50º Aniversario del Colegio Médico de Neuquén
La mesa de un bar fue testigo de aquella improvisada reunión

 
 
Dr. Eduardo Castro Rendón..
En 1957, en el predio que ocupa el jardín Conejito, nuestros médicos aprobaron la formación de una organización que los representara.

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El avance de las obras sociales fue el detonante que los impulsó a ser todos igualmente prestadores, para que cada neuquino pudiera elegir a su facultativo predilecto.

En los primeros años en que Neuquén fue Territorio Nacional, el único médico de la capital era el doctor Pellagatti. Años más tarde el Dr. Eduardo Castro Rendón al igual que el Dr. Francisco Benedetti y el Dr. Luis Ramón fueron los únicos tres facultativos de la ciudad por lo que hegemonizaron la atención en sus consultorios y en el hospital local de las diferentes afecciones que quebrantaban la salud de los neuquinos.

Colegas y amigos
Según afirman quienes los conocieron, además de colegas fueron grandes amigos. Según trascendidos, los doctores Castro Rendón, Benedetti y Ramón eran tres individualidades que se conectaban más en la esfera de las relaciones sociales que en lo profesional.
El hospital regional era el ámbito donde hicieron gala de su sabiduría, de sus conocimientos y de su entrega total para con sus pacientes, que eran también sus vecinos, en el pequeño poblado que constituía Neuquén en las décadas del ’30 y del ’40.
En aquellas primeras décadas años no existían, como en la actualidad, las obras sociales por lo que los pacientes, mayoritariamente particulares, les pagaban, sobre todo la gente de chacras, en especies: gallinas, lechones, chivos, frutas. Pero el mundo continuaba su marcha y las primeras organizaciones de servicios médicos nacieron por obra y gracia de los sindicatos. Así surgieron las obras sociales sindicales a finales de la década del ’60.
Las primeras mutuales con representación en la región correspondieron a los ferroviarios, docentes, bancarios, vialidad, correos y a las fuerzas de Gendarmería y Ejército.

Cada uno elige su médico
Y cada uno de los pioneros de la medicina atendía a un gremio.
Según cuentan los memoriosos, el Dr. Eduardo Vitale era el médico de los ferroviarios, el Dr. Eduardo Castro Rendón de los docentes y el Dr. Luis Ramón dedicaba su atención exclusivamente a los empleados de correos y telecomunicaciones.
En el caso de la obra social de los bancarios había una característica que las diferenciaba de las otras existentes, ya que permitía a sus asociados elegir para la consulta a cualquiera de los pocos médicos que desarrollaban su actividad en Neuquén capital.
El slogan de aquellos años, la bandera que enarbolaron a posteriori las obras sociales, era la de la libertad de elección. Cada uno de los beneficiarios podía elegir a “su” médico dentro de los que figuraban en la cartilla, y en Neuquén el número era muy reducido.
A partir de esta “elección” que cada uno podía hacer del facultativo, los doctores decidieron, casi espontáneamente, reunirse para reflexionar, ponerse de acuerdo y decidir qué hacer para lograr adaptarse a esta nueva manera de concebir la medicina, la medicina «mutualizada».

Cincuenta años atrás
El broche de oro de este cambio en la evolución de la sociedad argentina hizo que en Neuquén la medicina también cambiara. Todo sucedió en febrero de 1957, cuando agonizaban los días del territorio que, al terminar ese mismo año, proclamaría su propia constitución para dar paso al nacimiento de la nueva provincia.
Y una tarde de febrero, en un bar de escasas dimensiones en la intersección de Diagonal Alvear e Hipólito Yrigoyen, en un predio donde luego se construyó el Jardín de Infantes Nº1 Padre José María, conocido popularmente como “Conejito”, se reunieron los médicos. La tórrida presencia del verano hizo que los doctores compartieran una mesa y bebieran cerveza bien helada. En una conversación amena y distendida llegaron a la conclusión de que era el momento indicado para la formación del Colegio Médico de Neuquén.
En ese momento era una necesidad, ya eran más de una docena los médicos que se habían radicado en las bardas del promisorio territorio patagónico y no dos o tres como en décadas atrás. Surgió la necesidad de coincidir orgánicamente ante la respuesta que los pacientes de aquellos años necesitaban. Todos los médicos que integraron aquella originaria colegiación podían prestar sus servicios a todos los neuquinos que pertenecieran a mutuales u obras sociales adheridas desde ese momento al Colegio Médico.

Presentes
En febrero de este año 2007 una serie de reuniones comenzaron a congregar a pioneros con nuevas generaciones de representantes de la medicina en la región. Una gran cena en el Hotel del Comahue donde estuvieron presentes los “históricos” como el Dr. Chevallier que llegó desde Buenos Aires especialmente para reunirse con sus colegas y, hasta el momento, una misa en la Catedral María Auxiliadora fueron los primeros hitos de un año en que el cuerpo médico del Neuquén festeja los primeros cincuenta años de coincidencias por y para la salud de los habitantes de Neuquén.

Presidentes

Quince fueron los doctores que tuvieron el privilegio de presidir las decisiones del Colegio Médico neuquino.

1962 Dr. Juan Orbanich
1964 Dr. Jorge Gervasoni
1967 Dr. Juan Gervasoni
1970-72 Dr. Rafael Scuteri
1974 Dr. Carlos Pereira Duarte
1975 Dr. Antonio Paz
1978-80 Dr. Enrique Coronel
1982 Dr. José A. Bello
1984-86 Dr. José G. Tuñon
1988 Dr. Nelson Iglesias
1990 Dr. Ángel Guido
1992 Dr. Amilcar Tognola
1994-96 Dr. Jorge Castro
1998-00-02 Dr. Héctor Pianciola
Desde 2004 Dr. Marcos Cohen Sabban

Nueva sede

En la actualidad, la moderna sede central de la asociación se encuentra en la calle Entre Ríos al 600, donde se despliega un importante número de oficinas y un salón dedicado a los socios fundadores. Aquella improvisada reunión dio paso a una organización dedicada especialmente a la convergencia de los cientos de médicos que, cada uno en su especialidad, eligieron Neuquén como lugar donde desplegar su profesionalismo.

Rescatando el pasado

Martha Ruth, nieta de Eduardo Talero, completa su libro sobre sus experiencias de vida.

Neuquén > Apasionada por la historia del Neuquén, Martha tiene presente la epopeya realizada por sus abuelos en el traslado de la capital histórica, Chos Malal, hacia la soñada capital oficial delineada por Carlos Bouquet Roldán y Eduardo Talero Núñez.
Martha participa intensamente en la recuperación histórica de documentación gráfica y escrita que se convierte, a la luz de los años, en auténticos tesoros para la tradición «nyc».
Muchas son las propuestas que, al igual que su abuelo, Martha sueña para la Neuquén donde pasó su infancia y donde vivió momentos muy difíciles su padre, Eduardo (h) durante la tristemente célebre fuga de presos en los primeros años de vida territoriana.
La recuperación de La Zagala, conocida popularmente como Torre Talero, es una de las motivaciones más grandes que mueven a Martha pensando en esa obra arquitectónica, que se encuentra abandonada, pudiera convertirse en un lugar turístico ya que se trata del único gran edificio que está enlazado con la historia de los primeros pobladores de la región.

 

 


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