“El gran
truco”
Todo comienza en el agitado Londres de finales del siglo XIX. En
una época en la que los magos son los ídolos más
reconocidos, dos jóvenes ilusionistas se proponen labrar su
propio camino a la fama.
El ostentoso y sofisticado Robert Angier (Hugh Jackman) es un consumado
artista, mientras que el rudo purista Alfred Borden (Christian Bale)
es un genio creativo que carece de la desenvoltura necesaria para
mostrar al público sus mágicas ideas. Al principio son
dos compañeros y amigos que se admiran mutuamente. Sin embargo,
cuando el mejor truco de ambos se echa a perder con la muerte de la
esposa de Angier, se convierten en enemigos irreconciliables e intentan
por todos los medios superar al otro y acabar con él. Truco
a truco, espectáculo a espectáculo, se va fraguando
una feroz competición que ya no conoce límites.
Según Cutter, el creador de trucos (el que diseña las
ilusiones tras el escenario) interpretado por Michael Caine: “Todo
gran truco de magia consiste en tres actos. El primero recibe el nombre
de La Promesa: el mago muestra algo ordinario, pero, como es de esperar,
probablemente no lo sea. El segundo acto se llama El Giro. El mago
hace que ese algo ordinario realice algo extraordinario. Ahora bien,
aunque busques el secreto, no lo vas a encontrar. Es por esto que
hay un tercer acto, llamado El Prestigio. Ésta es la parte
de los giros y los cambios inesperados, en la que la vida pende de
un hilo, y ves algo sorprendente que jamás has visto antes”.
El director Christopher Nolan usa estos mismos principios, es decir,
secretos cuidadosamente elaborados e impactantes momentos reveladores,
para descubrir esta zigzagueante historia llena de sorpresas sobre
el duelo de los magos Robert Angier y Alfred Borden.
“El gran truco” es un complejo thriller en el que abundan
los misterios, las ilusiones impregnan cada acción y nada es
lo que parece, excepto las primitivas emociones humanas que impulsan
una lucha épica entre dos hombres ambiciosos.
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