«Actualmente, los chicos empiezan a hacer dieta en la escuela primaria»

 
  «Históricamente, la anorexia empezaba entre los 12 y los 14 años, mientras que la bulimia se manifestaba después de los 18. Actualmente, la iniciación de ambos males se registra en edades más tempranas, en niños. Los chicos empiezan a hacer dieta en la escuela primaria». El psiquiatra y director médico de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia, Roberto Eguia, dialogó extensamente sobre la problemática y reveló el alarmante crecimiento de los males en los menores de edad.

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Por Laura E. Rotundo

Ser perfecto. Esa es la consigna que se observa en las revistas y la televisión.
Las campañas publicitarias que muestran figuras ideales y la inexistencia de talles para personas «normales» de físico, provocan preocupación en adolescentes y promueven la difusión de dietas mágicas o remedios que sacan los famosos kilitos de más en pocos días.
El reconocido psiquiatra y Director Médico de la Asociación de Lucha Contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), dialogó sobre ambas enfermedades con La Mañana de Neuquén y destacó el aumento de la presencia de los males en los menores de edad.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes cuando comienza a presentarse la anorexia en una persona?
Los signos de la anorexia corresponden a una persona que se niega a alimentarse normalmente, que comienza a hacer dieta y baja mucho de peso repentinamente. En general, las personas afectadas son mujeres y pierden la menstruación. A veces, a pesar de disminuir muchos kilos y hasta, a veces, alcanzando la desnutrición, se ven distintas a como están realmente y siguen sintiéndose gordas.
Esto siempre está acompañado de un intenso miedo a engordar, que aumenta con el descenso de peso en lugar de desaparecer y con fuertes obsesiones a todo lo relacionado con el cuerpo y la comida.
El carácter y el estado de ánimo siempre se alteran. Cuando los niveles de desnutrición son tan peligrosos, se puede provocar la muerte.

¿Y en el caso de la bulimia?

Existe la misma obsesión por el tema de la comida y el mismo miedo a aumentar la figura, pero no se puede mantener la dieta ni la restricción alimentaria porque la ansiedad hace que la persona enferma termine comiendo de más... casi siempre a escondidas y en donde sienten que pierden el control y se producen así los «atracones».
Cuando esto sucede, y porque tienen miedo a engordar, eliminan lo que ingieren mediante una autoprovocación del vómito, el uso de laxantes o de diuréticos. Cualquiera de los tres medios son altamente peligrosos porque producen la pérdida de potasio y también se puede provocar un paro cardíaco por esto.
Las otras maneras son haciendo gimnasia excesiva o ayunando varios días seguidos.
Las alteraciones en el carácter es algo muy común que siempre suelen acompañar estos cuadros. Hay mucha ciclotimia, existen momentos de hiperactividad e impulsividad combinados con otros de bajón y depresión.

¿Existe algún estudio que determine por qué existen estos males? ¿Es algo genético o algo psicológico?
La cuestión genética es importante, no necesariamente porque se transmita la misma anorexia o bulimia, sino de transmisión genética de características de enfermedades como la depresión, la drogradependencia, las fobias o de distintos estados que puedan manifestar los padres e incluso en familiares más lejanos.
Es crucial la parte social y cultural en estos temas, no tiene una causa individual.

¿Influyen mucho las publicidades que se hacen en los medios gráficos y la televisión con figuras «ideales» en que tantas personas quieran copiar esas promociones y la falta de talles hasta para personas delgadas?
Totalmente. Todo esto tiene que ver con una cuestión de marketing y de mercado de consumo, un poco feroz y perversa que comenzó cuando la ropa tenía cada vez menos tela y el «Small» era cada vez más chiquito.
Todo se relaciona con la venta de productos dietéticos, de regímenes de adelgazamiento y un montón de elementos que son culturales y sirven para enfermar mucho.

¿Una enfermedad conlleva a la otra o se puede padecer una sola?
No, es así como lo indica. Primero se empieza con anorexia y luego se sigue con la bulimia.

En porcentaje, ¿cuántas mujeres y cuántos varones están afectados por las dos enfermedades?
Es sabido que siempre se presentan más en chicas, aunque el mal en los chicos -desde hace un par de años- va en aumento.
En la proporción de las personas que nosotros tratamos, un 90 por ciento son mujeres y el 10 restante, varones.

¿Y en cuanto a las edades?
Históricamente, la anorexia empezaba entre los 12 y los 14 años, mientras que la bulimia se manifestaba después de los 18.
Actualmente, la iniciación de ambos males se registra en edades más tempranas, en niños.
Menores a los 8 años incluso. Los chicos empiezan a hacer dieta en la escuela primaria.

En general, ¿de cuántos casos hablan las últimas estadísticas?
Los índices son altos. Uno de cada 25 adolescentes se encuentra afectado y estas cifras se vienen manejando desde hace varios años y no disminuyen.
De esa estadística, entre un 10 y un 20 por ciento de los casos puede correr riesgo de vida.

¿Cuáles son los programas que en Aluba dan mejores resultados?
Nosotros trabajamos con grupos de profesionales, dirigidos siempre por profesionales, en equipos interdisciplinarios formados por médicos clínicos, psiquiatras y psicólogos. La participación de la familia es muy fuerte a lo largo de todo el tratamiento.
El sistema más conocido y que probablemente tiene más éxito, es el llamado «Hospital de Día» en el que los pacientes tienen que asistir por un tiempo determinado a la institución como si fuera un colegio, de lunes a viernes entre las 8 y las 17. Obviamente existen otros sistemas de tratamiento que son mucho menos intensos, llamados grupos de autoayuda externos y hay gente que los está cumpliendo, entre dos y tres veces por semana.

¿Existe un tiempo de duración de cada enfermedad?
Ambas son crónicas. Una vez que aparecen, no se van.
Lo que sí hay es una evolución cíclica, con algunos momentos de mejoría y otros de empeoramiento, por lo que sino se hace un tratamiento especializado que trate de superar estas perturbaciones, éstas van a seguir presentes en la persona y se va a reincidir en las conductas que antes detallamos.

¿Cómo tiene que tratar la familia al enfermo?
En el caso de la bulimia, las personas afectadas casi siempre tienen sus síntomas escondidos, no es que pueden frenar a la persona cuando se está por producir un «atracón». Respecto a la anorexia, los enfermos suelen mentir diciendo que comieron cuando en realidad no lo hicieron. En ambos casos, la familia nunca debe manejarse sola sino que debe asesorarse con especialistas y continuar las directivas que ellos les indiquen.

 

 


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