“El tipo de cambio competitivo es el eje del modelo económico”

 
 
“En cuanto a los números que uno cree que van a darse en este 2005... parece que estamos jugados a que sean buenos, pero habrá desafíos que van a ir develándose con el correr del año”.
Para el presidente del Centro de Análisis Social y Económico, Eduardo Curia, las perspectivas para este año deberían ser positivas en cuanto al crecimiento, ya que el balance de 2004 lo fue y porque también hay inercia.


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  Eduardo Curia es presidente del Centro de Análisis Social y Económico (CASE). En diálogo con La Mañana de Neuquén, el economista habló de las perspectivas para el 2005, sobre la importancia del tipo de cambio en la estrategia del gobierno y de las alternativas para resolver el canje de la deuda con los acreedores privados.

¿Cuál es su balance sobre la performance de la economía argentina en el año que pasó y cómo cree que será el comportamiento de las principales variables en 2005?
La performance del año pasado es obvio que fue muy positiva, algo que se advierte a través de muchos indicadores. La economía volvió a crecer alrededor del ocho por ciento o un poquito más, la inflación fue tolerable, hubo una importante creación de empleo, por lo que la tasa de desocupación volvió a bajar... aunque todavía está en niveles altos. Por todos estos puntos el balance es altamente positivo.
Para el año corriente, porque hay también una inercia proveniente del anterior, se podría decir que debería ocurrir una catástrofe como para que la economía argentina creciera menos del cinco por ciento. De todos modos, pese a que uno puede tener la convicción de que va a ser otro año muy bueno, siempre hay que estar atentos a los retos que se vayan planteando porque en rigor, uno ya tiene que estar pensando en el 2006.
En cuanto a los números que uno cree que van a darse en este 2005... parece que estamos jugados a que sean buenos, pero habrá desafíos que van a ir develándose con el correr del año.

Yendo a uno de los indicadores que mencionó, ¿en qué temas debería hacer hincapié la conducción económica para consolidar el crecimiento en 2005 y seguir disminuyendo el desempleo?
Creo que lo importante es que el marco o la matriz macroeconómica, que ha tenido aplicaciones todo este período, se consolide. Es decir, que se lo profundice y, teniendo en cuenta que esta es una etapa donde entra a jugar la sintonía fina -porque ya los mecanismos que se requieren son más sutiles y las tensiones entre los objetivos se hacen más difíciles- pienso que la conducción económica tiene que ir a la consolidación del esquema. Se ha pasado una etapa donde se echan las bases a un ciclo de consolidación y afirmación hacia adelante. Eso requerirá responder a esos retos que enumeré antes.

Desde su punto de vista, ¿qué papel juega el tipo de cambio en la estrategia económica del gobierno?
Para mí es obvio que la matriz macroeconómica, el epicentro o el eje de la matriz es el tipo de cambio competitivo. En derredor de este criterio, considero que debe ser reafirmado y afianzado. Uno va articulando en las demás políticas, ya que éstas alcanzan sentido en virtud de esta pauta. Por eso, el tema del sector público superavitario y con disciplina además; ese elemento ajusta con el criterio la pauta del tipo de cambio competitivo. La política monetaria relativamente o razonablemente expansiva junto con la política cambiaria y la señal del tipo de cambio competitivo son los aspectos realmente dinámicos o de empuje del esquema. Insisto en que el sector fiscal tiene que actuar disciplinadamente y superavitariamente, como cable a tierra del esquema. Si el sector fiscal también fuera expansivo, este esquema explota. Si a su vez el sistema o el sector fiscal, que ahora es restrictivo, también lo fuera en la política monetaria y cambiaria, el sistema implosiona como en la fase final de la convertibilidad.
El tipo de cambio competitivo es la clave porque define el modelo que yo llamo competitivo-productivo porque es la manera de insertarse en el mundo. En este modelo, la manera de inserción es por la vía de la competitividad porque la otra opción es inserción por endeudamiento externo que es el modelo de los años ‘90, lo que supone un tipo de cambio bajo. Esto no significa que nosotros no podamos sobriamente recurrir al endeudamiento de aquí en más pero es obvio que tiene que hacerse en proporciones y con prioridades que no son la de los ’90.

¿Cree sostenible en un nivel de tres pesos el precio del dólar con una posible entrada mayor de capitales externos, a partir de una eventual salida del default?
Ése es un tema muy importante porque en definitiva se puede dar ese fenómeno que yo he caracterizado como la paradoja de la confianza, que es decir: hay que salir del default, que al fin y al cabo es bueno que así le ocurra a la Argentina, de una vez por todas. Se va ganando el control en la política económica y esto genera confianza. Ahí puede haber un efecto que yo llamo la confianza de corto plazo (el ingreso de capitales externos, las burbujas, valorización de activos, apreciación cambiaria) con lo cual en la confianza de largo plazo, que tiene que poner el desarrollo, ahí se la perturba.
Por ende, creo que se puede defender el valor cambiario. A mí me gustaría algo más de tres pesos pero aún suponiendo que hubiéramos puesto como referencia, lo que se puede defender, un valor de ese tipo o muy cercano... porque el Banco Central podrá seguir comprando dólares pero es lógico que no lo puede hacer de manera infinita. Tendrá que comprar más la Tesorería, que ya lo ha venido haciendo; tiene que intensificar sus compras el tesoro con recursos genuinos, ir al mercado libre de cambios y comprar ahí los dólares. De hecho, en estos días vuelve a hacerlo el Banco Nación. Tiene que aplicarse una medida fuerte de control de capitales, que yo creo que ya está en preparación el aplicar un encaje a los capitales de corto plazo. También considero que condicionadamente puede ampliarse la disponibilidad de divisas por parte de los exportadores. En la medida que se sumen todas estas acciones, creo que se puede mantener el tipo de cambio alto.

¿Una emisión sostenida de pesos en los niveles actuales por parte del BCRA podría causar algún impacto inflacionario importante?
Sí. Yo creo que uno tendría que definir primero que son los actuales. Acá lo que ha ocurrido es que en el último trimestre del año pasado, la base monetaria llegó a crecer por mes un 4 ó 5 por ciento. Si esto se anualiza y si todos los meses aumenta ese porcentaje, es obvio que uno estaría presionando hacia la inflación. Lo que hace el presidente del Banco Central, (Martín) Redrado en estos últimos meses del año pasado es moverse dentro del programa monetario... que de cómo venía le dio pie a él para que a fines de 2004, pudiera meter con todo la base monetaria. Esto no es trasladable mecánicamente a este año. No es viable que estemos todos los meses aumentando la base monetaria un 4 ó 5 por ciento.
Hay un promedio que ya está fijado por el Central, en el programa monetario de 2005, que es de un nivel de referencia de base monetaria del 9 por ciento la banda más alta y de un 4 ó 5 la banda más baja. Ya, este mes de enero, está claro que no va a expandir la base en la forma que lo expandió los últimos meses del año pasado. Pero hay que tener cuidado: no porque ocurra tal cosa en un mes, esto uno lo proyecto automáticamente en el año. En un mes pueden existir aumentos importantes de base que después son compensados con otros meses, por lo que hay que fijarse y tener en cuenta el programa monetario anual.

En 2004 hubo una importante suba en la recaudación de impuestos. Sin embargo algunos sectores hacen muchas críticas acerca de la regresividad, ineficiencia y distorsión de algunos impuestos. ¿En qué magnitud y en qué dirección cree que deberían ir los cambios para modificar el actual sistema impositivo, si es que lo cree conveniente?
Yo no me apuro demasiado porque éste es el régimen que podemos tener. Argentina es un país que sale de una crisis monumental y en rigor, la opción es y resulta vital, tener la disciplina fiscal y la prolijidad intrínseca de cada impuesto.
Podría decir que los impuestos llamados distorsivos, como el impuesto al cheque sobre todo y las retenciones a las exportaciones, que no son tributos muy finos. Yo me aceleraría en ir rebajando el impuesto al cheque pero las retenciones son el correlato inexcusable del tipo de cambio alto. Tal vez microeconómicamente, el impuesto no es de lo mejor por sus características, desde el punto de vista macro es ineludible. Además, las opciones reales que tiene un gobierno son las siguientes: o hay un tipo de cambio real bajo y entonces no hay retenciones pero seguramente la rentabilidad promedio del sector, por ejemplo, agropecuario va a ser baja como en la década del 90 o hay un tipo de cambio real alto, hay retenciones inexcusablemente y la rentabilidad de ese mismo sector va a ser mejor. Estas son las alternativas verdaderas, lo demás son dislates.
Con el tiempo, lo que se puede hacer es cobrar la retención y devolver algo, según ciertos cometidos, por ejemplo para una obra de infraestructura o premiando a un esfuerzo inversor y entonces habría un efecto devolutivo: la cobro y devuelvo, pero de una manera soft. El día que veamos que hay un apresuramiento en bajar las retenciones, probablemente es porque el tipo de cambio empieza a estar bajo y ese día la verdad que sonamos porque en rigor, la convergencia de esos fenómenos va a ser negativa.

¿Qué papel juegan los impuestos en la distribución del ingreso?
Es obvio que el tema de los impuestos tiene gravitación. El IVA alto es un mal impuesto porque es regresivo, pero de todas maneras vuelvo a lo anterior: como está estructurado el funcionamiento macro, como termina orientándose de alguna manera el gasto público y el funcionamiento general de la economía, considero que uno puede admitir un esquema tributario que no sea prolijo, que no sea techado de progresividad en su estructura íntima pero creo que funciona y, aún funcionando con esas lacras, permite de algún modo que la economía crezca y, a su vez, algo se distribuye.
Si bien, alguien después puede venir a plantearme que se podría distribuir mejor, yo quizás no tendría respuesta. Sin embargo, sostengo que esto funciona. El marco macroeconómico funciona, la disciplina fiscal es el correlato de la dinámica cambiaria y monetaria, habría que agregarle el tema crediticio. Ahí tal vez avancemos con cierta gradualidad. Yo creo que efectivamente, en algún momento podríamos estar bajando algo el IVA, podríamos estar haciendo el método de integración en Ganancias: integrar en una misma declaración jurada, las ganancias de empresas y las de particulares. Pero me parece que es un tema para pensarlo más mediatamente.

¿Considera viable alguna modificación en el actual esquema de la coparticipación federal de impuestos? ¿Cree que esto resulta imperioso en el mediano y largo plazo?
Creo que el proyecto que anduvo dando vueltas y que no se aprobó, es un plan al que yo lo llamo pragmático y que es más o menos lo que he defendido, hace tiempo en la campaña presidencial del doctor Néstor Kirchner, pero creo que está bien. Es un tema práctico: hay mucha historia, muchas cuestiones políticas entreveradas y el proyecto era recoger en cierto sentido la historia, tener un fondo para atender aspectos más específicos, una parte para estimular prolijidad administrativa y no lanzarse a lucubraciones medio mágicas, como hacen muchos colegas míos que hablan de la corresponsabilidad federal, de las alícuotas, que el IVA lo desmembró... todas esas cosas me parecen futilezas terribles que se pueden pensar para divagar o quien quiera perder el tiempo, pero por ahora ojalá pudiéramos manejarnos con este esquema que es práctico y es lo que el país más necesita.

¿Qué condiciones deberían cumplirse para que una variable importante como la inversión se sostenga en niveles necesarios, que permitan -entre otros factores- un período prolongado de crecimiento?
La inversión ha venido funcionando pero se está entrando en una etapa que requiere incluso más escala en este tema. Nosotros vamos a necesitar probablemente un nivel de inversión que supere el 20 por ciento del Producto, con una orientación en lo que se llama el sector transable, que se da en los sectores competitivos muy importantes. Se precisa afianzar el marco macroeconómico; es muy importante -por eso tanto insisto en señalarlo- reafirmar el tipo de cambio competitivo. También, con el superávit fiscal uno va afinando las prioridades y las medidas de estímulo de inversión privada son importantes. Algo se hizo ya con el presupuesto del año pasado y pienso que hay para seguir avanzando.
Está el tema del crédito a largo plazo que todavía es una asignatura pendiente. Se está llegando a una etapa donde el manejo de las empresas con sólo la caja, puede encontrar algún tipo de tope. Que la inflación esté en niveles tolerables o plausibles es otro hecho, que la política de ingresos, la política salarial esté más prolijamente encauzada y con una visión de anticipación es otro punto. Por lo que el tema de la inversión es una globalidad.

En la situación actual, ¿considera conveniente eventuales aumentos salariales por decreto o cree que deberían darse por una negociación entre sindicatos y empresarios?
Para mí tiene que ser una síntesis. Siempre digo que debe darse un acuerdo social dinámico entre el gobierno, representantes de los trabajadores y empresarios porque el esquema de acumulación de capital y de distribución, tiene que ser coherente en estos dos aspectos. No puedo distribuir antes de la acumulación y por eso debemos acompasar los ritmos. Tenemos que entender la lógica de la acumulación.
Me parece que hay una etapa que terminó, aunque quedan todavía secuelas. Los reclamos de los trabajadores legítimos, de lo que fue el gran descalce en las remuneraciones de la última parte de la convertibilidad y el principio de la transición del régimen; estas son las exigencias de sintonía gruesa que terminaron.
De ahora en adelante, hay que pensar una política salarial -y creo que también de precios- más de horizonte. Tenemos que tener guías. Por ejemplo, si tenemos una meta de inflación, no podemos desconocerla. Si tenemos que atender el tema de la productividad y queda un rezago de retraso, habrá que ver cómo cadenciosamente lo incorporo en este menú. Probablemente podemos tener balizas o bandas salariales. El gobierno, en correlación de las partes, tendría que estar fijando el marco de una política salarial, que tiene que ver con la acumulación y con el proceso de formación de capital. Por su parte, los actores privados pueden discutir entre ellos, pero bajo ese marco. Ni paritarias absolutas, ni grandes paritarias fijadas por el Estado. Esto yo lo estoy proponiendo y lo rotulo como un acuerdo social dinámico, que quiere decir que el gobierno también se compromete a ratificar las políticas de base: de la señal cambiaria, del crédito, la política monetaria razonablemente expansiva y la disciplina fiscal con prioridades pro-inversión.

En cuanto a la relación con los acreedores y con los organismos internacionales de crédito, ¿cree conveniente ir disminuyendo gradualmente la deuda con el FMI, que hay que pagar lo estrictamente indispensable y reprogramar lo que se pueda o que es mejor ser más agresivos en la cancelación de deuda?
Es un justo medio. Se podría acelerar un poco el pago. Este año y si continuara el status quo actual, se tendrían que hacer pagos adicionales, una cancelación anticipada pero no demasiado salvaje. Un país -como lo es Chile- que va aliviando su situación de endeudamiento, sin que esto implique cero endeudamiento hacia adelante, me parece sano. Al mismo tiempo, esa exigencia de acelerar la devolución de capital crea otra de comprar divisas en el mercado, lo cual sería un elemento concurrente con la señal de la preservación del tipo de cambio.

 

 


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