“Es miope responsabilizar al Gobierno
por esta suerte de acumulación de poder”

 
 
«Seguramente, una segunda presidencia (de Néstor Kirchner) va a ser más conflictiva porque el ciclo económico, por definición, en algún momento va a entrar a caer y eso va a aumentar el índice de problemáticas sociales».
Juan Curutchet es un abogado que preside la Fundación Bicentenario que busca la participación ciudadana y expone algunos puntos débiles a los que es necesario que como sociedad se les preste atención.

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Por laura rotundo

Juan Curutchet es abogado y preside la Fundación Bicentenario, desde la cual se intenta fomentar, en un marco democrático, la participación ciudadana en el debate de ideas y planes de gobierno, como respuesta a los graves problemas nacionales, concientizando a la opinión pública y apoyando toda iniciativa pública o privada que propicie una solución a los conflictos y que implique la defensa del Estado de Derecho y de los principios consagrados en la Constitución Nacional.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, Curutchet -Director del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires- hace especial hincapié en el funcionamiento de las instituciones y el endurecimiento de las penas para los delicuentes, para el mejoramiento de los principales conflictos que actualmente aquejan en mayor medida a la ciudadanía.

¿Cuáles son las iniciativas que impulsa la Fundación que preside?
Actualmente nos encontramos abocados en la consulta del Ministerio de Justicia sobre el proyecto de reforma del Código Penal, del cual tenemos una visión muy crítica del tema.
Otra cuestión interesante en la que estamos trabajando es el ingreso de Venezuela al Mercosur, por la cual durante la primera semana de julio hicimos una presentación en Cancillería, para que antes de la inclusión definitiva de este país al bloque, se establezca un mecanismo de control de “calidad democrática”. Obviamente no estamos en contra de que se amplíe el Mercosur pero sí consideramos que tiene que existir este monitoreo para que el país liderado por Hugo Chávez mejore, especialmente donde el Presidente no tiene un control internacional.
Hace poco más de un mes, escribimos un informe sobre todas las iniciativas del Presidente Néstor Kirchner, en materia ambiental, demostrando que el discurso de Gualeguaychú es el hecho que marca una nueva etapa porque antes no existía una política para el tema.
Siempre actuamos sobre los temas de coyuntura.

Yendo a lo que mencionaba al principio, ¿cuáles son las principales críticas que elevan sobre la reforma que se proyecta para el Código Penal?
Que es una reducción generalizada de penas, en la que cual figura un espíritu que tilda como culpable a la sociedad y por lo tanto, se interpreta que disminuyendo tanto las penas como el régimen de excarcelaciones, podría llegar a obtenerse un mejor resultado en la lucha contra el delito, cuando está totalmente demostrado que esto ayudaría a que se todo lo contrario.
Nosotros no vamos a hacer énfasis en los aspectos “sociales”, tipo eutanasia, aborto o la flexibilización de estupefacientes, sino que vamos a adentrarnos más en lo escabroso del delito y en lo que más altera y aterra a la sociedad: homicidio, violación y robo armado.
Mi visión personal es que cuando la sociedad reacciona -ante casos como el de Axel Blumberg-, no se aguanta más es la impunidad del homicidio. Considero que no debería admitirse que quien mata a alguien o es responsable de una violación, tenga lo que se dice “beneficios procesales”, bajo la ficción de que tanto el sistema carcelario como una excarcelación o un seguimiento de patronato liberado -que no existe-, logren rehabilitar al condenado.
La realidad es que nos encontramos ante una especie de carrera delictiva, que comienza con delitos menores, que luego pasa a robos con armas y más tarde, termina en homicidio. Pero además del llamado ‘garantismo’, lo que se termina generando es que todos los que delinquen, mueran en la calle... no se preserva la vida del delincuente, lo que se garantiza es que delincan más veces y que terminen muertos.
Es real que hay un aumento del 40 por ciento en el índice de violación en la zona metropolitana, que es una problemática a nivel nacional y que estos casos se denuncian poco.
Creemos que hay que endurecer el sistema, bajo esta óptica: la sociedad argentina no tolera más la impunidad en los delitos graves. El que arruinó a una familia, no puede estar libre a los tres años del delito... no se puede salir por buena conducta, a tan poco tiempo de ser condenado.

¿Para cuando está prevista la difusión de este informe?
Seguramente durante la primera o la segunda semana de agosto, antes de que venza el plazo de consulta.

¿Cómo observa el debate de los superpoderes?
Nosotros acompañamos una presentación realizada por Nito Artaza, tratando de parar -aunque parece algo inevitable- el avance de este proyecto de delegación “perpetua”.
Si finalmente se sancionan los super poderes, seguramente van a haber diversas acciones judiciales planteando la inconstitucionalidad pero que no va a pasar nada.
Creo que tanto los super poderes, como el tema de los DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia) y de la reforma del Consejo de la Magistratura son excelentes tests para verificar si la Corte Suprema de la Nación es verdaderamente un órgano independiente o no. Ahora sí que “ha llegado la hora de la verdad”.
Las causas que ha tenido hasta el momento, permitían algunas interpretaciones donde se acompañaban realmente -no condicionados, sino por la convicción de los miembros- algunos pensamientos del Gobierno en cuanto al tema derechos humanos. Sin embargo, en la cuestión del Consejo de la Magistratura, donde el cien por cien de los grupos de abogados de todo el país, se pronunciaron contra la inconstitucionalidad manifiesta de la reforma... vamos a ver qué decide la Corte entonces.

¿Cómo observó la renovación de la Corte Suprema?
Como una gran paradoja. Es cierto que había un reclamo de cambiar a sus integrantes, como también es cierto que los antecedentes de las figuras a nivel sector académico, era interesante. Pero creo que si alguien aterriza de Marte y ve lo que sucedió en este país, es inevitable concluir que como ocurrió en 1946, 1976 y 1983... cambió un Gobierno y cambió la Corte.
El gran desafío de la Argentina creo que consiste en demostrar que cambia un Gobierno y eso no tiene porqué determinar la modificación del Poder Judicial, por más que nos disguste.

¿La considera ahora un poco “kirchnerista”?
Yo diría que es un fenómeno nuevo. Lo que hay es una mayoría ideológica afín con el pensamiento actual del Poder Ejecutivo. Aún no hay evidencias de una situación en la cual esté condicionada la actuación de la Corte por parte del oficialismo. Sí hay una monocromía, todos pertenecen a una misma coloración y pensamiento.
Pero lo paradójico es que el sistema constitucional nuestro, copiado del americano, busca exactamente lo contrario: la Corte se tiene que renovar muy lentamente, a lo largo de las décadas... el cambio encierra esa trampa... al mismo tiempo que se satisface una apelación social, se confirma o se perpetúa la idea de que el cambio del Ejecutivo también determina el de la cúpula del Poder Judicial.

¿Cuáles son los factores que contribuirían a que se revierta este descreimiento que existe hacia las instituciones, por parte de la sociedad?
Que funcionen y que no estén atadas a la voluntad de un individuo. Lo que define a una institución es el respeto por los estatutos orgánicos y una forma de tomar decisiones que muchas veces tiene que ver con lo colectivo, con lo horizontal y con el equilibrio de poderes.
Acá, lo que a menudo tenemos -aunque no es un problema de Kirchner, sino de toda América Latina- es el fenómeno del caudillismo, donde la voluntad de un líder pasa por encima de los vallados institucionales y en aras de la deficiencia y del resultado, todo se justifica.
Es una visión miope responsabilizar pura y exclusivamente al Gobierno Nacional por esta suerte de acumulación de poder o de hegemonía. La verdad es que también hay una demanda social de soluciones inmediatas, como si siempre estuviéramos esperando un Mesías, sea de derecha o de izquierda, venga de La Rioja o de Santa Cruz, que mágicamente nos libere de todos los problemas.

¿No cree que una amplia participación ciudadana, ayudaría
a cambiar esta realidad?

Estoy absolutamente de acuerdo con Usted. Ese es el problema de nuestra sociedad: votamos y luego nos desentendemos de todo. La sociedad no participa, no se compromete y muchas veces cuando se dice que se tiene miedo de “meterse”, creo que se trata más de una excusa que de una realidad... yo he sido muy crítico en algunos temas del Gobierno y nunca tuve ningún problema.
Hay mucha gente a la cual le queda muy cómodo criticar y demonizar al poder. La visión de echarle la culpa de todo lo que nos pasa, a la dictadura o la década es muy simplista. Acá no ha pasado nada que la sociedad no haya admitido o consentido, por acción o por omisión. Lo mismo va a pasar cuando dentro de unos años se lo juzgue a Kirchner por esta gestión, aunque hoy la mayoría lo apoya.

En este respaldo, la primavera económica tiene mucho que ver, ¿no?
Por supuesto. De hecho, yo lo observo como algo muy similar a la década del ’90. Pero es así el mundo... ante vientos a favor en el bolsillo, la demanda institucional disminuye. Eso sí... después se paga.

Desde hace años resulta casi habitual que se violen las normas en general, partiendo desde las más básicas como que se respeten las del tránsito. ¿Por qué cree Usted, como hombre de ley, que resulta tan difícil lograr que haya un mayor cumplimiento de las leyes, en todos los órdenes?
Simplemente porque el respeto a la norma o a la ley, no es un valor en Argentina. El valor es “obtener el resultado”... si yo quiero llegar más rápido a Mar del Plata por la Ruta 2 y está medio tapada de autos, paso por la banquina y llego más rápido. Es algo patológico, uno crece haciendo escándalo porque como en el país no funcionan las cosas, se va cayendo casi en la extorsión.
Todos los métodos de protesta, como los de cortes de calles, molestan pero por otro lado uno comprende que si no se hace algo extremo, nadie se entera de nada.

¿Cómo cree que se podría trabajar para orientarnos hacia una solución en este tema y también en el de la inseguridad?
Hay un tema muy estudiado, sobre todo en Estados Unidos, bajo el eslogan “tolerancia cero”, que establece que uno tiene que empezar a mejorar por lo que parece menos importante, que serían los delitos menores y hasta las contravenciones. Nadie arranca en el delito, debutando como homicida. En general, se empieza con un raterismo en el cual se va acostumbrando a que no pasa nada, después consigue un arma y cuando uno se quiere acordar, mata a alguien.
Es muy importante actuar en las primeras instancias, donde los remedios no tienen que ser necesariamente encarcelar a una persona por mucho tiempo. Empezando así, se evitaría esta especie de carrera hacia delitos más graves... cuando se cae en ellos, creo que no puede haber contemplación, que tiene que caer todo el peso de la ley y que no pueden haber conmutación de penas, ni excarcelaciones, ni 2 x 1, ni concesiones.

En este tema, también uno se cuestiona el estado en el que se encuentran las fuerzas policiales de nuestro país...
Eso al margen... hay un bajísimo nivel de capacitación en la Policía, pero eso no se arregla de un día para el otro.

Y como abogado ¿cuál es su visión sobre el estado en el cual se encuentra hoy por hoy, la Justicia en nuestro país?
Habitualmente, desde nuestra Fundación, siempre evaluamos la selección de los jueces y de su accionar y obviamente, ya estamos analizando la posibilidad del pedido político a los dos camaristas que habían liberado a los responsables del crimen ocurrido en la parrilla de Colegiales, en la Capital Federal, donde murieron padre e hijo, mientras celebraban un cumpleaños.
Existe una flagelidad judicial actualmente... existen los jueces con miedo de agarrar una causa que quema, donde si dicen una cosa quedan sospechados.
También creo que el Poder Judicial está invadido de gente, que prima consideraciones académicas más propias de Escandinavia que de la realidad social local. Es muy interesante debatir si el Derecho Penal es eficaz, pero si a uno le matan a un familiar, no puede entrar en razones y merece que el sistema de una respuesta mejor, que la mera especulación académica, tal vez aceptable para la sociedad sueca.

Por último, quisiera saber ¿cuál es su expectativa respecto del
futuro de nuestro país?

En lo político creo que vamos camino a una reelección de Kirchner o un triunfo de su mujer, si finalmente es ella quien se postule.
Seguramente, una segunda presidencia va a ser más conflictiva porque el ciclo económico, por definición, en algún momento va a entrar a caer y eso va a aumentar el índice de problemáticas sociales.
En el tema de seguridad, yo no veo ningún cambio. Creo que cada vez que suceda un crimen, el tema volverá a ponerse de moda, habrá marchas y protestas... pero cuando ya no es más tapa de diario, empiezan a darse todo tipo de concesiones, liberando delincuentes porque no hay cárceles construidas para albergarlos.

 

 


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