Inventó dos aparatos, uno para
extraer embriones y otro para congelarlos. Defiende la transferencia
como una forma de aprovechar el potencial genético.
Neuquén > El médico veterinario
Omar Alonso destacó que la ventaja que tiene la transferencia
de embriones -en comparación con la inseminación artificial-
es que se aprovecha el potencial genético de la madre y del
padre. En la inseminación se aprovecha el del padre solamente.
Se trata de trasladar un embrión desde la vaca donante que
es genéticamente la mejor a una receptora que es inferior y
ésta hembra hace de incubadora. “De esta manera se dispersa
mucho más el potencial genético y se logran toros que
después van a los centros de inseminación”, indicó.
La vaca receptora le aporta únicamente el vientre, la gestación
y la crianza del ternero.
Alonso está realizando transferencias desde 1984 en fresco,
se sacaba el embrión y rápidamente se la pasaba a otra
vaca a la que le sincronizaba el estadío sexual, a la par con
la donante. En la Patagonia nacieron los primeros terneros en esa
época, el tercer lugar del país.
En 1988 realizó las primeras transferencias embrionarias en
ovejas en Fortín Chacabuco, con semen congelado por laparoscopía.
Previamente hizo experiencias de transplantes en cabras en 1985, y
de ahí se creó una sonda para recolectar embriones en
pequeños rumiantes que daba buenos resultados y hoy se usa
en el mundo. “Fue medio revolucionaria porque se podía
recuperar embriones en forma quirúrgica, utilizando un método
de aspiración interrumpida, una de las formas de colecta de
embriones que se usan en vacas”, puntualizó.
Se trata de una sonda de dos vías, por una de ellas se infla
un tubito de aire que es para fijarla a los cuernos uterinos, y por
la otra se inyecta y se saca líquido. Con este mecanismo es
que se barren los embriones que están adentro del útero,
que se los recolecta que luego van a medios de cultivo especiales
y a una evaluación microscópica.
En cuanto a cabras no se continuó con el método. En
ovinos se tuvo la suerte de lograr el primer gran campeón en
el mundo hijo de una transferencia embrionaria en la exposición
de Comodoro Rivadavia.
Raihuao, una cabaña chica que no competía con las grandes,
viajó a Australia y consiguió semen congelado de buena
calidad y trajo un carnero “que a ellos les anduvo muy bien”.
Se hicieron muchas experiencias y se ganó en conocimiento sobre
la reproducción ovina, y esa cabaña hoy es una de las
más prestigiosas del país.
Cuando se importa genética se corre el riesgo que no se adapte
en la zona, pero siempre se tiene en cuenta los genes que mejor producen
y cómo se los incorpora. Alonso describió que un embrión
se elige conociendo a la madre y al padre, sabiendo la genealogía
se puede estimar que trayéndolos a una zona de producción
van a andar bien.
La habilidad de quien trabaja con genética es la clave del
proceso porque no siempre un animal que funciona bien en un medio,
no se adapta a otro. Su vasta experiencia le hizo producir un biotipo
de animal que se adapta bien a zonas de travesía y de mallín
en la zona de Loncopué, incluyendo fuera de la provincia, “pero
se ha logrado con muchos años de trabajo, desde el 80 a la
fecha, con objetivos claros como fertilidad, habilidad materna, bajo
peso al nacer, que se terminen rápido”.
En la estancia Santa Isabel es donde más seguimiento se ha
hecho de esta metodología y también la genética
se ha incorporado en otros campos como Corral de Piedra que tiene
casi el 80 % de genética de esa cabaña. Los pequeños
productores del norte y del sur, como así también de
la provincia de Río Negro.
Este año transfirió 27 embriones congelados que venían
de otro lugar, el año pasado se habían puesto 23 de
las cuales se tuvieron 17 preñeces. “Es un promedio muy
alto”. En Fortín Nogueira se implantaron 17 y quedaron
preñadas 12.
Con el tiempo se va a lograr tener un animal puro de pedigre en la
Cordillera.
“No siempre los animales de exposición son los que mejor
producen en el campo”, subrayó Alonso quien aclaró
que el productor vive de los kilos de carne que produce, por lo que
el objetivo “es que produzcan bien en el campo y ojalá
sean bonitos y lleguen a la exposición y que ganen”.
En 1987 estuvo congelando embriones en la Cordillera con un equipo
que él diseñó y de hecho hay terneros nacidos
de esos embriones.
Ovinos
Se está trabajando con embriones congelados que fueron transferidos
en el 2006 con un método directo que Alonso no tiene antecedentes
que se haya hecho en ovinos. “Si funciona bien va a ser una
forma importante de transferir genética ovina”, indicó.
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