En Salzburgo y Viena comenzará
una fiesta que se extenderá durante tres días. El acto
central será en su ciudad natal hoy por la mañana.
Neuquén > Fue un genio musical, un artista
y un viajero constante: Wolfgang Amadeus Mozart, nacido en 1756 en
Salzburgo, conquistó los corazones de la sociedad rococó
con sus dotes de niño prodigio.
Fue huésped de las casas reales europeas, se convirtió
en un reconocido compositor, arrinconó a la competencia y fue
un adelantado a su época. Cuando se cumplen 250 años
de su nacimiento (este 27 de enero), Mozart es hoy una figura central
del clasicismo vienés y uno de los compositores más
famosos de todos los tiempos. Sus óperas ocupan los programas
de los escenarios internacionales y este año sus más
de 600 composiciones están más presentes que nunca.
Mozart nunca utilizó el sonoro nombre por el cual se lo conoce
en la actualidad.
Como el segundo hijo superviviente -de siete- del músico Leopold
Mozart y su esposa Anna Maria, el pequeño fue bautizado en
Salzburgo como Chrysostomus Wolfgangus Theophilus. El mismo se puso
Wolfgang Amadé, y a veces Amadeo, pero nunca Amadeus. De su
padre, que trabajaba para la corte de Salzburgo, recibió desde
muy pequeñno clases de piano.
Aprendió solo a tocar el violín y con sólo cinco
años ya comenzó a componer. Cuando cumplió seis,
Leopold realizó una primera gira de conciertos con Wolfgang
y su hermana Anna Maria, llamada «Nannerl» y cinco años
mayor, en la que hizo publicidad de las cualidades de su hijo como
«niño prodigio». En la corte imperial de Viena,
el pequeño Mozart se subió al regazo de la emperatriz
María Teresa y la besó, según relataba su padre.
También en viajes posteriores el joven músico se ganó
el aprecio de los príncipes y del público de Munich
a Mannheim, pasando por Londres, París y Roma. Simultáneamente,
el niño componía música cortesana, conciertos
y obras religiosas, mientras realizaba los primeros bocetos de óperas.
Historia
Con 14 años fue ovacionado en Milán como compositor
de ópera por «Mitridate». Desde 1773 trabajó
como concertista en la corte del obispo Colloredo en Salzburgo.
Mozart compuso música religiosa, sinfonías y conciertos
sobre todo para piano y violín. En un nuevo viaje intentó
conseguir un puesto fuera de Salzburgo, que consideraba una ciudad
cada vez más provinciana. Durante su estancia en París
en 1777 murió su madre. El triunfo con la ópera «Idomeneo,
rey de Creta», que fue estrenada en Munich, lo impulsó
a renunciar a su puesto en Salzburgo. Se fue entonces por su cuenta
a Viena en 1781 y enseguida logró el éxito.
Sin embargo, su partida de Salzburgo y su matrimonio con Constanze
Weber provocaron la ira de su padre, con quien quedó al borde
de la ruptura. En Viena encajó perfectamente con el gusto de
la alta aristocracia y el emperador José II, que apoyaba la
música alemana en su competencia frente a la ópera buffa
italiana. «El rapto en el serrallo», estrenada en 1782,
se convirtió en una pieza de éxito fundamental en esta
carrera. También los conciertos de Mozart tuvieron una excelente
recepción entre el público, que poco a poco fue volviéndose
más numeroso. A partir de 1785 Mozart se dedicó con
intensidad a la ópera, que fue su verdadera pasión.
Colaboración
Hasta 1790 surgieron las famosas óperas en colaboración
con el libretista Da Ponte, «Las bodas de Fígaro»,
«Don Giovanni» y «Cosi fan tutte». Las reacciones
fueron sin embargo diversas: en Praga se celebró triunfalmente
a Mozart y en Viena al principio también, pero luego el artista
perdió simpatías de forma muy rápida y abrupta.
Los encargos se volvieron cada vez más escasos, lo que se sumó
al hecho de que el músico nunca aprendió a cuidar el
dinero -y fue adicto al juego- pese a haber ganado grandes sumas en
ciertos momentos.
Por ello, la pequeña familia Mozart -de los seis hijos sólo
sobrevivieron dos varones- sufría muchas estrecheces y estaba
al borde de la pobreza.
En torno a 1790 mejoró la situación del artista, gracias
al éxito de público de «La flauta mágica».
El nuevo emperador, Leopoldo II, le encargó una ópera.
La oscura «La clemencia de Tito» será la última
obra escénica de Mozart. Mientras trabajaba en el Réquiem,
el músico murió el 5 de diciembre de 1791 por fiebres
reumáticas.
El catálogo Koechel reúne sus
obras
Creado por el austríaco, sigue siendo el más
usado. Ordenó sus trabajos en orden cronológico y de
acuerdo al tipo de composición.
Viena > El catálogo de las obras de Wolfgang
Amadeus Mozart que más se sigue utilizando hasta la actualidad
fue creado por el experto Ludwig Alois Ferdinand von Koechel (1800-1877).
Nacido en Stein, Baja Austria, el maestro y licenciado en derecho
fue tutor de los cuatro hijos del archiduque Carlos, por lo que en
1832 fue nombrado caballero. En Salzburgo, Von Koechel se unió
al Mozarteum, creado en 1841, y fue un importante representante de
esa sociedad. Durante años se ocupó intensamente de
la vida y la obra de Mozart. Ordenó sus trabajos de forma cronológica
y de acuerdo con el tipo de composición. En 1862 apareció
la primera edición de su catálogo bajo el título
«Catálogo cronológico-temático de toda
la obra de Wolfgang Amadé Mozart». El Catálogo
Koechel va hoy por su octava edición. Cada obra lleva las siglas
KV (Koechel Verzeichnis) y un número. El Concierto para Piano
número 1, que Mozart compuso a los 11 años, lleva por
ejemplo la denominación KV 37, mientras que la Serenata para
cuarteto de cuerdas y bajo «Pequeña música nocturna»
lleva la indicación KV 525 y el Réquiem, KV 626. Aún
se sigue utilizando la numeración de Koechel. Las correcciones
y los reordenamientos posteriores, que se realizaron a medida que
avanzaban las investigaciones, sólo se impusieron en el ámbito
científico.
Músicos, acerca de Mozart
«Es el más puro de los músicos, él es
la música»
(Claude Debussy, compositor francés, 1862-1918)
«Si Mozart viviera hoy, sería un músico de rock
y no un clásico. Ya entonces era un ‘entertainer’
y muy adelantado a sus contemporáneos»
(Falco, cantante pop austríaco, 1957-1998)
«Él es el mayor genio musical que haya vivido nunca.
Si hubiese estado antes que yo en Londres, no me habría servido
de nada ir allí, pues nada puede quedar en pie ante las composiciones
de Mozart»
(Joseph Haydn, compositor austríaco, 1732-1809)
«Cada frase es un tesoro»
(Robert Schumann, compositor alemán)
«Me quito el sombrero ante el maestro de los maestros»
(Gioacchino Rossini, compositor de ópera italiano, 1792-1868)
«Se dice que cuando los ángeles tocan para Dios, tocan
a Bach, pero cuando tocan para ellos mismos, tocan a Mozart»
(Isaiah Berlin, filósofo británico, 1909-1997)
«Una aparición como Mozart es siempre un milagro que
no se puede explicar»
(Johann Wolfgang von Goethe, escritor alemán, 1749-1832)
«Mozart. Eso significa que el mundo tiene un sentido, y nos
es perceptible en la metáfora de la música»
(Hermann Hesse, escritor germano-suizo, 1877-1962)
«¿Qué sería de la música sin Mozart?»
(Thomas Bernhard, escritor austríaco, 1931-1989)
«Mozart es tan puro y bello que yo la considero (a su música)
como la propia belleza interior del universo»
(Albert Einstein, físico germano-estadounidense, 1879-1955)
«Mozart es el Mozart divino y siempre lo será. No sólo
un nombre, sino un genio celestial que vino a la Tierra, se quedó
treinta y pico de años y cuando abandonó el mundo, éste
estaba nuevo, enriquecido y bendecido por su visita»
(Leonard Bernstein, compositor estadounidense)
Mozart según Mozart
«Mi corazón está completamente entusiasmado de
pura diversión, porque este viaje es tan divertido, porque
hace calor en el coche y porque nuestro cochero es un tipo galante
que, cuando el camino lo permite, anda rápido»
(Carta a su madre de uno de sus primeros viajes a Italia, en 1769)
«No puedo escribir de forma poética; no soy un poeta.
No puedo colocar las expresiones de forma tan artificial que den luz
y sombra; no soy un pintor. Incluso con gestos y pantomima no puedo
expresar mis convicciones y pensamientos. No soy un bailarín.
Pero puedo hacerlo con las notas. Soy un músico»
(Carta a su padre desde Mannheim. 1777)
«Escribir óperas es algo que tengo firme en la cabeza.
En francés más que en alemán. Pero italiano más
que en alemán y francés»
(Carta a su padre desde Mannheim, 1778)
«Después de Dios viene directamente el Papa»
(Carta desde Mannheim a su padre, 1778)
«¡Le aseguro que sin los viajes uno es una criatura infeliz!»
(Carta a su padre desde París, 1778)
«Hoy no puedo hacer otra cosa que llorar, tengo un corazón
demasiado sensible»
(Carta desde Munich a su padre, 1778)
«Como se es conmigo, así respondo. Cuando veo que alguien
me desprecia y me tiene en poca estima, puedo ser tan orgulloso como
un babuino»
(Carta desde Viena al padre, 1781)
«Cuando quedamos unidos, tanto mi mujer como yo empezamos a
llorar. Eso conmovió a todos, incluso al sacerdote. Y todos
lloraron, porque eran testigos de nuestros corazones conmovidos»
(Carta a su padre tras la boda con Constanze Weber en Viena, 1782)
«Si la gente pudiese ver en mi corazón, casi tendría
que avergonzarme. Todo es frío para mí, helado. Sí,
si estuvieses conmigo, podría encontrar divertido el comportamiento
obediente de la gente hacia mí, pero así es todo tan
vacío»
(Carta desde Francfort a su mujer, 1790)
«¡Adiós, amor, la única! Atrápalos
en el aire, vuelan 2.999 y medio besos míos, que esperan ser
atrapados al vuelo»
(Carta a su mujer en Baden, 1791)
«Para mí no es nada bueno estar solo»
(Carta a su mujer en Baden, 1791)
«¡Lo que más me alegra es el aplauso silencioso!»
(Carta a su mujer tras asistir a una presentación de «La
flauta mágica», 1791)
«Porque componer me fatiga menos que descansar».
(Carta al libretista Lorenzo da Ponte en Trieste, 1791)
Escenario
Cortesana, óperas y bromas
Viena (DPA) > Wolfgang Amadeus Mozart compuso
en su corta vida (35 años) un total de 626 obras, contenidas
en el Catálogo Koechel. Pero no sólo la gran cantidad
de obras sino también su maestría en todos los géneros
hacen que hoy se lo considere un genio. Escribió 20 óperas,
19 misas, unas 40 sinfonías, numerosas obras de cámara,
27 conciertos para piano, así como piezas individuales como
fantasías, rondos y toda una serie de cánones en tono
humorístico. «Mozart sabía hacer de todo, y todo
lo hacía a la perfección», es la sentencia del
experto en Mozart Rudolph Angermueller. Las óperas de Mozart
son consideradas obras maestras indiscutibles del género y
ocupan los primeros puestos en las listas de preferencias de las grandes
óperas internacionales. La más conocida es «La
flauta mágica» (1791), basada en un libro de Emmanuel
Schikaneder, vinculada a la pertenencia de Mozart a una logia masónica.
También ocupan los primeros puestos las tres obras con libreto
de Lorenzo da Ponte, «Las bodas de Fígaro» (1786),
«Don Giovanni» (1787) y «Cosi fan tutte» (1790).
Con «Rapto en el serrallo», Mozart creó en 1782
la primera ópera en lengua alemana por encargo del emperador
José II. Tras novedosas puestas en escenas, en los últimos
años también las primeras óperas de Mozart están
recibiendo mayor atención, por ejemplo, «Mitridate, re
di Ponto», con la que el músico celebró a los
14 años en 1770 su primer gran triunfo en Milán. «Idomeneo»,
también en base a un argumento de la antigüedad, le supuso
a Mozart a los 25 años el éxito como compositor de ópera
en Munich. Su última ópera «La clemenza di Tito»,
de 1791, fue escrita para la coronación del rey Leopoldo II.
También las composiciones instrumentales de Mozart surgieron
casi exclusivamente por encargo. Dado que no consiguió un puesto
como músico de la corte, se financiaba sobre todo de esa manera.
De muy joven, escribió sobre todo música cortesana,
serenatas y conciertos. Los instrumentos determinantes fueron hasta
el final el piano y el violín. A pesar de su rutina compositora,
cada obra es singular. Mozart hizo estallar las reglas vigentes y
estuvo muy por delante de su época en la armonía, la
instrumentación y los principios de la composición.
En sus trabajos libres, como piezas cortas para amigos o cánones
humorísticos, incluyó detalles musicalmente divertidos
e incluso algunas bromas obscenas.
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