaban fuera de servicio. El crecimiento del consumo
hizo que el sistema estuviera al límite.
Demanda histórica
El lunes 28 de mayo se registró un nuevo récord en la
demanda de potencia eléctrica. De esta manera, en lo que va
del año ya se superó cuatro veces la barrera histórica
de consumo de potencia eléctrica.
Según Fundelec, las temperaturas extremas volvieron a disparar
la demanda eléctrica que trepó hasta a un consumo de
potencia de 18.279 MW a las 19.26 del lunes de la semana pasada.
La alta demanda obligó la semana pasada a realizar cortes en
el suministro eléctrico. De Vido dijo que «los servicios
de electricidad y gas que fueron suspendidos inicialmente, como su
nombre lo indica, son interrumpibles, por eso tienen una tarifa menor
y están sujetos a corte ante el crecimiento de la demanda».
En cuanto a la situación registrada en los últimos días,
se excusó al decir que «es un evento climático
extraordinario, los mismos titulares de los diarios hablan de temperaturas
que no se produjeron en 45 años».
Agregó que «está claro que un sistema no puede
estar dimensionado para situaciones que se producen cada 45 años»,
aunque omitió decir que el sistema está al límite
desde que comenzó la reactivación económica,
y el fantasma del colapso es cada vez más palpable.
En el peor momento hubo industrias que se quedaron sin energía,
y fue notorio el problema con la provisión de GNC a las estaciones
de servicios, que paralizaron buena parte del transporte vehicular.
Desde Cammesa se pidió a las empresas que se ahorre energía.
Cuando las centrales nucleares Atucha I y Embalse volvieron a abastecer
el sistema eléctrico, pero hubo inconvenientes en algunas generadoras
térmicas, como Central Costanera, que opera la española
Endesa, la cual indicó que no podía despachar toda la
electricidad que pueden generar porque algunas máquinas estaban
en mantenimiento y tienen un faltante de combustible.
En medio de este panorama, en distintas provincias se quejaron por
problemas en el abastecimiento de energía eléctrica.
La represa Yacyretá es la solución que siempre encontró
a mano el Gobierno a la hora de responder qué haría
para paliar la crisis. Según los planes oficiales, la cota
de 76 metros sobre el nivel del mar pasaría a 78 en 2005, para
agregar 180 MV de potencia, con un presupuesto de 87,6 millones de
pesos. Oficialmente se asegura que recién en julio de este
año llegará a la cota 78,50.
Gas en duda
La expansión de la red de gasoductos planteada en el Plan Energético
se realizó en forma parcial. Si bien se avanzó en la
construcción de las redes que operan TGN y TGS, las obras del
Gasoducto del Nordeste Argentino (GNEA), que traerá el gas
importado desde Bolivia, aún no comenzaron. La historia del
GNEA parece de nunca acabar, los anuncios de su concreción
se repiten al igual que sus consecutivos fracasos.
Según De Vido, «en agosto o en la primeras semanas de
setiembre estaremos licitando a través de Enarsa, la construcción
del gasoducto que estará en servicio con sus primeros 8 millones
de metros cúbicos, en 2008».
Tampoco hubo avances en la producción gasífera. Según
el Plan Nacional Energético, en julio de 2005 los precios se
normalizarían y quedarían equiparados a los que se paga
en la región. Sin embargo, dos años después los
productores locales cobran 1,5 dólar por millón de BTU,
mientras el Estado paga 5 dólares el millón de BTU a
Bolivia por el gas que importa. Ése es un viejo reclamo del
gobernador neuquino Jorge Sobisch.
El 31 de diciembre de 2006 debía terminar el «período
de normalización del mercado total», que incluye a los
usuarios domiciliarios. Pero las tarifas siguen congeladas.
El Plan Nacional Energético señalaba que provisoriamente,
desde mayo a octubre de 2004, se importarían ocho millones
de barriles de fueloil de Venezuela para suplir la falta de gas en
el sector de la generación eléctrica. Pero la importación
de fueloil no se detuvo en la fecha pautada y cada vez se le compra
más a Venezuela.
Futuro incierto
El contexto es poco promisorio: los privados hace años que
no hacen inversiones de magnitud porque reclaman que se suban las
tarifas para recuperar la renta que obtenían antes de la devaluación.
Y el Estado no puede invertir todo lo necesario en obras que requieren
montos millonarios porque ha cedido gran parte de la renta energética
al sector privado –recuperada sólo en una pequeña
porción con las retenciones a las exportaciones-, y por eso
apela a los fondos fiduciarios y fideicomisos.
Además, la administración de Néstor Kirchner
ha pateado la pelota para adelante y evita tocar la renegociación
de las tarifas, para no disparar aún más el índice
inflacionario.
Hasta ahora, el sistema energético ha soportado la crisis,
pero si el crecimiento de la economía se mantiene al mismo
ritmo de los últimos años, el colapso será una
realidad.
Debieron importar electricidad
Neuquén
> La importación de energía eléctrica
desde Uruguay alcanzó cifras históricas en mayo pasado,
cuando la Argentina compró hasta 500 megavatios, lo que representa
un tercio de lo que consume el vecino país.
El vicepresidente de la empresa estatal uruguaya UTE, Pedro de Aurrecoechea,
señaló que «se ha respondido básicamente
a problemas que han tenido unidades de transmisión en el sistema
argentino», y que Uruguay entrega la energía a precio
de costo.
El intercambio de energía entre ambos países es habitual
y está acordado entre los gobiernos, para asistir en forma
cruzada las demandas cuando alguno de ellos lo requiere.
Además, la semana pasada, Argentina debió importar energía
desde Brasil. El país debió utilizar una línea
de alta tensión para traer electricidad desde Brasil, pese
a que esa red estuvo pensada para exportar. Las compras de electricidad
al vecino país llegaron a 640 MW el miércoles pasado.
El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, confirmó
que en los últimos días se importó energía
eléctrica desde Uruguay y Brasil, y consideró que «un
país que compra energía para generar valor agregado
a su producción industrial, tiene una política eléctrica
inteligente».
El ministro indicó que se importaron 500 MW (megavatios) de
Brasil, que permitirán a este país hacerse en el pico
de temporada alta (verano) de 1,5 millones de metros cúbicos
diarios de gas argentino contraprestados.
Uruguay, por su parte, se abasteció íntegramente con
la energía generada por la represa oriental de Río Negro,
con lo cual el 100 por ciento producido por Salto Grande cubrió
las necesidades de la Argentina.
Proyectos
Las principales obras planeadas para paliar la crisis del sistema
eléctrico por la Nación son:
La Central Eléctrica Río Turbio, de 250 megavatios;
en Dolavon, Chubut, para generar 400 MW provenientes de la central
térmica, con otros 100MW por energía eólica.
Está en etapa de licitación.
En 15 días la provincia de Santa Cruz y el Estado nacional
lanzarán dentro de los próximos 20 días un llamado
a concurso para construir dos centrales hidroeléctricas sobre
el río Santa Cruz, que aportarán al Sistema Nacional
Integrado (SIN) -en
función de la obra de interconexión Pico Truncado-Río
Gallegos-, 1.500 megavatios.
La construcción de las centrales de ciclo combinado San Martín
y Belgrano en Timbúes (Santa Fe) y Campana (Buenos Aires) que
aportarán 800 MW el año próximo y otros 800 a
principios de 2009. Se vaticinaba que iban a estar terminadas a fines
de 2006, pero como máximo podrían comenzar a funcionar
en los últimos meses de 2008.
La finalización de la central nuclear Atucha II, que entrará
en servicio en 2010, según se informó oficialmente.
En principio se preveía que iba a estar en condiciones en 2009.
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