«No creo en futuros apocalípticos por conflictos armados por el agua»

 
 
«Debemos recordar que la cantidad de agua en el ciclo hidrológico permanece constante, a nivel global. Sin embargo, existen fenómenos que modifican la distribución espacial y temporal de las precipitaciones y, por lo tanto, ocurren inundaciones y sequías que afectan, en forma permanente, distintas zonas del planeta».
El gerente de Programas y Proyectos del Instituto Nacional del Agua, Raúl Lopardo, analiza en esta entrevista el temor e la posible escasez del recurso hídrico. Asegura que la clave es la cultura.

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Por Laura E. Rotundo

«El agua ha sido más frecuentemente medio de discusión y entendimiento que de conflictos armados», según Raúl Lopardo, Gerente de Programas y Proyectos del Instituto Nacional del Agua.
Sobre el temor de la posible escasez del recurso hídrico en el futuro, el Ingeniero Hidráulico y Civil de la Universidad Nacional de La Plata y Doctor de la Universidad de Toulouse (Francia) aseguró que la cultura de los argentinos resulta clave para cuidar la calidad y la cantidad de agua que se utiliza cotidianamente.

En primer lugar, me gustaría saber ¿cuál es el principal proyecto en materia de recursos hídricos que se está llevando a cabo actualmente en nuestro país?
No existe uno principal. Podríamos decir que hay varios proyectos muy significativos, como los de protección contra inundaciones, gestión ambiental de lagos y embalses, mitigación de ascenso de niveles freáticos en el conurbano bonaerense y cuidado de acuíferos, como el Puelche y el Guaraní.
Por ejemplo, el estudio de fuentes de provisión de agua para varias poblaciones en la puna jujeña que está desarrollando el INA no alcanza niveles mediáticos, pero para una región muy comprometida con el recurso es de singular relevancia.
Es importante recalcar que la República Argentina presenta una distribución espacial de los recursos hídricos que muestra zonas de excesos y zonas de déficit del recurso superficial. Esta particular repartición que presenta nuestro país implica que debemos considerar la necesidad de planificar su utilización.
Se debe señalar que una parte importante de la población vive en zonas con amplia disponibilidad del recurso (por ejemplo la Mesopotamia y la Pampa Húmeda), pero que esta característica no es una constante para toda la superficie de la Nación. Para cada región, el problema importante es diferente.

¿Existen algunas estadísticas que indiquen cómo es este «reparto»?
Sí. Un estudio realizado por el INA sobre la distribución de los recursos hídricos superficiales de la Argentina muestra que en la cuenca del Plata (Litoral, Gran Buenos Aires, Pampa húmeda) se presenta el 85,84 por ciento de recursos. En las cuencas de la región central (Santiago del Estero, Córdoba y La Pampa) se observa el 0,71, en las cuencas de Cuyo el 1,24, en la cuenca del Colorado y Negro el 4,24, en las Patagónicas que vierten al Atlántico 3,28 por ciento y en la vertiente Pacífica el 4,69.
Un informe del Banco Mundial indica que se pueden diferenciar, en la Argentina, desde un punto de vista climático, tres tipos de regiones: áridas, semiáridas y húmedas. Las regiones húmedas presentan el 24 por ciento de la superficie total del país con el 68 por ciento de la población. Las regiones semiáridas presentan el 15 por ciento de la superficie del país con el 26 por ciento y las áridas, el 61 por ciento de la superficie con el 6 por ciento.
El análisis de la distribución del agua y de la población muestra que las zonas áridas y semiáridas representan el 76 por ciento de la superficie del país con el 32 por ciento de la población.
En consecuencia, la percepción de la mayoría de los argentinos podría ser que viven en un país con una amplia disponibilidad del recurso (efectivamente son el 68 por ciento de la población), pero la otra parte de la realidad es que existe una amplia superficie del país con problemas de falta de agua y que afecta al 32 por ciento de la población.
Aquí aparecen definidos por lo menos dos problemas: en primer lugar, que los argentinos que viven en las zonas húmedas pueden padecer excesos e inundaciones que afectan la productividad y disminuyen la calidad de vida en las ciudades y zonas rurales y, en segundo término, que los pobladores de las zonas con déficit pueden padecer enfermedades y problemas asociados con la escasez del recurso.
Por consiguiente, aparece definida la necesidad de contar con la capacidad de planificar las formas más adecuadas de manejar el recurso, con el propósito de mejorar la distribución espacial del agua y la realización de obras de defensa y sistemas de alerta para las zonas con inundaciones.

De acuerdo con las estadísticas, ¿qué porcentaje de la población no accede hoy al agua potable? ¿Qué medidas deberían tomarse para disminuir esta cifra?
Aproximadamente el 85 por ciento de la población urbana de todo el país está abastecida por sistemas de agua potable por red, mientras que el 55 por ciento de esta población dispone de servicios de evacuación de excretas por red. El 20 por ciento de la población urbana utiliza sistemas individuales para la evacuación de efluentes cloacales, tales como cámara séptica y pozo absorbente; por lo que la población urbana que tiene acceso a un sistema cloacal seguro alcanza aproximadamente al 75 por ciento.
No obstante estos valores, existe una marcada disparidad en los niveles de cobertura de agua potable y saneamiento entre provincias y entre áreas urbanas y rurales de éstas. El nivel de cobertura de agua potable por red pública de la mayoría de las jurisdicciones supera el 90 por ciento, (Ciudad de Buenos Aires y trece provincias) y en algunos casos como la Ciudad de Buenos Aires y las Provincias de Chubut, Santa Cruz y Neuquén, alcanzan niveles superiores al 98 por ciento de la población urbana.
En tanto, los niveles de cobertura de servicios cloacales urbanos por red, varían entre un máximo del 100 por ciento en la Ciudad de Buenos Aires y un mínimo del 20,55 en la Provincia de Misiones. En algunos casos, la cobertura media nacional es ampliamente superada, tal como sucede en las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Salta, Jujuy y Chubut. Como consecuencia de la epidemia de cólera iniciada en 1991, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales realizaron grandes inversiones en redes cloacales que permitieron un importante aumento de las coberturas, principalmente en las provincias del Norte, como Jujuy y Salta.
Tomando en consideración que el mayor déficit se produce en Misiones, donde es máxima la población rural, el verdadero desafío es aumentar la cobertura de agua potable y saneamiento básico, sin generar la migración de pobladores a los suburbios de los centros urbanos.

En la actualidad, ¿qué factores están disminuyendo las reservas hídricas y qué consecuencias tendría para la Argentina esta situación en el futuro, teniendo en cuenta que este país posee uno de los mayores reservorios de agua dulce?
Debemos recordar que la cantidad de agua en el ciclo hidrológico permanece constante, a nivel global. Sin embargo, existen fenómenos que modifican la distribución espacial y temporal de las precipitaciones y, por lo tanto, ocurren inundaciones y sequías que afectan en forma permanente, distintas zonas del planeta.
Los avances del conocimiento científico han permitido explicar algunas causas de la ocurrencia de estos extremos que implican alteraciones de los campos climáticos medios. En los últimos años, se ha logrado mejorar la predicción de la ocurrencia del fenómeno de El Niño Oscilación del Sur que permite explicar la ocurrencia de extremos (inundaciones y sequías) en ciertas regiones de nuestro país.
Otros estudios que utilizan modelos de circulación general han permitido definir escenarios de los posibles efectos del calentamiento global sobre los sistemas hidrológicos. Estos modelos y estudios son importantes porque pueden ayudar a mejorar la adaptación de la sociedad ante cambios que podrían ocurrir en el futuro.
Dos importantes variables del ciclo hidrológico son la temperatura y la precipitación, esta última de muy difícil predicción tanto espacial como temporalmente. En el contexto de los recursos hídricos la idea de alteración de las reservas podría estar asociada con la variación en ocurrencia de la precipitación y cambios en la temperatura regional.
Por lo tanto, es muy difícil la predicción de escenarios futuros para todas las variables meteorológicas. Sin embargo, podemos decir que la cantidad de agua es finita y por lo tanto es importante el cuidado de su calidad evitando que cada vez tengamos menor disponibilidad.
No creo personalmente en futuros apocalípticos vinculados a conflictos armados por el recurso agua. El agua ha sido más frecuentemente medio de discusión y entendimiento que de conflictos armados.
En Argentina, el factor que más contribuye a la insuficiencia del agua es la ignorancia.
Tenemos que empezar con un sistema de educación en pre-escolar y la escuela primaria para que desde muy chicas, las personas aprendan a darle valor a este recurso, que -en el mundo- es vulnerable y finito...

¿Qué les aconsejaría a los argentinos para proteger el agua en forma cotidiana?
Dos cosas: que se cuide la cantidad y la calidad del agua. Cuidar la cantidad es casi un problema cultural en nuestro país porque estamos acostumbrados a que el agua potable se use para todo, incluso para cosas que en las que resulta un derroche infernal hacerlo.
Cambiar la cultura del uso del agua va a llevar mucho tiempo.

¿Tiene conocimiento del desarrollo de campañas exitosas para el cuidado de este recurso natural?
Existen algunas ciudades como Berlín, que tiene un circuito de agua de uso para los baños, para el riego y otro para que circule el agua potable.
Algo que sí me ha impresionado mucho es que en París, hace ya bastante tiempo, se estableció un sistema educativo sobre el uso del agua en las escuelas primarias y lo impulsaba, con una gran inversión, la empresa que en ese entonces distribuía el recurso hídrico.

¿Y los cambios climáticos que se están dando cuánto repercuten en la escasez del agua?
Están absolutamente completamente fuera de contexto. Yo creo que a muy largo plazo podrían tener una importancia determinada con respecto a que haya más o menos agua porque no son tan definitorios.
Depende más de nosotros que falte agua, que de factores naturales.
El aumento de la población en el mundo es lo que realmente podría causar la escasez, por eso es tan importante el tema de la educación.
En Argentina, el problema local es no contaminar lo que tenemos y resolver el tema del arsénico en el agua... éste es un problema gravísimo y sería un éxito poder solucionarlo de una manera económica.

¿Existe algún programa ya diseñado para combatir esta problemática?
Existe, sí... pero sucede que la tecnología que se utiliza es muy costosa. Hay que extremar investigación y desarrollo para evitar gastos imposibles en pequeñas localidades.
Hay grandes partes del país en las que el uso del agua subterránea está prácticamente imposibilitada o, a veces, lamentablemente se usa, que es más grave porque causa problemas de salud.
Pero proyectar de acá a un siglo lo que sucederá, si aparecen muchos aportes tecnológicos en los próximos años, puede llegar a resultar ridículo. Imaginemos que si la energía, el día de mañana, es regalada... podemos desalinizar toda el agua de mar.
Como reflexión final, me gustaría mencionar los cinco temas en los que habría que poner el énfasis y que integran el plan estratégico del INA: contribuir a la prevención y la mitigación de desastres de origen hídrico; cooperar en el tratamiento integrado de problemas hídricos urbanos y de ocupación territorial no planificada; en tercer término, desarrollar tecnología y participar del diseño y optimización de obras de infraestructura hídrica; evaluar la calidad de los recursos hídricos y los riesgos asociados a la contaminación y, por último, desarrollar estudios especiales de sistemas hídricos para el aprovechamiento sustentable del recurso.

 

 


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