“La oposición no justicialista atraviesa
un momento de debilidad estructural”

 
 
«Las principales demandas hacia el gobierno son crear más fuentes de trabajo y combatir contra la corrupción. En tercer lugar, renovar y mejorar la dirigencia política».
Eduardo Fidanza es consultor político y analista de opinión pública. En esta entrevista, analiza el escenario político actual. Asegura que los políticos de mejor imagen son Néstor Kirchner, su mujer Cristina y Lavagna.


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  Por LAURA E. ROTUNDO

Eduardo Fidanza es consultor político y analista de opinión pública.
El escenario político actual es el eje del diálogo que el socio de Catterberg & Asociados mantuvo con “La Mañana de Neuquén”.
La interna entre el Gobierno, el duhaldismo y el resto de los partidos opositores fue detallada en este reportaje, que describe el complicado panorama político de un año electoral, que se definirá en pocos meses.

En primer lugar, me gustaría saber ¿cómo observa el escenario político actual argentino?
La política argentina está signada en este momento, como corresponde a un año electoral, por los aprestos de los competidores para llegar de la mejor manera al día de las elecciones.

Si tuviera que señalar una peculiaridad de estos comicios, me centraría en dos cuestiones: Primero, en el carácter de plebiscito que el gobierno -y en particular el Presidente- le ha otorgado a una elección legislativa, lo que es extraño e innovador por cuanto generalmente el formato “plebiscito” es más compatible con una competencia presidencial, provincial o local, cuando están en juego cargos ejecutivos. Éste no es el caso: (Néstor) Kirchner quiere ser plebiscitado pero él no participa como candidato.
En segundo término, marcaría la evidente transformación de la competencia entre pocos partidos o coaliciones (básicamente el PJ, la UCR y los tradicionales partidos provinciales), como estábamos acostumbrados, en una compleja puja entre “sellos” de reciente creación, partidos históricos, fracciones de partidos, alianzas, coaliciones, etcétera.
Allí caben las más diversas y extravagantes combinaciones. Ello hará muy difícil discernir un ganador nacional a nivel de partidos, aunque tal vez pueda facilitar el resultado plebiscitario buscado por el gobierno. Allí será decisiva, me parece, la lectura de los resultados que hagan los medios de comunicación “el día después”.

Y, precisamente, con vistas a las próximas elecciones legislativas... ¿cómo ve al gobierno y a la oposición?
Por lo que le explicaba antes, creo que cuando hablamos de “gobierno” y “oposición” debemos hacer algunas distinciones.
Por un lado, el “gobierno” es Kirchner, más todavía cuando hay una explícita intención plebiscitaria. Quiero decir: habrá candidatos, surgidos del propio gobierno, expresamente avalados y alineados con el Presidente. Si ellos ganan, habrá ganado el “sí”. Serán meros mediadores de la voluntad plebiscitaria. Pero, por otro lado, existen sectores en el Justicialismo que están enfrentados con el Presidente o no aparecen espontáneamente alineados con él y que para estarlo quieren parte en el botín de una eventual victoria. Aquí hay casos de beligerancia, como el PJ duhaldista de Buenos Aires, pero también los hay de alianzas, como la establecida entre Kirchner y (José Manuel) De la Sota en Córdoba.
Por otra parte, ello también indica que hoy cuando hablamos de “oposición” tenemos que contemplar en el análisis lo que sucede cuando un partido o movimiento es prácticamente hegemónico: muchas veces la lucha política significativa es intra partido y no entre partidos. El ejemplo más claro es el enfrentamiento entre Kirchner y (Eduardo) Duhalde, que hace palidecer cualquier otro conflicto.
Ahora, yendo a la oposición no justicialista, diría que atraviesa un momento de “debilidad estructural”, si me permite el término. Este es uno de los efectos del colapso de fines de 2001. Se trata de una crisis de constitución y de identidad a la vez. Por ello, en parte, esta oposición aparecerá enfrentando en algunos distritos al peronismo como bloque (esto es: al Gobierno más el PJ), en otros podría aliarse con él, mientras que en otros se unirá al kirchnerismo para competir contra el Justicialismo.
Es compleja la situación de la oposición no peronista y merecería un tratamiento más pormenorizado, y por distritos, que no puede realizarse aquí...

Pero cree que los partidos opositores no son lo suficientemente sólidos -tanto de centro derecha como de centro izquierda-, que se presentan como alternativas al oficialismo como para poder competir con éste...
En parte, está contestado en la respuesta anterior. Sólo agregaría esto: en algunos distritos (básicamente Capital Federal y Santa Fe) no sé si las fuerzas opositoras son sólidas, pero están en condiciones, de acuerdo a las encuestas, de vencer al bloque justicialista, o al Presidente, lo que, eventualmente, tendría efectos severos para el proyecto plebiscitario.
En la Capital, el posible candidato del gobierno -me refiero al canciller (Rafael) Bielsa- marcha tercero a bastante distancia de (Elisa) Carrió y (Mauricio) Macri. Y otros eventuales candidatos que se han medido no mejoran demasiado esta performance. En Santa Fe, Hermes Binner está primero con clara ventaja.
Los dos distritos son críticos para el Presidente. Pero todavía falta mucho y un gobierno tiene recursos suficientes como para emparejar o inclinar a su favor una elección que tres o cuatro meses antes aparece como adversa.

¿Cree que la alianza entre Macri y López Murphy o el partido de Carrió podrán incomodar al oficialismo en los próximos comicios?
En teoría, mientras la oposición no peronista permanezca sin unificarse parece destinada a perder elecciones con el PJ, siempre que éste no se disgregue. Pero la hipótesis vale más para la elección presidencial de 2007. Este año, la oposición aún fragmentada puede asestarle golpes duros al Presidente y su proyecto plebiscitario al menos, como dijimos, en dos distritos claves: Capital Federal y Santa Fe.

¿A qué referente político ve con más proyección a nivel nacional?
Honestamente pienso que el único referente político hoy por hoy en la Argentina es el Presidente Kirchner. Luego ubicaría a su mujer, Cristina (Fernández). Y no se trata de una apreciación valorativa o partidista, sino de un juicio fundado en la observación de los hechos.
En la oposición existen, como sabemos, cuatro dirigentes que aspiran a la presidencia en 2007: Carrió, (Jorge) Sobisch, (Ricardo) López Murphy y Macri. Pero ellos, todavía están lejos de poseer una imagen comparable a la del Presidente. Tienen proyección nacional, lo que es una base importante, pero en este momento perderían una elección presidencial con Kirchner.

¿Cuáles son los actores políticos con mejor imagen hoy por hoy y cuáles son las figuras más despreciadas por la sociedad?
Los de mejor imagen son Kirchner, su mujer Cristina, y el ministro de Economía, (Roberto) Lavagna. Entre los más cuestionados, el caso paradigmático es el matrimonio Duhalde...

De acuerdo a las encuestas que se realizan en su consultora (Catterberg & Asociados), ¿cuáles son hoy las principales demandas que le hacen los argentinos al gobierno?
Como primer punto, aparece crear más fuentes de trabajo. En segundo lugar, combatir la corrupción. En un tercer escalón, renovar y mejorar la dirigencia política. Y en un cuarto y quinto, mejorar la economía y disminuir los delitos y la inseguridad, respectivamente.
Hace un año, el problema de la inseguridad aparecía en tercer lugar, pero actualmente ha retrocedido relativamente entre las demandas al gobierno.
Vale agregar que la falta de trabajo y la corrupción son dos “clásicos” en la medición de problemas en la Argentina durante los últimos veinte años. Ello habla a las claras de las asignaturas pendientes que la democracia argentina tiene con sus ciudadanos.

Durante los últimos días se originaron muchas declaraciones cruzadas entre el gobierno, el duhaldismo y la oposición en general... ¿cómo influyen estos enfrentamientos lingüísticos en la sociedad? ¿aportan más al descreimiento popular hacia los líderes partidarios?
La gente, por lo general, repudia las internas y las peleas entre los políticos. La opinión pública quiere que trabajen para solucionar los problemas, no para dirimir espacios de poder entre ellos.
Las internas, vale sin embargo aclararlo, no son, en principio, algo pernicioso, sino una parte constitutiva de la competencia democrática y por ello son normales en todas las sociedades democráticas del mundo.
Lo que creo que sucede en la Argentina es una exacerbación de este tipo de disputa, con comportamientos y discursos agresivos, mientras ocurre un déficit de consenso para aplicarse a la solución duradera de los problemas que demanda la sociedad.

 

 


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