«Cada denuncia no realizada no es
más que una ayuda a los violadores»

 
  «Hay que entender la violación como un acto de poder. Muchos creen que es una agresión por el sexo y esto, en realidad, importa poco. El violador lo que busca es someter, ofender, dañar y ultrajar a la víctima para ejercer -de una forma perversa- su autoafirmación». Luego del crimen de Núñez, volvió el debate sobre las condenas a violadores. El reconocido psiquiatra forense Andrés Mega asegura que hacen falta estudios profundos y pide que los medios tengan un rol
más activo.


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Por Laura E. Rotundo

El crimen de Núñez, ocurrido hace una semana en la Capital Federal, volvió a generar el debate sobre las condenas a los violadores.
En este reportaje, el reconocido psiquiatra forense Andrés Mega habló de las características de quienes se abusan sexualmente de otras personas.
Además, el Doctor -que le concedió esta entrevista a La Mañana de Neuquén en su sala de Tribunales- aseguró que los casos registrados por la Policía y los medios de comunicación, sólo reflejan un diez por ciento de lo que realmente sucede en el campo de las agresiones sexuales a nivel mundial.

¿Qué significa violar?
Se trata de un delito previsto en el Código Penal, donde lo que se castiga es el atentado a la libertad sexual.
El concepto de violación es pasar por encima del permiso y la intimidad del otro para llevar a cabo una agresión sexual, por cualquier vía.
Aunque parezca mentira, los antiguos códigos mencionaban que la violación solamente se consumaba si había acceso carnal por vía vaginal. Como los tiempos cambiaron, se debió revisar la jurisprudencia y hoy en día las violaciones por vía anal y oral, también son consideradas como tales.

¿Cuáles son las características psíquicas de un violador?
El error común de la gente es pensar que el violador va a ser como una especie de monstruo y que va a ser fácilmente ‘advertible’ por cualquiera como un violador.
Ésta es una teoría ‘lombrosiana’ porque siempre se buscó un determinado perfil de delincuente que resultaría cómodamente reconocible.
Esto no es verdad… un violador puede ser perfectamente cualquier padre de familia, ya sea dueño de una empresa, profesional, personal de seguridad, médico, etcétera.
No hay un patrón definido del violador en sí. Incluso, los violadores seriales generan una especie de doble registro o de doble vida, donde por un lado llevan una vida social aceptable y, por otro lado, dan rienda suelta a sus bajos instintos.

¿Entonces la posición económica, ya sea baja o alta, no determina que haya más probabilidades de que un hombre sea violador?
No. Los casos de abuso sexual y violación ocurren en todos los niveles sociales, sin distinción de razas, ni de posición económica o de religión.
Así como se detectan un montón de casos en clases sociales bajas -porque son los que más se denuncian-, también existen un gran número de ellos entre las posiciones socioeconómicas más acomodadas, que los mantienen muy ocultos y que pueden ‘arreglarlos’ para que no transciendan en el marco de la Justicia.
Lo que usted considere respecto a las noticias en el campo de agresiones sexuales, según lo indica un estándar internacional, lo que está registrando -mediante la Policía y los medios- es sólo un diez por ciento de lo que realmente sucede.

¿Cuáles son los factores o los hechos de la vida que influyen en que una persona decida violar a otra?
Existe un patrón determinado, que suele encontrarse con mucha frecuencia, y es que el violador o fue abusado sexualmente en su infancia o fue testigo de agresiones físicas entre los padres o presenció situaciones sexuales explícitas.
Esto sucede con una frecuencia muy alta y por eso los médicos siempre sostenemos que el trabajo hecho posteriormente a una denuncia de violación implica no solamente actuar sobre la personalidad del agresor, sino también sobre el agredido en el sentido de curar temprano las heridas producidas porque de no hacerlo así, esa víctima tiene una alta probabilidad de transformarse en un futuro provocador de estos hechos.

Se habla de un alto nivel de reincidencia entre los violadores, luego de
ser liberados de la cárcel, en el caso de haber sido apresados. ¿Por qué
cree que ocurre esto?

Hay una primera cuestión que es básica: cuando uno habla de violación y de violadores no puede meter a todos en la misma bolsa. En segundo lugar, el concepto más elemental es que cada persona tiene una personalidad distinta y en base a ese modo de ser, opera.
Los perfiles varían: hay violadores con características más antisociales, más sádicas y más perversas y ésos son los que van a tener el peor diagnóstico en el tema de la reincidencia y que no van a limitarse a la agresión sexual, sino que van a querer producir daño físico, hasta la muerte del agredido.
Por otro lado, existen los violadores que tienen un pronóstico más benigno y que padecen características más neuróticas u otro tipo de trastornos psicopatológicos, pero que pueden registrar una clase de pasibilidad de tratamiento, de asistencia y hasta de éxito en ese punto.

¿Para el violador, existe alguna diferencia entre abusarse de un menor que de una persona de su misma edad u adulta?
No. Hay que entender la violación como un acto de poder. Muchos creen que es una agresión por el sexo y esto, en realidad, importa poco. El violador lo que busca es someter, ofender, dañar y ultrajar a la víctima para ejercer -de una forma perversa- su autoafirmación.
Una estadística irónica es que se registra un alto porcentaje de violadores que son impotentes o que sufren de eyaculación precoz, por lo que sino cumplen con la penetración producen daños compensatorios a esta insuficiencia sexual que padecen.

¿Tiene conocimiento de casos de violadores que hayan podido revertirse o curarse, si se quiere?
En Tribunales, uno es evaluador de un momento determinado de la persona y no tiene el seguimiento longitudinal para poder afirmar cómo es el tema de la recuperación.
Lo que sí podría asegurar es que todo dependerá del tipo de personalidad del agresor. Algo importante es que los violadores, en general, no son psicóticos, alienados o enfermos mentales sino que pueden responder frente a un juez por lo que hicieron.
El punto es que el trastorno de la personalidad que padecen no puede ser tratado en lugares de detención para psicóticos -que tienen los servicios penitenciarios- ni tampoco en una unidad de detención común, porque esto solamente potenciaría y agravaría las patologías existentes.
Lo que siempre sostenemos, desde el cuerpo médico, es que hace falta crear instituciones especiales para la reinclusión de estas personas, con trabajadores muy capacitados y entrenados para manejar estos casos.

¿Éste es uno de los principales reclamos que como médicos exponen?
Exactamente.

Esta semana, con el terrible caso de la chica abusada en Núñez (Capital Federal) y el asesinato de su madre, volvió a debatirse sobre las condenas que deberían recibir los violadores. ¿Cuál es su opinión?
Si uno hiciera un balance de lo que sucede en Argentina y del tipo de criminales que existen, estaría muy tentado de aplicar la pena de muerte en más de un caso, pero nuestro Código Penal no lo acepta.
Por otro lado, tampoco admite provocar una lesión permanente en una persona, por más rea que sea, como puede ser la castración química.
Yo creo que hay que hacer todo lo que no se hace: no se elabora un prolijo diagnóstico, no se realiza un estudio que defina qué es lo que lleva a la persona a violar, no se hace un profundo estudio psicofisiológico para saber qué grado de compulsión tiene el violador, ni tampoco sobre su perfil criminológico y su funcionamiento cerebral, mediante tecnología que hoy existe.
La ausencia de todo esto hace que el tema de la violación reflote en forma periódica, fundamentalmente porque hay mucha gente con crecientes trastornos de personalidad, cada vez más importantes.
Es urgente que exista un lugar de tratamiento para este tipo de delincuentes y también es perentorio que se hagan las denuncias, aunque sea vergonzoso y doloroso revivir ese momento, pero cada denuncia no hecha es una ayuda a los violadores.
Creo en un sistema que vincule también a los medios públicos. En Estados Unidos es común que existan noticieros hechos por la Policía y en los cortes, en lugar de pasar una publicidad de un lavarropas, ponen fotos de violadores, ladrones y asesinos, con los cargos que se les imputan, las direcciones y los teléfonos para que la gente esté prevenida y sepa quién habita en su vecindario.
Si la gente no tiene prevención, lamentablemente los crímenes siguen ocurriendo.

 

 


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