«La conquista del honor»
Es la imagen más indeleble de la Guerra del Pacífico,
un momento en el tiempo inmortalizado en un film sobre cinco marines
y un sanitario de la Marina levantando la bandera de Estados Unidos.
En el monte Suribachi, pocos días después de comenzar
la encarnizada batalla por la guarnición japonesa de Iwo Jima.
Para los hombres que aparecen en la foto, levantar la bandera es una
pequeña formalidad en medio de una extenuante batalla, pero
para aquellos que vuelven a casa, la imagen de estos hombres trabajando
juntos en silencio para superar unas devastadoras adversidades da
un nuevo sentido a la noción de héroe.
Cautiva a un público americano hambriento de esperanza y cansado
de una guerra que no parece tener fin. Da a las madres una razón
para creer que sus hijos volverán vivos, y un sentido a aquellas
que lloran por unos hijos que nunca volverán. Para aprovechar
la ola de sentimiento que la foto inspira, los «izadores de
la bandera» son sacados del combate y enviados a casa para continuar
sirviendo a su país, no en el campo de batalla, sino entre
multitud de fervorosas masas reunidas para estar cerca de «verdaderos
héroes» y extender unos talones extremadamente necesarios
para financiar el esfuerzo bélico.
Pero en su interior sienten que, al igual que sus amigos y hermanos
caídos en combate, una parte de sus almas nunca abandonará
las negras arenas de Iwo Jima.
Clint Eastwood se vio atraído inicialmente por el proyecto
después de leer el best-seller Flags of Our Fathers de James
Bradley y Ron Powers.
«Existen numerosas tramas, y eso es lo que hace interesante
al libro», comentó Eastwood. «Y, por supuesto,
la famosa fotografía tomada por Joe Rosenthal de la AP. Había
algo en la fotografía. Nadie sabe muy bien lo que es, excepto
que son hombres haciendo un trabajo, levantando un mástil –
probablemente así es como se vieron a sí mismos los
hombres de la foto». |