«El tabaco es la puerta de
entrada a las otras adicciones»

 
 
«La tendencia mundial es que la gente educada y rica deja de fumar, en cambio los pobres fuman más. En Argentina, una familia con 600 pesos de ingresos mensuales gasta más del 20% en cigarrillos, lo que genera que muchos hijos se queden sin comer para que los padres fumen».
Salvador Más es un especialista en adicciones, entre ellas el tabaco. En diálogo con La Mañana de Neuquén, expuso una cruda visión sobre la problemática que representa el cigarrillo en la sociedad argentina.

Disminuir tamañoAumentar tamañoCambiar tamaño  Imprimir Imprimir
 
       
   
   
 

El fumar es perjudicial para la salud. Sin embargo, las cifras que arrojan las estadísticas de los adictos al cigarrillo insinúan que la población no logra tomar conciencia de los riesgos que corre con este mal hábito.
El doctor Salvador Más -director del sitio web www.dejardefumar.com.ar- se detiene en esta entrevista con La Mañana de Neuquén a detallar algunas consideraciones sobre este tema que también afecta a quienes no fuman.

¿A qué razones atribuye la adicción al tabaco?
Por lo que el tabaco contiene: la nicotina es el alcaloide más adictivo que se conoce en el planeta. Es diez veces más adictivo que la heroína, treinta veces más que la cocaína y cien veces más que el alcohol; ésa es la razón por la cual las personas se hacen adictas al acto de fumar.

¿Cuál es el promedio de edad en el que se comienza a fumar?
En general, se empieza a fumar entre los 10 y los 20 años. Y la mayor parte, sería entre los 15 y los 20.

¿Influye de alguna manera el nivel socioeconómico de una persona en la decisión de fumar o de dejar este mal hábito?
Sí. Es un dato muy interesante y moderno el que surge a partir de esta característica, que de hecho hace muy poco que se conoce.
En Estados Unidos, por ejemplo, existía hasta la década del ‘50 un índice de fumadores que alcanzaba entre el 55 y el 60 por ciento de su población. Actualmente, solamente el 22 por ciento de los estadounidenses fuman.
Sin embargo, esta reducción no es igual para todos los estratos sociales. Entre la gente que gana más de 50.000 dólares por año -que es considerada de un status superior y con una educación terciaria o universitaria-, sólo fuma el 2 por ciento. Luego, del estrato medio -que gana entre 10.000 y 50.000 dólares al año y recibe una educación secundaria- fuma solamente un 22 por ciento. En cambio, de las personas que ganan menos de 10.000 dólares por año y recibe hasta una educación primaria, fuman alrededor de un 66 por ciento.
Y por último, lamentablemente, de los home-less (algo así como “sin techo”, en nuestro país) fuma el 100 por ciento. A tal extremo sucede esto, que las tabacaleras, por lo menos en Estados Unidos, tienen una gerencia que se ocupa de los más necesitados porque sabe que sus clientes potenciales son precisamente los habitantes de bajísimos recursos.
En Argentina esto aún no se ha hecho ver tanto, pero sí se ha difundido alguna estadística que indica que el mayor porcentaje de fumadores ronda entre los 35 y los 45 años y luego va bajando... porque los fumadores se mueren o porque efectivamente abandonan el vicio.
La tendencia en todo el mundo es que la gente más educada y más rica deja de fumar y en cambio, los pobres fuman mucho más. En nuestro país, esto es obviamente una tragedia porque una familia que accede a un ingreso mensual de 600 pesos, gasta más del 20 por ciento en cigarrillos y esto genera que muchos hijos se queden sin comer para que los padres fumen.

¿Qué tipo de campañas cree que deberían impulsarse desde el gobierno nacional para prevenir esta adicción?
En los países nórdicos como Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, las estadísticas indican que éstas son las naciones en las que menos se fuma en todo el mundo. Básicamente, yo creo que esta realidad se logra porque las Leyes Antitabáquicas ya están aprobadas y aquí aún se están discutiendo, pero sobre todo porque los chicos -ya durante la primaria- reciben una educación sexual y sobre drogas adecuadas.
Un niño sueco o danés, a los diez años, ya es plenamente consciente de lo que puede pasarle si se pone en contacto con la nicotina y entonces ni quiere oler el humo del cigarrillo.
En nuestro país, la mayor parte de la población tiene un desconocimiento total sobre las adicciones, especialmente sobre la del tabaco.

¿Cómo se trabaja con las personas que desean dejar de fumar?
La verdad es que fumar es un proceso.
La primera etapa es la denominada de “pre-contemplación”, en la cual la persona no manifiesta ningún problema de salud y vive como un romance con el cigarrillo. Así se encuentra actualmente un 40 por ciento de la población.
La segunda parte es la llamada de “contemplación”, en la que el fumador empieza a considerar la posibilidad de dejar de fumar algún día, sin establecer ninguna fecha.
El tercer tramo de este proceso se llama de “acción” en la que el fumador asegura convencido que dejará de fumar el mes que viene o dentro de tres meses o de seis. El 35 por ciento de todos los fumadores están hoy en esa etapa y sin dudas es al índice que hay que prestarle más atención, atendiéndolo porque se muestra permeable a un tratamiento.

¿Qué tipos de tratamientos existen?
Hay muchos. Nosotros, desde www.dejardefumar.com.ar, recomendamos el método clásico que se utiliza en la medicina convencional y que comenzó en Londres, donde se detectó por primera vez -en la década del ‘50- que el cáncer de pulmón estaba producido en un 95 por ciento por el cigarrillo.
En este momento comenzaron a difundirse distintos tratamientos, que consistían mayormente en técnicas psicológicas y en terapias cognoscitivas. Si el fumador logra dejar de fumar durante un año, se considera que este tipo de cura alcanza el éxito... en ese momento, con esta idea se alcanzó un triunfo del 30 por ciento.
Así como las tabacaleras nos hicieron creer que esta adicción mortífera es una parte de la aventura de vivir, hay otros intereses económicos que le hicieron creer a la población que una simple acción puntual puede deshacerla de la adicción... como leer un libro o pincharse una oreja, etcétera, etcétera, etcétera. Éstas son cosas mágicas, pero la realidad es que un tratamiento es un proceso crónico que tiene que durar un año.
Luego, apareció el parche de nicotina y otros sustitutos de este alcaloide en forma de chicle o de spray. En el año ’80 entre estos elementos más las terapias que ya funcionaban, la mitad de la población fumaba y el 50 por ciento restante, no.
En el ‘91 apareció un antidepresivo en Estados Unidos, que resultó ser antinicotínico porque efectivamente hacía que la gente dejara de fumar, ya que le generaba un gusto feo al cigarrillo. De esta forma, la tasa de éxito alcanzó un 70 por ciento con todo el tratamiento combinado.
Por último, se agregó el ejercicio aeróbico porque está probado que es un muy buen complemento para estimular las áreas cerebrales que se encuentran disfuncionales por la nicotina, junto con una dieta.
Así estaría formado un tratamiento moderno para dejar de fumar: técnicas psicológicas, fármacos, dieta y ejercicio.

¿Cuál es el porcentaje de posibilidades de que una persona vuelva a fumar si había logrado efectivamente dejar el cigarrillo?
La tasa de reincidencia está estudiada en todo los tratamientos.
Hay entre 1.500 y 2.000 millones de fumadores en todo el mundo. El 10 por ciento dice que no fuma más y deja para siempre... pero el resto no puede tomarlo como un buen método.
La tasa de reincidencia de los mejores tratamientos, que incluyen hasta internación, es del 30 por ciento... es decir que el 70 por ciento restante no vuelve a caer en la adicción, que se hereda genéticamente y no son iguales en todos los fumadores.
En la población, existe entre un 30 y un 40 por ciento que es resistente a la adicción, lo que significa que en países como China -donde está la mitad de los fumadores del mundo y donde no existe ninguna restricción, al ser los mayores productores-, la tasa de fumadores nunca pasa del 60.

¿Cómo afecta realmente el humo del cigarrillo a la salud de una persona que no fuma?
Esto es lo que llamamos tabaquismo pasivo, que se realiza de dos maneras: por la “corriente principal” que exhala el fumador luego de inhalar el humo del cigarrillo y por la “corriente secundaria” que es la que sale del humo del cigarrillo que queda en el cenicero, entre pitada y pitada. Esta última es la que resulta más peligrosa.
La realidad es que el fumador pasivo, al respirar entre 20 y 30 veces por minuto, incorpora el humo que exhala el fumador más aquel que queda en el ambiente.
Esto significa que permaneciendo durante una hora, en un ambiente contaminado, un no fumador puede llegar hasta incorporar los tóxicos y la nicotina equivalentes a dos cigarrillos.
Pero lo peor es que un fumador pasivo tiene la posibilidad, tres veces mayor, de contraer cáncer de pulmón.

¿Cómo observa el funcionamiento de la legislación respecto de este tema?
Tendríamos que esperar a ver qué sucede finalmente. El Programa Aire Sin Tabaco debería aprobarse en la Cámara de Senadores prontamente. Pero lógicamente se retrasa porque hay funcionarios que resisten su aprobación... algunos lo hacen en forma más transparente, ya que representan a provincias tabacaleras, como lo son Tucumán, Salta, Jujuy y Chaco que eligen defender la industria de sus territorios.
A nivel nacional, yo diría que el proyecto se encuentra como “cajoneado”.
Lo que obviamente sería positivo, si finalmente se aprueba esta ley, es que se prohibirá mucho más la publicidad, que sin dudas es lo que más le duele a las tabacaleras.
Evidentemente, la cantidad de nicotina que tienen los cigarrillos actualmente es muy superior a la que poseían a mediados del siglo XX... es fácil deducir por qué: simplemente se trata de un esfuerzo desesperado de estas empresas, contra todas las organizaciones que se están moviendo para que cada vez se fume menos, porque de esta forma generan la adicción con más rapidez.
Por esta razón, habría que reformular la vieja estadística que supone que con dos cigarrillos fumados en la adolescencia, una persona tiene 66 por ciento de probabilidades de fumar hasta que se muera. Con estos niveles de nicotina, yo diría que hoy esto sucede con medio cigarrillo.

¿Cuánto riesgo corre una persona adicta al cigarrillo a caer en la dependencia de otro tipo de drogas?
Efectivamente la personalidad adictiva está descripta y se dice que el tabaco es la puerta de entrada a otras adicciones.
Genéticamente, está estudiado que la adicción al tabaco y al alcohol están en genes que son muy cercanos, aunque no son el mismo, y entonces se observa clínicamente una tendencia a que exista una dependencia de estos dos vicios. A partir de esta combinación, no sólo desde el punto de vista genético, sino también social, se desprende que sí funciona como puerta entrada a las drogas ilegales.
Es un hecho real y realmente trágico.


Recomendado
El doctor Salvador Más responde diariamente todas las preguntas que le realizan los visitantes de su sitio www.dejardefumar.com.ar, donde los interesados en visitarlo podrán acceder al tratamiento a distancia gratuito que ofrece este portal, avalado por profesional de la medicina.

 

 


La Mañana Neuquen
Redacción Cómo anunciar  |  Webmaster
Neuquen - Fotheringham 445 - Teléfono 449 0400
Copyright © 2002-2004 - La Mañana Neuquen - Todos los derechos reservados
 
 
 



Min.: 21°c
Máx.:
37°c
Cielo algo nublado. Vientos moderados del oeste, rotando al sur.
 
 

Energía
Productivo

 


Especiales La Mañana Neuquén

Visite La Mañana Cipolletti

Visite La Mañana Roca
 Transportes Interurbanos
 Guía Profesional
 Teléfonos de urgencia
 Farmacias de turno
 Transporte Aéreo
 Quiniela
 Horóscopo
 
 
 
 
 
 
 

Cine
Teatro
Recitales
Televisión
Videos

 
 

Revista Caras